Un hombre robó dos bulldogs de Lady Gaga tras disparar el miércoles por la noche al paseador de perros de la estrella. Gaga ofrece medio millón de dólares para recuperarlos
La vicepresidenta Cristina Kirchner, que se encuentra a cargo de la Presidencia de la Nación por el viaje a México de Alberto Fernández, ejerce ese rol desde Río Gallegos, adonde llegó hace una semana.
La exitosa misión de la NASA de llevar un robot de alta tecnología a Marte también escondía un mensaje secreto y otros elementos simbólicos.
No es el primero al que acusan de algo así. Ni tampoco será el último. Lo que da cuenta de que el problema es mucho más grande de lo que se cree. También debes ver: El peor perro guardián: así fue la reacción de este husky al ver cómo asaltaban a su dueño La batalla más absurda de dos chicos para ver quien tiene más ropa de la marca Gucci El militar liberado de un secuestro que confesó haberse encariñado con sus captores
CIUDAD DE MÉXICO, 25 feb (Reuters) - México reportó el jueves 877 fallecidos relacionados al COVID-19, elevando la cifra total de muertos a 183,692, en momentos en que los nuevos casos del coronavirus en el país vienen disminuyendo sostenidamente desde fines de enero. El brote surgido en China a fines de 2019 dejaba, además, 2,069,370 infectados conocidos, 8,462 más que en la víspera.
Mientras en la Argentina y Perú han estallado sendos escándalos por los “vacunagate”, en Venezuela inmunizar a los políticos chavistas por delante de médicos y ancianos es una práctica oficial. “En nuestro país, ya nada asombra ni escandaliza”, se quejó amargamente el excalde Ramón Muchacho, exiliado en Estados Unidos, tras conocerse que en su país los diputados de la revolución y grupo de militares, pasaban incluso por delante de buena parte del personal sanitario.
Comentarios que probablemente aviven la división entre los republicanos
Una reciente demanda y una serie de entrevistas y registros financieros están proporcionando una mirada más descarnada a la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, cuyos miembros, muchos de los cuales trabajan para medios poco conocidos, suelen describirse como temerosos, fuera de onda y ligeramente corruptos.
Luis Majul le habla al Presidente: "No nos vuelva a echar la culpa a los periodistas"El análisis de Luis Majul en +Voces
Brasilia, 24 feb (EFE).- El Senado brasileño aprobó este miércoles un proyecto de ley, que aún deberá ser analizado por la Cámara de Diputados, mediante el cual se autoriza a las empresas privadas del país a comprar sus propias vacunas contra la covid-19.
LAS autoridades sanitarias de México informaron que al día de hoy se registran 2,060,908 casos confirmados de COVID-19 y 182,815 muertos. Durante el informe técnico diario se señaló que de las personas que se han contagiado, 1,614,614 han logrado recuperarse de la enfermedad. En total hay 2,256,757 casos estimados del SARS-CoV-2, de los cuales el […]
La red social Facebook prometió este miércoles invertir al menos 1.000 millones de dólares para apoyar el periodismo en los próximos tres años, tras defender su gestión de la disputa con Australia sobre el pago a medios de comunicación.
Los asaltos en el transporte público del Estado de México son lamentablemente un acto criminal cotidiano, sin embargo los delincuentes cada vez son más violentos, muestra de ello es uno de los atracos que ocurrió recientemente en el municipio Coacalco. En un video captado por la cámara de video vigilancia del vehículo, se puede ver cómo dos sujetos abordan la unidad luego de hacerle la parada. "¡Órale, chinga$%& a su madre! ¡Los teléfonos, es en vivo! ¡A mí me vale ver%&, quiero todos los teléfonos!", grita el ladrón mientras ingresa apuntado a todos los pasajeros con una pistola. Luego de recoger varios móviles, el ladrón se dirige hacia una persona que se encuentra en una esquina y le comienza gritar mientras lo encañona, "¡El teléfono, el teléfono, el teléfono!" y lo amenaza, "¡Una, dos!", el criminal obtiene lo que quería y luego le advierte, "No me toques el fierro porque te mato, perro". El acompañante del sujeto se queda en la puerta, y mientras recoge los teléfonos golpea con la pistola la frente de uno de los pasajeros que comienza a sangrar. Tras ello los rateros comienzan a pedir a los pasajeros que ahora les entreguen su dinero, "Los billetes, quiero el efectivo. No me hagan un 'iris' porque los voy a matar eh, son dos cohetes, dos cargadores". Al terminar el robo los sujetos huyen y los pasajeros asustados y frustrados le reclaman al chofer, "¿Otra vez?, ¿por qué les hiciste la parada?". El atraco ocurrió según se ven en los datos del video, el pasado 19 de febrero a las 19:00 horas.
