Los franceses ya no quieren ser agricultores
Este fin de semana se ha inaugurado en París el Salón de la Agricultura. Este escaparate anual de la agricultura francesa suscita siempre mucho interés entre el público. Sin embargo, la profesión atraviesa una crisis por las dificultades para atraer a nuevos trabajadores.
La agricultura es actualmente la actividad económica que más ofertas de trabajo tiene. El principal sindicato, la FNSEA, ha identificado 257.000 proyectos de contratación para 2022. Esta cifra es muy superior a las necesidades expresadas en sectores con un alto nivel de demanda, como la gastronomía o el cuidado de personas a domicilio. Viticultores, tractoristas y recolectores son las profesiones en las que la escasez es más aguda. Esta crisis profesional no es nueva. El número de explotaciones agrarias disminuye desde los años setenta. El envejecimiento de la población acelera esta tendencia. Entre 2010 y 2020, 100.000 explotaciones habrán desaparecido por falta de comprador. Se han perdido 40.000 puestos de trabajo y la tendencia no se detiene. El mismo número desaparecerá en 2030. Para entonces, la mitad de los agricultores en activo se habrán jubilado y sólo uno de cada tres habrá encontrado sucesor.