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Ganadería intensiva. En la Patagonia apuestan a la remolacha forrajera

La chacra La Amalgama, de 300 hectáreas, está a cinco kilómetros de Viedma, en el Valle Inferior del río Negro, en el este de la provincia homónima. Por su ubicación, recibe riego por inundación a través de un sistema de canales, desagües y acequias construido hace muchos años.

El clima de la zona es severo, se define como semiárido mesotermal, con balance hídrico deficitario ya que llueven solo 300 milímetros en el invierno, cuando el crecimiento vegetal es mínimo por las bajas temperaturas.

Los suelos del campo son pesados y heterogéneos por ser anteriormente lecho del río. Además, para desarrollar el riego hubo que nivelar el campo y "rebanar" las capas superficiales de algunos sectores, lo que redujo su dotación de nutrientes, aspecto que se evidencia en el desarrollo desparejo de los de los cultivos, sobre todo del maíz.

La Amalgama es manejada por la familia Montefiore (Luis y Mabel, padres, y Claudia y Jorgelina, hijas). La empresa se fundó hace 25 años con un planteo de tambo impulsado por Luis, un entusiasta de las vacas lecheras. Durante un tiempo le entregaron la producción a la fábrica Gándara de Viedma, una firma que los había invitado a hacer las fuertes inversiones que demanda la producción láctea. Sin embargo, al poco tiempo la usina cerró, aunque les enseñó a hacer quesos a sus remitentes para disminuir el perjuicio provocado.

"De no saber nada de la producción y de la comercialización de quesos, pasamos obligadamente a la situación contraria; sin embargo, en poco tiempo logramos un producto con la marca del campo que fue reconocido por lo compradores de la zona", rememora Jorgelina Montefiore.

Hace tres años, algunos integrantes de la familia tuvieron problemas de salud y tomaron la decisión de dejar la esforzada producción lechera y buscar un planteo menos demandante: la cría y engorde vacunos. "Trajimos las vacas de cría que teníamos en otras chacras, reconvertimos el capital tierra y reunimos 300 hectáreas para trabajar con un esquema ganadero intensivo de ciclo completo ciento por ciento sobre riego", apunta Jorgelina.

Hoy La Amalgama tiene 400 vacas de cría y recría y engorda más del 50% de los terneros producidos.

La cadena forrajera está integrada por pasturas consociadas de alfalfa bajo riego, verdeos de invierno sembrados sobre rastrojos de maíz, rollos, silaje de maíz y remolacha forrajera.

Cría y recría

En la mayor parte del año, la cría vacuna se desarrolla principalmente sobre pasturas de alfalfa bajo riego. Con esa excelente alimentación, las vacas alcanzan 96% de preñez y 94% de destete. El alto costo forrajero se justifica por la muy buena performance animal y por el mayor valor de la hacienda en la Patagonia. En invierno quedan "confinadas" en algún lote de agropiro viejo o en un potrero de baja productividad y se suplementan con silaje repartido con un mixer. También, en los días que no llueve, salen a un verdeo de invierno como cebada, avena o triticale.

En la chacra hay dos épocas de servicio con inseminación artificial para disponer de terneros todo el año: a) el periodo clásico a partir de noviembre, que genera terneros a partir de agosto y b) el servicio partir de mayo-junio, que produce terneros en febrero-marzo. Con ese esquema se busca evitar la concentración de las ventas.

Luego del destete, la recría se desarrolla sobre alfalfa o una combinación de silaje de maíz y rollos, para sumar kilos antes de la etapa de terminación.

La remolacha forrajera -Beta vulgaris L- es una planta bianual que produce forraje con la parte aérea y con las raíces tuberosas, que alcanzan normalmente de tres a cinco kilos. En la chacra de los Montefiore se usa para engordar los novillos.

"Hace tres años que empezamos con la remolacha forrajera a partir de semilla provista por KWS y con el asesoramiento del INTA Valle Inferior, y obtuvimos muy buenos resultados en el engorde", cuenta Jorgelina.

La parte aérea de la planta aporta un gran contenido de proteína y las raíces tuberosas, que también son consumidas por los animales, energía.

Aprovechamiento

En "La Amalgama" la remolacha se aprovecha directamente, con alambrado eléctrico y pastoreo frontal. "Al entrar al lote, primero los animales consumen las hojas verdes; una vez agotada esa disponibilidad empujan y extraen las raíces tuberosas que sobresalen de la tierra, por su alta palatabilidad y digestibilidad", explica.

El aprovechamiento exige un período de adaptación para evitar la acidosis provocada por el alto contenido de azúcares rápidamente fermentables de las raíces. "Igual que con los granos, se restringe el consumo durante los primeros 15-20 días hasta que los animales conocen las raíces y se autolimitan en la ingestión de energía", aclara Jorgelina. En ese periodo inicial, los animales se suplementan con rollos u otras fuentes de fibra.