Guatemala, 24 feb (EFE).- El Gobierno de Guatemala afirmó este miércoles que cerró la adquisición de diversas vacunas contra la covid-19, incluida la de fabricación rusa, Sputnik, para su llegada al país en marzo.
México, 24 feb (EFE).- México reportó 1.006 nuevas muertes por la covid-19 en las últimas 24 horas para acumular un total de 182.815 víctimas fatales, informó este miércoles la Secretaría de Salud.
El nuevo gobierno está cambiando parte del enfoque de sus relaciones con Riad, dando mayor importancia al tema de los derechos humanos.
Senador de Texas avergonzado por el escándalo de las vacaciones en Cancún, sólo uno de los pretendientes republicanos emergentes que cortejan el voto de MAGA privado de sus derechos
LONDRES, 24 feb (Reuters) - Vantage Towers, la división de torres de telefonía móvil escindida de Vodafone Group, tiene previsto salir a bolsa a finales de marzo en una operación que podría valorar a la empresa en hasta 18.000 millones de dólares), lo que la convertiría en el mayor debut bursátil europeo en lo que va de año.
CIUDAD DE MEXICO.- La visita de Alberto Fernández a México quedó trastocada por el escándalo de las vacunas vip en la Argentina, que atormentó a la nutrida comitiva presidencial desde el momento en el que pisó la Ciudad de México. En el Gobierno reconocen los errores -ven una falla evidente en los protocolos-, pero creen que la crisis se exageró. La energía oficial está puesta ahora en dejar atrás las fallas y avanzar con la vacunación. A la par del escándalo, el viaje de Fernández dejó el fortalecimiento de un eje progresista con el gobierno de López Obrador, quien además ofreció su respaldo en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los padres han sufrido durante esta pandemia; en especial, las mamás. Lo sabemos gracias a las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, a las encuestas y a los estudios que han sobrevivido al escrutinio arbitrado. Los niveles de depresión y ansiedad materna pueden variar (de acuerdo con el nivel socioeconómico, el estado civil, así como las edades y las necesidades de sus hijos), pero al parecer el hecho constante es que son niveles elevados. ¿Por qué? Las madres han perdido de manera desproporcionada sus empleos y su seguridad económica durante esta pandemia y las cargas de la vida familiar recaen de forma desproporcionada sobre las que sí trabajan. El Estado les ha fallado rotundamente. No obstante, me pregunto lo siguiente, y no lo hago en vano, puesto que soy autora de un libro sobre la paternidad y madre de un adolescente: ¿por qué tantas madres que conozco sienten que son un fracaso en este momento? Es evidente que los problemas con los que lidiamos no son obra nuestra. Nosotras no soltamos una enfermedad zoonótica nueva en una población humana indefensa de miles de millones de personas. No cerramos nuestras escuelas ni pusimos fin a las citas de juego ni suspendimos la socialización de los adultos tal y como la conocíamos. No creamos una recesión mundial. Entonces, ¿por qué estamos tan ocupadas culpándonos de las consecuencias inevitablemente complicadas del caos histórico? ¿Puede explicarse tan solo por la propensión de las madres a la autorrecriminación casual? Tal vez en parte, pero también tengo una humilde hipótesis: esta pandemia ha provocado (no en todos los casos, pero sí en muchos) que nos sintamos más inseguras acerca de aspectos de nuestra forma de criar que de por sí nos provocaban inseguridad. Por ejemplo, tomemos el nada insignificante asunto de nuestro temperamento. Hace más de 20 años, Ellen Galinsky, presidenta del Families and Work Institute, tuvo la idea de encuestar a más de mil niños, cuyas edades oscilaban entre los 8 y los 18 años, acerca de cuál era su visión respecto a sus padres trabajadores. Los resultados fueron muy alentadores, en realidad, desde el punto de vista de una madre trabajadora agobiada por la