Francia: los cambios en el gabinete no reflejan la promesa de "reinvención" de Macron

PARÍS.- Cambiar para que nada cambie. Tras 48 horas de intensas negociaciones, Francia conoció ayer la composición del gabinete que acompañará al nuevo primer ministro, Jean Castex, durante los dos años que le quedan de mandato a Emmanuel Macron. Un equipo en el que los hombres cambian, pero no el color político -siempre de centroderecha- ni los objetivos, a pesar de las promesas del presidente durante la pandemia.

"Un gabinete de misión y de unión", para llevar a cabo "la reconstrucción económica, social, medioambiental y cultural de nuestro país". Esa fue la hoja de ruta declarada por el presidente para el nuevo equipo anunciado anoche por el Palacio del Elíseo.

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Para lograrlo, Macron y su nuevo jefe del gobierno parecen haber apostado por la experiencia más que por la novedad. Sin sorpresa, dejaron su puesto tres ministros fuertemente criticados, Christophe Castaner (Interior), Nicole Belloubet (Justicia) y Muriel Pénicaud (Social).

Los reemplazan Gérard Darmanin, exresponsable de Cuentas Públicas y uno de los más fieles miembros del presidente, que tendrá ahora la dura tarea de recuperar la confianza de las fuerzas del orden, tras un período de extrema tensión con su antecesor.

Al frente de Justicia estará Eric Dupont-Moretti. El abogado penalista más célebre de Francia, de 59 años, gran figura mediática, provocador y voluntariamente agresivo, defensor de terroristas y estafadores, y violentamente crítico del poder de los jueces, su nombramiento dejó perplejos a los franceses, provocando anoche reacciones negativas en los sectores más moderados del espectro político.

Barbara Pompili, de 45 años, será la nueva ministra de la Ecología. Exsecretaria de Estado a cargo de la Biodiversidad, exmilitante verde convertida al partido presidencial, su nombramiento tampoco dejó de sorprender debido a su bajo perfil.

"En las actuales condiciones, todos esperábamos un gesto fuerte en ese terreno. Pero es obvio que el presidente no tiene ninguna intención de cambiar", analiza Julien Bayou, secretario nacional de Europa Ecología-Los Verdes, grandes ganadores de las últimas municipales.

Una semana después de esas elecciones, marcadas por una abstención récord, el presidente hubiese podido -en nombre de un reequilibrio de fuerzas- reemplazar a su primer ministro, Edouard Philippe, surgido de las filas de la derecha gaullista (Los Republicanos - LR), por una figura de izquierda, y terminar así con las críticas que lo acusan de ser el presidente de la derecha, al servicio de los poderosos. O, al menos, dar a su nuevo equipo gubernamental un tinte más multipartidario.

"Macron no hizo ninguna de las dos cosas. Cambió un primer ministro de derecha por otro de derecha y nombró un equipo gubernamental para seguir con la misma política", señaló Boris Vallaud, vocero del Partido Socialista (PS).

Para la oposición y numerosos miembros de su propio partido, ese "nuevo gobierno", inclinado a la derecha de tendencia de Nicolas Sarkozy -el expresidente convertido en consejero extraoficial de Macron-, no encarna en nada la "reinvención" prometida por el presidente. Lo prueba no solo la llegada del nuevo premier, Castex, sino la de otras figuras que entraron ayer al gobierno, como la nueva ministra de Cultura, Roselyn Bachelot, allegada a Castex y exministra (de Ecología, de Salud Pública y de Deportes) durante las presidencias de Jacques Chirac y de Sarkozy.

El mismo jefe del Estado se encargó de disipar toda duda en vísperas de la reorganización gubernamental declarando en una entrevista: "Estoy convencido de que el objetivo que me fijé en 2017 (cuando llegó al poder) es el correcto".

Una insistencia difícil de comprender, teniendo en cuenta la profundidad del cambio político, económico y social provocado por la depresión económica y el aumento vertiginoso de las preocupaciones ecológicas.