La Galería Güemes: un pasaje arquitectónico entre Buenos Aires y Europa

Buenos Aires, 23 abr (EFE).- La elegancia de las galerías europeas y la modernidad de los rascacielos confluyen en una obra arquitectónica de la "belle époque" argentina: la Galería Güemes, un mítico edificio de Buenos Aires que fue residencia de Antoine de Saint-Exupéry, escenario de la película "Evita" con Madonna y pasaje inmortalizado por Julio Cortázar en el cuento "El otro cielo".

Inaugurada en 1915, con 87 metros de altura -cuatro torres de 14 pisos y un mirador de 360 grados-, fue durante años el punto más elevado de una floreciente capital, que en los albores del siglo XX se cinceló con la impronta de arquitectos europeos, como el italiano Francisco Gianotti.

"Gianotti hizo confluir en la Galería Güemes los grandes rascacielos de Chicago con las galerías europeas", comenta a Efe Cecilia Osler, presidenta del directorio que administra el edificio.

SU CONSTRUCCIÓN

En plena Primera Guerra Mundial, el barco en el que llegaban las terminaciones provenientes de Europa se hundió.

"Tuvieron que volver a encargar y hacer enviar a Argentina todas las terminaciones que venían de Europa. Sin embargo, eso no hizo que Gianotti difiriera un solo día la inauguración del edificio, que fue el 15 de diciembre".

Osler destaca a la obra como "un exponente típico del 'art nouveau'", estilo que se exhibe fastuoso en su nave central, construida como pasaje comercial semipúblico, que comunica dos importantes arterias financieras de la ciudad.

Techos abovedados, frescos, columnas de mármol boticcino, cúpulas acristaladas y bronces con formas de la naturaleza, se extienden por ella, sus ascensores, torres, mirador y teatro en el que el 27 de febrero de 1917 se presentó Carlos Gardel y en 1996 se filmaron escenas de la película "Evita" de Alan Parquer, protagonizada por Madonna y Antonio Banderas.

HABITACIÓN 605

En 1929, contratado como piloto por la Compagnie Générale Aéropostale, desembarca en Buenos Aires el escritor Antoine de Saint-Exupéry.

Amante de la naturaleza, el autor de "El Principito" detestaba Buenos Aires, urbe a la que definía como "ciudad lúgubre" sobre la que "los arquitectos volcaron su genio en privarla de todas sus perspectivas".

En oposición a ese disgusto manifiesto, el escritor se mostraba conforme con su hogar eventual en una carta que escribió a su madre: "Alquilé un pequeño y encantador departamento amoblado. Esta es la dirección. Escríbeme siempre aquí. Galería Güemes, Calle Florida, departamento 605".

Fue en ese espacio en el que convivió junto a un cachorro de foca que habitaba su bañera y que había adoptado en uno de sus tantos viajes por trabajo a la Patagonia.

Lo cierto es que Saint-Exupéry no desaprovechó su tiempo en Argentina. Fue en ese período en el que escribió el manuscrito de su libro "Vuelo Nocturno", publicado poco después de su partida del país, donde también conoció a su futura esposa, la salvadoreña Consuelo Suncín.

EL ALMA DE LA GALERÍA

A pesar de ese esplendor inaugural, con el transcurso de los años la Galería necesitó una restauración y puesta en valor que comenzó en 2004.

"Hoy estamos orgullosos de esa puesta en valor, pero esa puesta en valor nos llevó a nosotros más tiempo de lo que le llevó a Gianotti construir todo el edificio", afirma Osler.

"En toda esta recuperación del edificio había que reconstruir la arquitectura y el alma también. Alma que fue conformando por cada uno de los personajes que la habitaron, transitaron, conocieron y la contaron en sus obras", exclama.

Uno de ellos fue el escritor argentino Julio Cortázar, quien la inmortalizó en el cuento "El otro cielo" publicado en su libro "Todos los fuegos el fuego" (Ed. Sudamericana, 1966): "Todavía hoy me cuesta cruzar el Pasaje Güemes sin enternecerme irónicamente con el recuerdo de la adolescencia al borde de la caída".

En el cuento, un corredor de bolsa conecta a través de las galerías de Buenos Aires con París y viceversa, una idea similar a la que Gianotti imaginó con la creación de la d Güemes: la unión de dos culturas que inició toda una nueva impronta en la arquitectura de la ciudad del tanguera.

Julieta Barrera

(c) Agencia EFE