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El futuro cambiante en China es una amenaza para un ilustre club italiano de fútbol

HONG KONG — Se suponía que el nuevo y derrochador propietario chino del Inter de Milán lo iba a regresar a sus días de gloria. Gastó grandes cantidades en prolíficos goleadores como Romelu Lukaku y Christian Eriksen. Después de cinco años de inversiones, el ilustre club milanés está muy cerca de conseguir su primer título de la liga italiana en una década.

Ahora, llegó el momento de saldar cuentas… y de pronto el futuro del Inter de Milán está en duda.

Suning, una empresa minorista de aparatos electrónicos y la dueña mayoritaria del club, está necesitada de efectivo e intenta vender su participación. El club está sangrando dinero. Algunos de sus jugadores han accedido a posponer el pago de sus sueldos, según una persona cercana al club, quien solicitó permanecer en el anonimato porque la información no es pública.

El Inter de Milán ha sostenido conversaciones con al menos un inversionista potencial, pero las partes no pudieron llegar a un acuerdo sobre el precio, según otras personas con conocimiento de las negociaciones.

Las aspiraciones de Suning en el fútbol también se están derrumbando en casa. De la nada, la empresa suspendió su equipo en el país, cuatro meses después de que el club ganó el campeonato nacional de China. Algunas estrellas, muchas de las cuales eligieron jugar ahí en vez de en el Chelsea o el Liverpool, han declarado que no han recibido sus sueldos.

China ha fracasado en su sueño de convertirse en un actor global del deporte más popular del mundo. Debido en parte a las ambiciones de Xi Jinping, el máximo líder de China y un fanático apasionado del fútbol, una nueva estirpe de magnates chinos invirtió miles de millones de dólares en clubes de marquesina y jugadores estrella, para transformar la economía del juego. Entre 2015 y 2017, los inversionistas chinos gastaron 1800 millones de dólares para adquirir acciones en más de una decena de equipos europeos y la liga nacional de China, empapada de efectivo, les pagó los salarios más altos de la historia a las contrataciones del extranjero.

Sin embargo, el despilfarro expuso al fútbol internacional a las peculiaridades del mundo empresarial chino. El profundo involucramiento del Partido Comunista deja vulnerables a las empresas frente a los cambios drásticos de dirección en los vientos políticos. Los magnates no tienen restricciones para gastar y a menudo carecen de experiencia internacional o sofisticación.

Ahora, los temas de incumplimiento, liquidaciones y salidas apresuradas dominan las conversaciones en las mesas de los consejos. Un magnate de la minería perdió el control del A. C. Milán en medio de cuestionamientos sobre su imperio empresarial. El dueño de un fabricante de jabones y una empresa de aditivos alimentarios renunció a su participación en el Aston Villa. Un conglomerado del sector energético perdió su participación en el Slavia Praga tras la desaparición de su fundador.

El apuro de Suning refleja por completo “el ascenso y la caída de esta era del fútbol chino”, opinó Zhe Ji, director de Red Lantern, una empresa de mercadotecnia deportiva que trabaja en China para equipos de fútbol de la élite europea. “Cuando la gente empezó a hablar sobre el fútbol chino y obtuvo tanta atención en 2016, todo llegó muy rápido, pero también se fue muy rápido”.

En 2016, Suning pagó 306 millones de dólares por una participación importante en el Inter de Milán. Suning es una marca tradicional en China, con tiendas llenas de computadoras, iPad y arroceras para la creciente clase media del país. Aunque se vio perjudicada por la revolución del comercio electrónico de China, uno de sus principales inversionistas es Alibaba, un titán de las compras en línea.

Cuando anunció el acuerdo por el Inter de Milán, Zhang Jindong, el multimillonario fundador y presidente de Suning, levantó su copa de champaña y habló sobre cómo el famoso equipo italiano —el cual desde 1910 ha ganado 18 campeonatos, pero ninguno desde 2010— ayudaría a su marca a nivel internacional y contribuiría a la industria deportiva de China.

Para vanagloriarse sobre “la abundancia de recursos” de Suning, Zhang prometió que el club iba a “regresar a sus días de gloria y convertirse en una propiedad más fuerte capaz de atraer a las principales estrellas deportivas de todo el mundo”.

Bajo el liderazgo del hijo de Zhang, Steven, ahora de 29 años, el club gastó más de 300 millones de dólares en estrellas como Lukaku, Eriksen y Lautario Martínez, un delantero argentino apodado el Toro por su incansable sed de goles.

Suning también accedió a pagarle 700 millones de dólares a la Liga Premier de Inglaterra por los derechos de transmisión de los partidos en China a partir de 2019, una maniobra que dejó boquiabierta a la industria.

Suning prodigó dinero en un club nacional que compró en 2015.

Las apuestas de Suning en el fútbol fueron hechas en mal momento. El gobierno chino comenzó a preocuparse de que los grandes conglomerados estuvieran pidiendo demasiado dinero prestado, una amenaza para el sistema financiero del país. Un año después del acuerdo por el Inter de Milán, los medios del Estado chino criticaron a Suning por su adquisición “irracional”.

Entonces, llegó el impacto de la pandemia. Aunque el Inter de Milán ganaba en el campo, perdía dinero en la taquilla del estadio San Siro, uno de los más grandes de Europa. Algunos patrocinadores se alejaron a causa de sus propias presiones financieras. El año pasado, el club perdió unos 120 millones de dólares, una de las pérdidas más grandes que hubiera reportado un equipo de fútbol europeo.

En China, Suning recibió el golpe tanto del comercio electrónico como del coronavirus. Sus problemas se aceleraron en otoño, cuando eligió no exigir el reembolso de una inversión de 3000 millones de dólares en Evergrande, un promotor inmobiliario y la empresa más endeudada de China.

La carga de Suning está a punto de volverse más pesada. Este año, debe hacer pagos de bonos por 1200 millones de dólares. La empresa se rehusó a comentar.

Suning comenzó a tomar medidas drásticas. El año pasado, abandonó su acuerdo televisivo con la Liga Premier.

Luego, en febrero, suspendió su equipo local, el Jiangsu Suning, casi cuatro meses después de que el equipo ganara el título de la Superliga de China en contra de un equipo controlado por Evergrande. Al menos uno de los fichajes extranjeros en el equipo ha contratado a abogados para que le ayuden a recuperar el sueldo no pagado, según una persona involucrada en la materia.

Sin capital nuevo, el Inter de Milán podría perder futbolistas. Si el equipo milanés no puede pagar los salarios o las cuotas de transferencias para los jugadores que se van, conforme las reglas del fútbol europeo, podría ser desterrado de las competencias más importantes.

“Estamos preocupados, pero todavía no tenemos miedo por esta situación: simplemente estamos esperando la noticia”, comentó Manuel Corti, un miembro del club de fanáticos del Inter de Milán en Londres.

“Como aficionados al Inter, nunca estamos seguros de nada hasta el último minuto”, mencionó.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company