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La fuente de la juventud de 42 kilómetros

Completa un primer maratón y rejuvenece una de tus arterias principales. Ese es el mensaje de un inspirador y nuevo estudio sobre corredores primerizos y sus aortas. La investigación revela que entrenar y culminar un maratón puede mejorar las arterias, haciéndolas más flexibles, saludables y biológicamente más jóvenes que antes, aun si los corredores son más viejos o lentos.

Sin embargo, el estudio también plantea algunos cuestionamientos válidos sobre si un único maratón es el objetivo ideal para las personas que esperan mejorar su salud arterial a largo plazo.

En el interior de la mayoría de nosotros, los que estamos en la mediana edad o somos más viejos, las arterias se están endureciendo. Nuestras arterias, por supuesto, transportan sangre oxigenada de nuestros corazones y, cuando están saludables y flexibles, se expanden y contraen como fuelles cuando la sangre corre a través de ellas, manteniendo la circulación fluida y constante.

Pero con el tiempo, la elasticidad de nuestras arterias disminuye y se vuelven rígidas. La sangre comienza a empujar y a aglomerarse contra las paredes inflexibles de las venas, la presión arterial se eleva, y los órganos que requieren una corriente sanguínea constante y ligera, como los riñones y el cerebro, pueden verse afectados.

Acertadamente, algunas investigaciones pasadas indican que el ejercicio podría alterar este endurecimiento arterial relacionado con la edad. Por ejemplo, los atletas veteranos más viejos tienden a tener arterias relativamente elásticas y receptivas.

Pero la mayoría de las personas no son atletas veteranos competitivos, y no se había esclarecido si las personas sedentarias pueden empezar a ejercitarse y todavía lograr mejorar el estado de sus arterias.

Así que, para este nuevo estudio, publicado este mes en el Journal of the American College of Cardiology, los investigadores del University College de Londres y otras instituciones, decidieron darle seguimiento a las arterias de un grupo de personas que se ejercitaban por primera vez. El foco fueron participantes primerizos de un futuro maratón de Londres.

Los investigadores se concentraron en participantes de la carrera que habían reportado en sus formularios de inscripción que eran debutantes en ese deporte, y que antes de inscribirse rara vez se habían ejercitado. Los científicos consiguieron más de 200 de estos hombres y mujeres, la mayoría de ellos sedentarios y de mediana edad, y los contactaron seis meses antes de la fecha de la carrera.

Estos futuros maratonistas accedieron a visitar el laboratorio de la universidad, completar pruebas de salud y condición física y someterse a un análisis sofisticado de sus aortas, diseñado para medir su flexibilidad. Nadie en el grupo mostró señales de enfermedad cardíaca u otros graves problemas de salud.

Cada corredor se dispuso a iniciar su programa de entrenamiento preferido. La mayoría de ellos trotaron algunas veces a la semana. Este entrenamiento continuó por seis meses, aunque algunos desarrollaron lesiones u otros problemas y se retiraron. Al final, 136 hombres y mujeres completaron el maratón, con un tiempo promedio de 4,5 horas para los hombres y 5,5 horas para las mujeres. Una o dos semanas después, regresaron al laboratorio para repetir los exámenes.

Sus aortas demostraron ser más flexibles en la actualidad. De hecho, sus arterias parecían haberse quitado el equivalente a cuatro años, en términos funcionales. La aorta de un maratonista de 60 años ahora se expandía y contraía con la misma flexibilidad que la de un participante de 56 años al principio del estudio, y, luego de la carrera, las arterias de ese participante de 56 años terminaron funcionando como las de uno de 52 años antes del maratón, y así consecutivamente.

Estas mejoras fueron más acentuadas en los corredores masculinos más viejos y en aquellos con tiempos de carrera más lentos. No dependieron de los cambios en la condición física o el peso de los maratonistas, los cuales, en la mayoría de los casos, habían sido insignificantes. Lo único que había importado era que las personas hubieran seguido su entrenamiento y participado en el maratón.

Estos hallazgos complacieron a los investigadores, según Charlotte Manisty, cardióloga asesora de University College de Londres y Barts Heart Center, quien supervisó el nuevo estudio. “Realmente no sabíamos” si las arterias de las personas sedentarias “podrían beneficiarse o se beneficiarían” del entrenamiento físico, especialmente si las personas eran más viejas o era claro que no tenían buena condición física. “Simplemente no sabíamos cuánta plasticidad aún tenían sus arterias”.

Sin embargo, la respuesta parece haber sido “bastante”, dijo Manisty. “Casi todos se beneficiaron, y aquellas personas cuyas arterias necesitaban de una ayuda mayor fueron los que más se beneficiaron”.

Sin embargo, estos resultados no consideraron el amplio número de potenciales maratonistas en el estudio que no se presentaron a la línea de salida. También se desconoce si el rejuvenecimiento de las aortas de los corredores perdurará o si los beneficios se perderán si no continúan ejercitándose.

“El ejercicio es genial para todo el cuerpo, incluyendo las arterias”, afirmó Julio Chirinos, profesor asociado de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, quien escribió el editorial que acompaña el nuevo estudio.

También es incierto si alguien debe completar los 42 kilómetros para mejorar su salud arterial, afirmó Chirinos. “¿Es esta la mejor dosis?” de ejercicio para producir arterias más sanas y jóvenes, se preguntó. Quizás menos ejercicio podría ser suficiente, o diferentes ejercicios de diversas intensidades, o cualquier rutina que las personas continúen realizando a largo plazo.

Manisty está de acuerdo. “Realmente no conocemos el umbral de la cantidad de ejercicios requeridos” para obtener los beneficios vistos en el estudio, afirmó. Sin embargo, ella y sus colegas esperan poder estudiar en el futuro los efectos del entrenamiento de otros eventos más cortos y también incluir a personas con enfermedades cardíacas, hipertensión y otros problemas de salud preexistentes.

Un grupo de corredores pasa por el Bronx durante el Maratón de Nueva York, el 3 de noviembre de 2019. (Karsten Moran/The New York Times)

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company