culpa: solo el diez por ciento de los niños deseaba que sus madres tuvieran más tiempo para ellos. No obstante, ¿cuál fue el único aspecto en el que las madres tenían mucho margen de mejora? ¿En qué aspecto sacamos la peor nota? El control del mal genio. Solo el 28 por ciento de nosotras obtuvo un sobresaliente y el 41 por ciento recibió un suficiente o no aprobado. Muchas de nosotras gritamos mucho más de lo que les gustaría a nuestros hijos, incluso en las mejores circunstancias. Nosotros también lo sabemos, muy en el fondo. Como dijo la novelista Fay Weldon a The Independent en 1991: “Solo cuando tienes hijos te das cuenta de que no eres una persona agradable en absoluto”. En este momento nos encontramos en medio de una crisis global que parece diseñada a la perfección para hacernos más malas. Estamos encerrados. Estamos aislados y, como escribí a finales de la primavera pasada, no logramos encontrar la fluidez (mientras trabajamos, cuidamos, cocinamos, limpiamos o incluso vemos repeticiones de programas de televisión de mala calidad) porque las exigencias de los hijos, la casa, el trabajo (si tenemos la suerte de seguir teniendo uno) chocan entre sí y subdividen nuestros días en intervalos de actividades de dos minutos antes de cambiar a otra cosa. Todo son interrupciones, todo el tiempo. Esta disposición garantiza la presencia de mechas cortas y eso es exactamente lo que escuchamos cuando la pandemia llega a su primer aniversario: las madres están perdiendo la cabeza. ¿Acaso no es lógico, dado el aumento de nuestros niveles de angustia, que parte de eso se manifieste en forma de gritos? Como me escribió una madre de niños pequeños: “Nunca he sido una persona paciente, pero este año he gritado o regañado a mis hijos con una frecuencia que me ha sorprendido y asustado (directo a terapia psicológica)”. En diciembre, The New York Times abrió una línea telefónica para que las madres pudieran desahogar su furia en privado. “Llamaron cientos de personas”, afirmó en una entrevista reciente Jessica Grose, columnista del Times especializada en paternidad. “Muchas de ellas lo hicieron gritando, con gritos guturales y muchos improperios”. Es algo retorcido. La pandemia ha agudizado algo que ya era motivo de vergüenza para muchas de nosotras. La falta de autorregulación no es lo único que he escuchado recientemente. Si conversas con una muestra amplia de madres, una buena parte te dirá que están convencidas de que no hacen lo suficiente por sus hijos. Sí, sí, sí, saben, en algún nivel abstracto, que nuestro gobierno no ha hecho su trabajo y así ha sido durante años. Nuestras escuelas públicas están mal financiadas, mal ventiladas y sobrecargadas de obstáculos burocráticos, lo que significa que muchas de ellas no han podido estar a la altura del reto del aprendizaje sostenido y presencial; nunca hemos tenido guarderías asequibles en Estados Unidos y desde luego no las tenemos ahora. No obstante, eso no impide que las madres se reprochen a sí mismas, por no estar al tanto del plan de estudios a distancia; por no reprender a los hijos lo suficiente por sus tareas; por delegarle el cuidado de los niños a la computadora, a pesar de que es ahí donde la mayoría de estos niños ve a sus amigos hoy en día… divagando en la bruma del ciberespacio. En general, se culpan a sí mismas por no encontrar maneras interesantes de hacer que este tiempo sin precedentes tenga sentido. Una madre de dos adolescentes me escribió lo siguiente: Todo esto está remodelando la vida y la visión del mundo de mis hijos y no estoy haciendo mucho para ayudar con esa remodelación. No tenemos nuevas tradiciones familiares. No estamos haciendo voluntariado. No hemos ampliado nuestra comunidad. Vemos mucha más televisión y con frecuencia lo hacemos solos. Nos peleamos por rompecabezas y juegos de mesa y nuestra familia extendida odia Zoom. Sin embargo, una vez más, no puedo evitar