En Florida están muriendo más personas por covid-19 ahora que en ningún otro pico de la pandemia: ¿qué salió mal?

La pandemia de covid-19 se ha agudizado de modo muy severo en Florida, en gran medida por el azote de la muy contagiosa variante Delta, al grado de que en ese estado se registran actualmente más fallecimientos por esa enfermedad que en ningún otro momento de 2020 o 2021.

Florida es hoy en ese sentido el estado más golpeado de todo Estados Unidos.

¿Cómo puede explicarse esa desoladora realidad cuando hay amplia disponibilidad de vacunas contra el covid-19 y después de tantos meses de pandemia se ha constatado la efectividad del uso de cobertura facial y del distanciamiento social para mitigar el contagio?

Un paciente de covid-19 es trasladado a un hospital en Miami el pasado 16 de agosto de 2021. (Getty Images)
Un paciente de covid-19 es trasladado a un hospital en Miami el pasado 16 de agosto de 2021. (Getty Images)

¿Cómo puede explicarse tan gran cantidad de muertes si se considera que la enorme mayoría de ellas podrían haberse prevenido mediante la vacunación y se ha constatado que las personas no vacunadas y las que no usan mascarillas se colocan en un riesgo mayúsculo?

Según datos citados por Andrew Romano en Yahoo, durante el verano de 2020 se llegó en Florida a un pico de 185 muertes promedio por covid-19 al día, y cifras similares se registraron en el pasado invierno.

Pero ahora, en el verano de 2021, ese promedio se ha elevado drásticamente y llegado recientemente a registrar 228 muertes al día.

Hasta hace algunos meses, la estrategia en Florida de no establecer mandatos de uso de mascarillas y de mantener mayormente abiertas las actividades económicas, en paralelo a la vacunación, pareció dar resultado, pues los casos de covid-19 se mantuvieron relativamente bajos. Pero a partir de julio pasado, de acuerdo con datos recopilados por The New York Times, el número de casos se disparó, a causa de la irrupción de la variante Delta del covid-19.

Para mediados de agosto de 2021, la cantidad de casos y hospitalizaciones por covid-19 en Florida superó los récords previos y, ahora, las muertes también son más numerosas que nunca. La enorme mayoría de los casos graves y de los fallecimientos se estarían dando entre personas no vacunadas.

Según expertos de la Clínica Mayo citados por Romano, la amplia apertura de actividades que existe en Florida y el desdén hacia el uso de mascarillas mostrado por autoridades y amplias capas de la población entraron en ruda colisión con la variante Delta del coronavirus y desataron la presente crisis.

"Lo que es diferente en Florida es que, en relación con su baja tasa de vacunación…, la relajación del distanciamiento y del uso de mascarillas fue desproporcionadamente alta. Líderes expresaron desdén a las mascarillas y al mandato de usarlas. El número total de personas no vacunadas es alto. Y los hospitales han quedado rebasados", dijo el doctor Vincent Rajkumar, de la Clínica Mayo.

La situación es difícil en Florida pero, pese a ello, el gobernador Ron DeSantis se mantiene obstinado en no permitir que se establezcan mandatos al uso de mascarillas en las escuelas, lo que no solo ha provocado un grave conflicto de jurisdicción con los distritos escolares (con sus consiguientes ramificaciones políticas) sino que ello supone que el riesgo de contagio para los estudiantes, el personal escolar y sus familias se mantiene severamente alto.

Eso puede conducir a que más infecciones, hospitalizaciones y muertes prevenibles azoten el estado.

Los casos, por ejemplo, suman ya un promedio diario de 25,000, mucho más que el pico previo de unos 18,000 registrado en enero, según datos de Vox.

Ello se refleja en el hecho de que, desde que comenzó el año escolar en Florida, al menos 11,851 estudiantes y 2,610 empleados escolares ya han dado positivo de covid-19 y casi 30,000 personas han debido ponerse en cuarentena, indicó CNN.

DeSantis y quienes se oponen a establecer mandatos al uso de mascarillas alegan que esas disposiciones vulneran las libertades personales y que, dado que existe una vacuna y tratamientos (como los anticuerpos monoclonales), establecer tales mandatos no tendría justificación.

Pero las cifras récord de hospitalizaciones y muertes muestran que esos planteamientos resultan ominosos y equívocos. Ante la baja vacunación y la baja mitigación que existen en Florida, la variante Delta está provocando estragos y por ello resulta indispensable recurrir con mayor amplitud a todas las medidas disponibles para enfrentar la pandemia.

Un centro de vacunación contra el covid-19 en Altamonte Springs, Florida. (Getty Images)
Un centro de vacunación contra el covid-19 en Altamonte Springs, Florida. (Getty Images)

Es decir, se requiere vacunar a más personas y, también, reducir los contagios mediante la cobertura facial. Ante la realidad de que se están registrando tantas muertes prevenibles, el imperativo de salud pública debe prevalecer ante otras consideraciones, aunque en muchos casos, como sucede en Florida y en otras regiones, ello no se estaría dando con la amplitud y decisión que la crisis amerita.

Otros gobernadores republicanos, como el de Arkansas, se han arrepentido de haber prohibido el establecimiento de mandatos de uso de mascarillas. Pero DeSantis, al parecer, ha llevado demasiado lejos su oposición a esa práctica y todo ello se ha politizado severamente. Dar marcha atrás, así, sería entendido por muchos como un revés político para DeSantis y, en cierto modo, un reconocimiento de que el camino seguido hasta ahora en relación con la pandemia (sobre todo en meses recientes) no habría sido el adecuado.

Podría argumentarse que en medio de una crisis tan severa la política debería quedar de lado, pero no parece ser el caso en Florida, pues DeSantis tiene aspiraciones de gran calado para 2024 y muchos consideran que ello le impele a mantener el presente y ominoso rumbo.

Con todo, el panorama no sería muy auspicioso para DeSantis pues si bien mantiene apoyo firme en la derecha radical, la mayoría de los floridianos está en desacuerdo con él.

Según una encuesta reciente de la Universidad Quinnipac, 6 de cada 10 personas en ese estado apoyan el mandato de usar mascarilla en las escuelas; 46% cree que DeSantis está mermando los esfuerzos para frenar al covid-19 (41% dice que está ayudando a frenar la pandemia) y 61% cree que el actual auge de la enfermedad en Florida era prevenible.

Y también casi 6 de cada 10 floridianos no quieren que DeSantis compita por la presidencia en 2024.

Los mandatos al uso de mascarillas, cabe decirse, no son la panacea y los casos, hospitalizaciones y muertes por covid-19 han estado al alza en todo el país.

Pero el repunte se ha dado con especial agudeza en Florida y por ello redoblar allí (como en todas partes) las medidas para frenar la pandemia resulta imperativo, incluidas en ello acciones como promover y aumentar la vacunación y el uso de mascarillas y en general favorecer las conductas que reducen el riesgo de contagio.

Esas medidas no solo protegen la salud individual y la pública sino, también, la libertad individual y la vida misma. ¿Qué libertad le queda a la persona que falleció de covid-19 pero que podría haberse salvado si se hubiese vacunado y hubiese reducido sus riesgos de contagio usando una mascarilla?

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