Florida no puede funcionar sin mano de obra inmigrante, así que DeSantis, suerte con su represión | Opinión

Hace unos años mis vecinos y yo contratamos para instalar una nueva cerca de madera a un joven veterano de guerra estadounidense que había regresado de Afganistán y estaba comenzando su propio negocio.

La elección vino con todas las emociones patrióticas de sentirse bien al ayudar al veterano a alimentar a su familia y comenzar una nueva carrera. Pero resultó que su socio en el trabajo pesado era un refugiado venezolano recién llegado.

Al dejarlo solo para construir y atornillar la puerta de mi cerca, le di una propina de $20 cuando terminó. El hombre irrumpió en lágrimas y besó el billete. Su gratitud me conmovió; su lucha me era demasiado familiar.

Esta es la verdadera Florida, no la divisiva y xenófoba que el gobernador Ron DeSantis ofrece en conferencia tras conferencia de prensa en su trayecto hacia un cargo más alto.

En la última versión de su monstruosidad, DeSantis emitió una nueva y controvertida política de inmigración para el estado. Sus propuestas legislativas toman medidas enérgicas contra las prácticas laborales y lo más probable es que conduzcan, no solo a la discriminación contra los inmigrantes, sino que también perjudiquen a los propietarios de pequeñas empresas, naturalizados y nacidos en los Estados Unidos.

Las restricciones laborales draconianas de DeSantis también afectarán a las industrias de agricultura, turismo y construcción de la Florida, las mismas que financian sus campañas políticas.

Política xenófoba no es buen negocio

Si los inmigrantes de la Florida se tomaran en serio a DeSantis y su infame agenda, y comenzaran a ganarse la vida en terrenos quizás mejor pagados y más amigables en el noreste, la economía del estado se desplomaría en picada.

Los inmigrantes representan más de una cuarta parte de la fuerza laboral de la Florida, según el Consejo de Inmigración Estadounidense no partidista. Uno de cada cinco residentes de la Florida nació en otro país. Somos dueños de negocios y empleados, y con seguridad ayudaremos, por ejemplo, a reconstruir áreas en el suroeste de la Florida devastadas por el huracán Ian.

Con sus propuestas legislativas de adoptar protocolos de contratación más restrictivos en el sector privado, el gobernador se está involucrando en un juego político peligroso.

¿Es tan egoísta que no ve los anuncios de búsqueda en todo tipo de negocios: “Estamos contratando”?

Hable con los gerentes de hospitalidad o construcción, y le dirán que conseguir buenos empleados es complicado. Cuando logran contratar, los nuevos empleados no permanecen en el trabajo por mucho tiempo. No están preparados para resistir largas horas y trabajo duro. Los gerentes exasperados que hacen el trabajo de ellos y el de los trabajadores de servicios que se ausentan, también terminan renunciando.

No, la Florida no ha eludido la “Gran Renuncia” post-COVID.

Sin embargo, el estado logra prosperar porque tiene un grupo constante de personas dispuestas a trabajar fuertemente: nuevos inmigrantes que aportan la energía que supone la necesidad de trabajar.

Sin embargo, DeSantis cree que es más importante acosarlos y hacer del estado un lugar hostil para ellos. Está esbozando para sus complacientes soldados legislativos medidas más represivas de las que ya existen, tanto a nivel federal como estatal para desalentar a empleadores a contratar a indocumentados.

E-Verify ha estado vigente durante años. Ya es ley estatal y federal, y se aplica.

“Amenazar con criminalizar el uso de E-Verify contra los empleadores sin duda perjudicará en vez de ayudar a las empresas de la Florida y a nuestra economía”, dijo A.J. Hernández Anderson, abogado supervisor principal del Fondo de Acción del Centro de Leyes de Pobreza del Sur, en un comunicado.

Y también habrá repercusiones para los cuerpos policiales, agregó.

“La postura política de DeSantis tendrá un efecto caótico en la cooperación entre las fuerzas del orden público y las comunidades de inmigrantes, lo que producirá graves consecuencias para las familias inmigrantes, los niños y las personas de color en todo el estado”, dijo Hernández Anderson.

Dando forma a plataforma de inmigración

Es obvio por qué el gobernador está apropiándose de una autoridad que no es suya, ya que la inmigración es una política federal: el poder desenfrenado que representa la nominación presidencial del Partido Republicano.

Lo único que le importa a DeSantis es reforzar su plataforma de inmigración, mientras que los republicanos influyentes toman decisiones para 2024, para parecer más trumpiano que el campeón del odio a los inmigrantes, incluso cuando el expresidente los contrataba para utilizar su mano de obra barata.

Para DeSantis, sus víctimas, incluyendo a los DREAMers cuya matrícula estatal prometió quitarles, son prescindibles.

Es una política moralmente corrupta.

Mientras muchos de nosotros, los floridanos, estábamos instalados de manera segura en nuestros hogares, trabajando de forma remota durante el punto álgido de la pandemia de coronavirus, los trabajadores migrantes estaban trabajando y poniendo alimentos en nuestras mesas, limpiando (y algunos muriendo) en nuestros hospitales y asilos de ancianos abrumados por COVID.

Repito: DeSantis no solo está perjudicando a los recién llegados o a los indocumentados a quienes le gusta degradar, gastando millones en fondos de los contribuyentes para reubicarlos en estados azules con falsos pretextos.

LEA MÁS: Apoyados por DeSantis, legisladores quieren acabar con la libertad de prensa

Día sin inmigrantes

En su cruzada por el puesto más importante de la nación, DeSantis también está perjudicando a familias estadounidenses y frenando los lujos estadounidenses como el césped bien cuidado mientras crea lo que Hernández Anderson llamó “un estado de vigilancia”.

“La Florida es el hogar de millones de familias de estatus mixto”, dijo Hernández Anderson. “Las políticas xenófobas de DeSantis colocan a los residentes de la Florida en peligro de ser objeto de ataques injustos y perfiles raciales, independientemente de su estatus migratorio”.

Pero esa es la política imitadora de Trump de la firma DeSantis: apuntar a las minorías para diseñar una Florida que sea lo más blanca y atrasada posible.

Esta es mi contrapropuesta: que todos los que fuimos o seamos inmigrantes escojamos un día —importante, preferiblemente— y no trabajemos en esa fecha.

Que nadie se presente en los campos, en los hospitales, en las obras de construcción o en las oficinas de los periódicos para escribir sobre DeSantis.

Un merecido día de descanso que paralizaría a la Florida y realmente mostraría a todo el mundo lo que valemos.