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Francés Ménard, de la ultraizquierda a alcalde apoyado por la derecha

Robert Ménard fue militante de ultraizquierda y fundador de Reporteros Sin Fronteras (RSF) antes de encarnar la estrategia de desdiabolización del ultraderechista Frente Nacional (FN), cuyos votos le permitieron este domingo hacerse con la alcaldía de Beziers (sur de Francia). "Es una victoria sin vencidos, porque es una victoria republicana", aseguró Ménard, que ya había encabezado el resultado de la primera vuelta con 45% de los votos y que en la segunda obtuvo casi el 47%, frente a 30,17% del candidato de la derecha tradicional y 18,65% del candidato socialista. Su campaña contó con el respaldo del FN, aunque según el propio Ménard, solo seis de los 49 miembros de su lista tienen el carné del partido de Marine Le Pen. Al FN su candidatura le vino como anillo al dedo en su estrategia de captar a un electorado reacio a su prédica antieuropea o que recela de la súbita moderación de las tradicionales diatribas antiinmigrantes, matizadas con salidas antisemitas, del fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, padre de la actual jefa del partido. En Beziers, una ciudad de 70.000 habitantes, clasificada como la tercera más pobre de las cien mayores urbes francesas, Ménard encontró un terreno social propicio y buena conexión con una población de franceses repatriados de Argelia, al igual que él, tras la independencia de este país en 1962. Nacido el 6 de julio de 1953 en Orán, Ménard cruzó el Mediterráneo a los 9 años. Estudió en un colegio católico y pensó en abrazar la vida religiosa antes de emprender estudios de filosofía y convertirse al anarquismo y posteriormente al trotskismo. En los años 70 formó parte del movimiento de creación de radios libres, desafiando al Estado francés, que controlaba de forma monopólica el sector audiovisual. En 1985 fundó Reporteros Sin Fronteras (RSF), una ONG que hoy tiene presencia en todo el mundo, para denunciar las violaciones a la libertad de prensa y defender a periodistas presos. Sus acciones fueron a menudo espectaculares, pero nunca violentas. En 2008 enfureció al régimen comunista chino, perturbando en París el recorrido de la antorcha olímpica de los Juegos de Pekín. Ese mismo año abandonó RSF y desde entonces dio un nuevo giro a su vida política. Estableció contactos con movimientos de extrema derecha y en abril de 2011 publicó "Viva Le Pen", un libro con el que pretendía denunciar "la censura de la prensa biempensante". RSF no tardó en tomar distancias. En un comunicado emitido en junio de 2013, los actuales dirigentes subrayan que las posturas políticas de Ménard "no comprometen de ningún modo a la organización" que dirigió durante veintitrés años. Muchos excolaboradores de Ménard le dirigieron una carta abierta, publicada ese mismo mes en el diario Libération, en la que proclamaban: "Tu camino se apartó definitivamente del nuestro, tal como se apartó del de RSF".