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Las fuerzas miliares de EEUU dieron de baja a miles por la vacuna contra el COVID. Ted Cruz no quiere que pase otra vez | Opinión

Para muchos de nosotros en Texas, la pandemia probablemente se siente como si estuviera a un mundo de distancia, sobre todo porque tuvimos cuarentenas y mandatos de uso de mascarillas por poco tiempo. En la primavera de 2020, el gobernador Greg Abbott ya había hecho lo correcto y había abierto el estado, y más tarde ignoró la presión nacional para obligar a las escuelas a exigir vacunas. No fue así en todas partes.

Las fuerzas militares de Estados Unidos instituyeron un mandato de vacunación, y unos 8,000 que rechazaron una nueva vacuna sometida a pruebas apresuradas —y sobre la que más tarde supimos que la vacuna de Pfizer, al menos, no había sido probada para prevenir la transmisión del virus— fueron dados de baja con deshonor.

Hombres y mujeres, patriotas que aman a este país y que han estado en múltiples giras en el extranjero, que se han puesto en peligro en nuestro nombre, fueron dados de baja de la institución a la que se comprometieron, por una vacuna que probablemente no hacía lo que la Organización Mundial de la Salud, los CDC y UNICEF pregonaban que haría. (¿Recuerda la campaña de UNICEF? “Yo me vacuno por ti”).

En aquel momento, los mandatos de vacunación entre empresas y otras organizaciones podrían parecer lo correcto, y quizá lo eran, pero las cosas han cambiado desde entonces. A medida que el COVID seguía propagándose, aparentemente sin tener en cuenta quién había sido vacunado y recibido un refuerzo, los mandatos de vacunación se han ido levantando. Las personas vacunadas siguen contrayendo COVID, aunque la vacuna tiende a atenuar el efecto. Otros vacunados nunca han enfermado. Al parecer, el virus es indiscriminado.

Un juez estatal en Nueva York dictaminó que la obligación de vacunarse contra el COVID-19 impuesta por el estado a los trabajadores municipales se promulgó ilegalmente y que los 1,750 empleados que fueron despedidos por negarse a cumplir con la obligación y vacunarse deben ser readmitidos de inmediato con el pago de salarios atrasados.

Así pues, el senador Ted Cruz hace bien en presentar un proyecto de ley, la Americans Act, que prohibiría al secretario de Defensa promulgar otro mandato similar sin la aprobación del Congreso, protegería a los miembros de las fuerzas militares de futuras recriminaciones y exigiría al Pentágono readmitir a cualquier miembro del servicio separado únicamente por su condición de vacunación contra el COVID-19, en caso de que desee volver, así como su rango.

Según la oficina del republicano de Texas, la medida “se basa en la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2023, que incluía el lenguaje de la legislación que Cruz introdujo el año pasado para derogar el mandato de la vacuna contra el COVID-19 en el Departamento de Defensa”. Ese proyecto de ley también habría requerido un informe sobre cómo el departamento manejó las solicitudes de exenciones basadas en motivos religiosos u otras cuestiones.

El proyecto de ley, copatrocinado por varios otros senadores con un proyecto de ley complementario en la Cámara de Representantes, quizá no cobre velocidad, dado el control demócrata del Senado. Pero debería.

Unas fuerzas militares fuertes son una necesidad; no podemos permitirnos perder 8,000 soldados por algo así. Y nuestros militares se merecen algo mejor.

Nicole Russell es una colunista con el Fort Worth Star-Telegram @nrussell@star-telegram.com