Se salta la cuarentena por el cumpleaños de su prometida, la nieta adolescente de Boris Yeltsin

Fiódor Smolov, delantero ruso del Celta de Vigo, sentado en el suelo tras una jugada en un partido de su equipo.
Fiódor Smolov durante un partido de Liga con el Celta. Foto: Pérez Meca/MB Media/Getty Images.

Lo que distingue a las personas (o al menos a la mayoría de ellas) de los robots es que, aunque ambos son estructuras complejas capaces de desempeñar tareas más o menos laboriosas con cierta eficacia, las que están hechas de carne y hueso poseen una cualidad de la que los trozos de lata carecen: los sentimientos.

Amor, pasión, ansiedad, toda una serie de comportamientos que, aunque en realidad no son más que reacciones químicas de diversa índole en el interior del cerebro ante determinados estímulos externos, nos confieren ese factor diferenciador tan difícil de definir que llamamos “humanidad”. Y que, aparte de eso, nos dan la capacidad de liarla parda en las situaciones más inoportunas.

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Desde este punto de vista, lo que ha hecho Fiódor Smolov es algo tremendamente humano. El delantero ruso de 30 años del Celta de Vigo no ha tenido mejor idea, en plena pandemia de coronavirus y con confinamiento obligatorio en los domicilios propios para todos los ciudadanos, que buscarse un avión privado y largarse de urgencia a Moscú, previa escala en Minsk, el pasado domingo por la mañana. Su excusa es estar con su familia en un momento tan delicado, lo cual no es del todo falso... pero, según cuenta La Gazzetta dello Sport, la historia tiene algún que otro matiz que merece la pena destacar.

Porque a quien quería visitar a toda costa Fiódor es a su prometida, María Yumásheva. Quien, probablemente, por el nombre no diga gran cosa a los lectores hispanohablantes, pero allá en Rusia es un personaje conocidísimo. Y no solo por su relación con Smolov, una de las grandes estrellas de la selección nacional, con la que lleva 14 goles en 39 partidos y disputó el Mundial de 2018 en casa con el 10 a la espalda.

María ya tenía fama de antes, de hecho desde muy pequeña era habitual verla en la prensa rosa de la patria eslava. Porque si en el este de Europa se siguiera la costumbre española de usar dos apellidos, estaríamos hablando de la (todavía) señorita Yeltsina.

Su abuelo era el mismo Boris que acabó con la antigua Unión Soviética, transformó Rusia en el país que es hoy (cada cual que juzgue si eso es bueno o malo) y que abrió la puerta al mandato de Vladímir Putin que todavía dura. Además, su padre Valentín Yumáshev fue un influyente periodista, asesor gubernamental y hoy promotor inmobiliario.

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Smolov quería ir justo ahora porque es un momento muy especial para María. Solo una vez en la vida se cumplen 18 años, y la suya es en estos días. La diferencia de edad entre ambos, y el hecho de que ella fuera menor cuando comenzó la relación, han generado polémicas incesantes en la opinión pública rusa. Eso sí, técnicamente no puede considerarse que haya cometido delito alguno, puesto que el código penal ruso, igual que el español, establece la edad mínima de consentimiento en 16 años. No obstante, para casarse sí es preciso que tenga 18.

En cualquier caso, no parece la mejor idea del mundo desafiar las recomendaciones de las autoridades sanitarias y las restricciones de la cuarentena para cruzarse toda Europa (de Vigo a Moscú, en línea recta, hay casi 4500 kilómetros). Smolov aseguró que el objetivo de su viaje era estar con su familia “debido a la situación que se presenta y al cierre de fronteras”, que siempre informó al Celta de sus movimientos, que tenía permiso del club y que está dispuesto a volver “en cuanto todo empiece a mejorar”.

En el equipo celeste, sin embargo, no ha sentado nada bien esta espantada. Medios como El Desmarque aseguran que tanto a él como a Pione Sisto, que también se marchó a Dinamarca hace unas semanas, se les van a aplicar medidas disciplinarias. Smolov llegó este mismo enero al Celta, en calidad de cedido por el Lokomotiv de Moscú, y de momento ha tenido poco tiempo para mostrar sus habilidades: antes del parón solo pudo jugar seis partidos con el conjunto gallego, en los que marcó un gol. Si es que alguna vez el coronavirus permite que se reanude el campeonato, los gallegos, que están en el puesto 17º apenas un punto por encima de las plazas de descenso, necesitarán que su rendimiento mejore mucho.

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