notar que nos preocupamos por las mismas cosas que nos hacían sentir incompetentes antes de que comenzara la pandemia. En el estudio de Galinsky, a los alumnos de séptimo a duodécimo grado se les hicieron preguntas ligeramente diferentes sobre sus padres que a los niños más pequeños. Las madres seguimos obteniendo la peor puntuación en el control de nuestro temperamento, pero obtuvimos casi la misma puntuación en “saber lo que está pasando en realidad” en la vida de nuestros hijos (el 35 por ciento de nosotras obtuvo un sobresaliente) y en “establecer rutinas y tradiciones familiares” (el 38 por ciento). Al parecer, muchas de nosotras nacimos con una paciencia limitada y una imaginación promedio para divertirnos en familia. (Me incluyo. Mi idea de variedad pandémica consiste en encontrar películas de Paul Rudd cada vez más oscuras); sin embargo, aquí estamos, enfrentándonos a una catástrofe de categoría 5 que nos obliga a echar mano de los escasos recursos de la familia nuclear y de nuestros cerebros sumamente ordinarios (y a estas alturas sobredimensionados) para idear formas de afrontarla. Es difícil saber cómo consolarnos en este momento, pero, en lo personal, lo que me ha parecido de mayor utilidad es lo siguiente. Con respecto a nuestra falta de autorregulación: como le gusta decir a Galinsky, es imposible crecer sin conflicto. Si sentimos que tenemos más momentos de tensión y enfado estos días, eso significa que también hay más oportunidades de reparación. En cuanto a nuestra supuesta falta de compromiso: tenemos que recordar que la familia nuclear nunca nunca ha sido suficiente para criar a los niños. Incluso en 1962, una época de apogeo de las madres y las tartas de manzana en la vida estadounidense, nada menos que Benjamin Spock escribió: La mujer que se fastidia ante la monotonía de la crianza de los hijos (y supongo que a la mayoría de las madres les sucede en ocasiones) en realidad recibe un ataque desde dos frentes: la separación de la compañía adulta y el estar enfrascada en las continuas exigencias de los hijos. No creo que la naturaleza haya querido que esa relación fuera tan exclusiva. “Somos tan individualistas que nos consideramos responsables de nuestros éxitos y fracasos”, me comentó Galinsky cuando la localicé la semana pasada vía telefónica. “Mientras que yo he visto cómo el sistema de cuidado de los niños se tambalea al borde del colapso, he visto cómo las escuelas avanzan y retroceden respecto a lo que es seguro. ¡No deben esperar que seamos maestras! No lo somos. Los profesores son profesores y ahora podemos apreciar cuán buenos son los buenos”. En efecto. “En una situación positiva, añadió, podemos ser los padres que queremos ser. En las negativas es mucho más difícil”. ¿Pero qué fue lo más tranquilizador que me dijo Galinsky? Que los padres y los hijos rara vez ven las situaciones de la misma manera. Eso es lo que le han enseñado años de investigación. “Nos juzgamos con base en las cosas grandes”, dijo. “Pero son las cosas sencillas (como dar un paseo) las que marcan la diferencia para un niño. Para un niño, las cosas pequeñas son las importantes”. Antes de la pandemia, Galinsky, quien ahora también es directora científica de la Bezos Family Foundation, empezó a recopilar información para un libro nuevo y, cuando el coronavirus empezó a azotar Estados Unidos, decidió hacer otra ronda. Su hallazgo más interesante, desde mi punto de vista, fue el siguiente: los niños se sentían más apoyados por sus padres en su segunda ronda de investigación, no menos. Nuestros errores y deslices pueden ser para nosotros lo que los granitos son para un adolescente: no son tan terribles como parecen. Si lo tenemos en cuenta, podemos ser capaces de darnos un respiro y cruzar la línea de meta, quizás incluso con cierta dignidad intacta. This article originally appeared in The New York Times. © 2021 The New York Times Company