Sándwich y los hombres detrás de otras palabras

Agosto. En el antiguo calendario romano el sexto mes se llamaba Sextilis, pero Octaviano Augusto, poseedor de un gran ego y también primer emperador de Roma, quiso ponerle al mes su propio nombre: Augustus (Agosto). No fue muy original su acción, ya que antes Julio César había hecho lo mismo, llamando Iulius (Julio) al quinto mes que solía conocerse como Quinctilis.

Guillotina. Esta máquina debe su nombre no a la persona que la inventó, sino a un doctor que propuso en 1789 un método de ejecución más humano. Siendo diputado en la Asamblea Constituyente francesa de París, Joseph-Ignace Guillotin, quien estaba contra la pena de muerte, pensó que un método de ejecución más humano y menos doloroso sería el primer paso para abolir la pena capital. Por eso sugirió el uso de una máquina que acabara de manera “inmediata” con la vida de los condenados. El diseño de tal aparato corrió a cargo del Doctor Antoine Louis. Marat comenzó a llamar a la máquina Louison o Louisette (en referencia a Louis), pero la mayoría de la gente prefirió llamarla Guillotina (aunque Guillotin y su familia jamás estuvieron de acuerdo con ello).

Sándwich. Se cuenta que J. Montagu, cuarto conde de Sandwich, era un tahúr empedernido, a tal grado que para no levantarse de la mesa durante las partidas y evitar ensuciar las cartas con los dedos, gustaba de comer emparedados (prácticos y limpios), logrando así la inmortalidad gastronómica. A este noble, tan asociado a la comida, también deben su nombre las islas Sandwich, curiosamente descubiertas por el explorador James Cook (“cook” es cocinero en inglés).

Linchamiento. Charles Lynch -plantador del estado de Virginia, EEUU, a cuya familia también se le debe el nombre de la ciudad de Lynchburg- luchó durante la guerra de independencia de ese país, y estableció una corte irregular dedicada a castigar a los lealistas. En 1780, Lynch y “amigos” descubrieron una sublevación monárquica, llevaron a los conjurados a juicio, pero estos salieron absueltos; lo cual no le hizo gracia a Lynch, quien decidió que los conspiradores fueran públicamente ejecutados. Y así fue, desde entonces su apellido está ligado a la definición: "ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo”.

Simonía. La compra o venta de cosas espirituales, o relacionadas con las espirituales, se llama así debido a un personaje llamado Simón el Mago. Él era un predicador itinerante de los tiempos de Cristo, que hacía “actos de magia” en nombre de Dios, e incluso trató de comprar dones divinos a los apóstoles. San Pedro reprendió a Simón por esas “fechorías”, y por eso el nombre de Simón quedó registrado para designar los actos de mercantilismo espiritual.

Sadismo y masoquismo. El término sadismo tiene su origen en D. A. François, marqués de Sade, escritor francés que ideaba perversiones sexuales, donde la excitación se logra cometiendo actos de crueldad en otra persona. El masoquismo también debe su nombre a un escritor: el austriaco L. von Sacher-Masoch, quien principalmente con su obra "La Venus de las pieles", retrató la perversión sexual de quien goza con verse humillado o maltratado por otra persona. Sade hubiera estado muy orgulloso de ser recordado por la palabra que se inspiró en él, pero Masoch nunca estuvo de acuerdo con que su nombre se relacionara con su correspondiente definición.