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La frontera más transitada del mundo, en calma tras la restricción al paso de EEUU a millones de mexicanos

Un hombre en el puente fronterizo de Córdova Americas en Ciudad Juárez

Por Lizbeth Diaz y Jose Luis Gonzalez

TIJUANA/CIUDAD JUÁREZ, México, 31 mar (Reuters) - Las restricciones impuestas para frenar el brote de coronavirus entre Estados Unidos y México han apaciguado la actividad en la frontera más concurrida del mundo, impidiendo que millones de mexicanos, incluidos compradores, cuidadores y empleados de empresas estadounidenses, realicen sus cruces cotidianos.

Al menos cuatro millones de mexicanos residentes en ciudades a lo largo de la frontera de 3,169 kilómetros se han visto afectados por la restricción de viajes no esenciales, la cual invalida en la práctica las visados que permiten cruces cortos para visitar a familiares, recibir atención médica o hacer compras.

Aunque estas "tarjetas de cruce fronterizo" B1/B2 se conceden oficialmente a visitantes, Reuters habló con casi dos docenas de residentes de Tijuana, Nogales y Ciudad Juárez que las usan para trabajar o para cuidar a familiares del lado estadounidense.

Todos los entrevistados dijeron que ya no podían cruzar, lo que implica un duro golpe a las empresas que ya se han visto afectadas con el cese de la actividad en Estados Unidos, incluyendo las del sector servicios y comercio e industrias vitales como la agricultura.

Las restricciones por el coronavirus prohíben todos los viajes no esenciales desde México hacia Estados Unidos. Sin embargo, no se han impuesto medidas similares a los ciudadanos estadounidenses que viajan hacia México.

"Le dije a mi jefa que no me podía arriesgar a perder la visa", confesó Rosario Cruz, de 28 años, madre de dos pequeños y quien trabajaba para una empresa de limpieza en California. "No sé qué voy a hacer sin dinero. Sólo estoy esperando un milagro".

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) dijo que no cuenta con una estimación de cuántos mexicanos con visados de turismo trabajan sin permiso en Estados Unidos, pero expertos en migración estadounidenses y mexicanos dicen que esa práctica es común.

Según un informe de la oficina de visados de Estados Unidos, que depende del Departamento de Estado, se han emitido más de cuatro millones de tarjetas fronterizas desde 2015, las cuales son válidas por diez años.

Antes de las restricciones impuestas por causa del coronavirus, más de 950.000 personas cruzaban en un día típico a Estados Unidos desde México, a pie o en automóvil, según datos oficiales.

Andrew Selee, presidente del Instituto de Políticas Migratorias con sede en Washington, dijo que limitar el transporte para contener la epidemia era comprensible, pero que en ciudades como San Diego o El Paso "las empresas que realmente deberían estar abiertas en medio de la crisis podrían quedarse sin empleados".

"Estamos hablando de trabajo agrícola, estamos hablando de cuidadores y probablemente de la producción de alimentos, como operaciones de enlatados y almacenamiento", aseveró.

¿ONDA EXPANSIVA?

Los cruces utilizados por peatones y automóviles se han vaciado debido a las medidas para contener la propagación del virus, junto con el temor de las personas a contraerlo, el cual ha infectado a más de 738.000 personas en el mundo y amenaza con desencadenar una masiva recesión.

Cindy Ramos-Davidson, directora de la Cámara de Comercio Hispana de El Paso, dijo que la falta de compradores mexicanos es "devastadora" para la industria minorista, además de que le preocupa la mano de obra para las granjas cercanas que cultivan chiles, tomates, heno y alfalfa.

"Dependen de los trabajadores agrícolas, los jornaleros", confesó tras reconocer que algunos de estos empleados usan visados relacionadas con el turismo para entrar en Estados Unidos.

Los trabajadores agrícolas son designados como viajeros "esenciales" bajo las nuevas reglas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés). Los trabajadores agrícolas que cruzan usando tarjetas fronterizas están atrapados en el lado mexicano.

El DHS dijo que las medidas no "perturbarían las cadenas de suministro esenciales". La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que el transporte de carga continúa y no es una amenaza.

Paola Ávila, vicepresidenta de asuntos comerciales internacionales de la Cámara de Comercio Regional de San Diego, aseguró que el mayor impacto del cierre de la frontera ha sido para el turismo que va de compras, el segundo mayor contribuyente a la economía de la ciudad.

Un gerente de un hotel de San Diego, que se negó a compartir su nombre porque la compañía emplea a mexicanos sin permisos de trabajo legales de Estados Unidos, dijo que las medidas diezmaron la fuerza laboral del establecimiento.

"El impacto fue tan grande que decidimos cerrar; los trabajadores legales no habrían podido hacer frente", confesó.

Ávila también está preocupada por el efecto en los residentes estadounidenses atendidos por familiares que cruzan desde México, y viceversa, especialmente en medio de una crisis de salud pública. "Si los hospitales se desbordan y comienzan a enviar a las personas a su casa para que sean atendidas allí, ¿quién los cuidará?", se preguntó.

Ese es el mismo miedo al que enfrenta Joel Sosa, de 45 años, cuyos padres mayores viven en El Paso. Por lo general, los visita tres veces por semana para limpiar la casa y llevar alimentos y medicamentos para la diabetes y el cáncer de su madre. Pero bajo las nuevas restricciones, ya no puede cruzar.

Cuando se le preguntó sobre ese tipo de casos humanitarios, un oficial de la CBP dijo a Reuters que sus agentes manejan tales situaciones de forma discrecional, caso por caso.

"Es indispensable que yo vaya", dijo Sosa, temeroso por sus padres. "No pueden ir a la calle para nada porque son más susceptibles (al coronavirus)".

(Traducido por Abraham González; editado por Diego Oré.)