En una primavera y verano normales, la remolacha sembrada en septiembre se puede pastorear a partir de abril-mayo para alimentar a los novillos en invierno, cuando al desarrollo de otros forrajes es muy pobre, excepto los verdeos.

La performance animal con la remolacha es muy satisfactoria: "se pueden lograr ganancias de 800 a 1200 gramos por día con altas cargas en el período de pastoreo otoño invernal", cuantifica Jorgelina. Y agrega: "el año pasado terminamos novillos con 340-350 kilos en septiembre, con alimentación sobre la base de remolacha, sin observaciones sobre la calidad de la carne ni de la grasa por parte del comprador". Los novillos del establecimiento La Amalgama son adquiridos por un carnicero local que paga un sobreprecio para asegurarse regularidad de entrega y calidad del producto final.

Manual para la siembra y manejo de remolacha forrajera

La remolacha forrajera exige una muy buena preparación de la cama de siembra mediante labranza convencional porque la semilla es muy chica y debe ubicarse una profundidad no mayor de 1,5cm para que la raíz tuberosa desarrolle superficialmente. También hay que asegurar la descompactación del perfil para que pueda desarrollar sin limitaciones.

Se implanta en septiembre una vez que se alcanzan más de 10°C en el suelo, en surcos separados 70cm con sembradora neumática. Enseguida hay que controlar el desarrollo de malezas con un herbicida selectivo -Betanal- cuando están en estado cotiledonal. Las malezas -sanguinaria , morenita, cardos- proliferan en el Valle Inferior porque desarrollan a partir del "banco" de los suelos y de semillas que vienen en el agua del riego. Para atenuar este problema, se puede sembrar remolacha después de un maíz RR.

El crecimiento inicial es rápido y se busca una raíz grande, que sobresalga del suelo para que los novillos pueden extraerla empujando. Una vez nacido el cultivo, hay que evitar el desarrollo de plagas, particularmente de la chicharrita que transmite el fitoplasma que produce el marchitamiento amarillo. Eso exige aplicar insecticidas en cobertura o en el perímetro del lote cada 15-20 días.

Para que las plantas desarrollen con vigor y alto contenido de proteína se deben fertilizar con nitrógeno. Un ensayo desarrollado por la EEA Valle Inferior del INTA midió una producción de 10 toneladas de materia seca por año en cultivos sin fertilizar. La producción aumentó a 17 t con 100Kg/ha de nitrógeno y llegó a 27,5t con 200kg/ha.

Una vez logrado el cultivo, se puede aprovechar con vacas lecheras o para engorde bovino por su capacidad de sostener altas cargas por hectárea y aportar energía con las raíces tuberosas.

No se aconseja repetir el cultivo en el mismo lote por el riesgo de ataques de hongos y nematodes. Es preferible rotar con maíz o alfalfa y volver a remolacha luego de cuatro o cinco años. Una enfermedad frecuente de la remolacha es la provocada por un hongo del género Rhizoctonia que provoca necrosis de las raíces. También se han detectado ataques de oídio, que desarrolla un micelio blanquecino en ambas caras de las hojas.

En Nueva Zelanda se cultivan 60.000 hectáreas destinadas al pastoreo de vacas lecheras y hacienda de carne. También se utiliza en tambos chilenos.

Radiografía de una zona de producción particular

El Valle Inferior del río Negro se extiende por aproximadamente 100km de largo y 8 de ancho cerca de la desembocadura en el océano Atlántico. El paisaje original era monte ralo y peladales salitrosos con escasa vegetación

Las obras para habilitar 65.000 hectáreas comenzaron con un crédito del BID en 1962 y luego fueron progresando con el apoyo del INTA y de un programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en conjunto con la FAO.

Cuando se iniciaron las obras del valle, se establecieron tres tipos de parcelas productivas: a) de 20 a 30 hectáreas con las mejores tierras, para cultivos frutihortícolas; b) de 60 a 80 hectáreas, con tierras de menor calidad, para desarrollar una cuenca lechera y c) de 100 a 120 hectáreas, con las tierras más flojas para explotaciones ganaderas de carne

Riego

En las chacras del valle, el riego es por inundación mediante canales. Cada chacra tiene turnos. Semanalmente pasa el canalero y abre las compuertas según la necesidad de agua. La compuerta queda abierta durante siete días. Este servicio impone un nivel de costos altos para los productores

Actividades

El destino inicial de las tierras fue variando y hoy muchas son alquiladas para producir cebolla por parte de arrendatarios que operaban en el río Colorado, que en los últimos años redujo el caudal, por lo que los turnos de riego son más acotados y no alcanzan para cubrir los altos requerimientos del cultivo

Además de la producción ganadera bajo riego, otra actividad difundida es la producción de maíz para grano. También se desarrollan los frutos secos -nueces, avellanas- y la alfalfa para corte y confección de megafardos y rollos.