Francia quiere sus colegios e institutos libres de móviles y prohibirá su uso hasta en el recreo

Aunque es una medida que ya se practica en algunas instituciones educativas francesas, el Gobierno quiere que sea algo generalizado. Que los alumnos de sus colegios e institutos no pueda usar el móvil ni siquiera durante el recreo o la hora del almuerzo. Según Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación, se trata de una cuestión de “salud pública”.

La medida está aún en desarrollo, pero la idea que tiene el gobierno francés es la de ponerla en práctica el próximo curso. Afectará a aquellos estudiantes que tengan entre 6 y 15 años. Estos, una vez que se ponga en marcha la nueva directriz, dejarán de tener permitido el uso de su terminal en los periodos de descanso mientras estén en las instalaciones.

Hasta ahora lo que estaba prohibido era el uso de los teléfonos durante las clases, pero Blanquer quiere ir un paso más allá. Tanto la comunidad educativa como la de padres no terminan de ver clara la medida ni su funcionalidad, ya que pueden darse casos en los que los móviles se usen como recurso educativo o en situaciones de emergencias.

No hay muchos detalles aún sobre cómo será la aplicación de la medida, si habrá un depósito a la entrada de los colegios e institutos para que los alumnos dejen ahí sus teléfonos hasta que acabe la jornada o cómo será el procedimiento. Lo que está claro es que el Gobierno está convencido de ponerlo en práctica. “Es bueno que los niños no pasen demasiado tiempo delante de ellas, sobre todo antes de los 7 años”, ha dicho el ministro de Educación.

Blanquer está preocupado por el notable aumento del uso de teléfonos entre los más jóvenes. La estadística dice que ocho de cada diez los lleva a clase actualmente cuando hace seis años solo era un 20%. Y cada vez los niños acceden a un teléfono a una edad más temprana.

Philippe Vincent, secretario general adjunto del sindicato de profesores francés, ha expresado sus dudas respecto a la medida. “Este nuevo anuncio del ministerio nos deja dudas. No entendemos cuál es el verdadero problema aquí. En general, las medidas suelen lógicas y pragmáticas pero en este caso no hemos encontrado ni la lógica ni el pragmatismo”, reconocía en declaraciones recogidas por The Guardian.