La frase de Diego Schwartzman luego de vencer a Rafael Nadal y el punto que le dio el mejor triunfo de su carrera

Siete años después de haber jugado con el español Rafael Nadal por primera vez, Diego Schwartzman logró ganarle de manera brillante un partido al mallorquín, en la décima vez que se enfrentaron. Lo derrotó en dos sets en el partido por los cuartos de final del Masters 1000 de Roma. Por eso, el grito que tenía contenido retumbó como nunca en un estadio casi vacío, por la ausencia de público. "El tenis está loco", dijo el Peque, con una sonrisa que no le cabía en el rostro.

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Levantó los brazos y lanzó un grito cuando, por fin, pudo doblegar definitivamente al gigante. Algo así como un "¡síiiiiiii!" muy largo de alegría, incredulidad, felicidad. Miró hacia un costado, donde estaba su equipo, y luego del choque de su puño derecho con la raqueta de Rafa y el saludo al juez con el pulgar levantado, volvió hacia la cancha para repetir la escena de los brazos hacia el cielo, ya sin raqueta. No había un vendaval de aplausos que bajaran desde los costados, como en la vieja normalidad, pero era como si necesitara sentir que la cancha colmada estaba celebrando una de sus mejores conquistas, en la noche romana.

El punto de la victoria

"Es el mejor juego de mi vida. Nunca le había ganado a uno de los tres grandes. Es triste que no haya público hoy. Es un torneo raro, no son las mejores circunstancias para vencer a Rafa. Pero es el mejor partido de mi carrera", agregó el bonaerense, octavo preclasificado y número 15 del ranking mundial. Ya había tenido otro gesto: escribió "Argentina" en la lente de la cámara de TV, para que el mundo se enterara desde dónde había llegado.

Todos los números de un triunfo histórico

El Peque y Nadal tienen una muy buena relación, heredada en cierta forma del vínculo de Schwartzman con el extenista Juan "Pico" Mónaco, que lo ayudó en la evolución a Diego y funcionó como nexo. A tal punto que, en momentos en los que el argentino se queda en Europa, ambos se entrenan en la academia de Rafa. Los que los conocen aseguran que ambos se sienten cómodos peloteando por la intensidad con la que juegan.