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Su feto tenía un defecto congénito mortal. Tuvo que volar fuera de la Florida para abortar

Anabely Lopes era la mujer que más deseaba tener un hijo, así que, a sus 44 años, se sintió extasiada cuando se quedó embarazada el año pasado y desolada cuando los médicos le dijeron que el feto presentaba una anomalía mortal.

Después de una dolorosa discusión con su esposo y sus médicos, Lopes decidió abortar, pero dijo que someterse al procedimiento en la Florida resultó complicado: días antes había entrado en vigor una nueva ley que restringía el acceso al aborto. Lopes pronto se encontró en un avión, abandonando el sur de la Florida para abortar en una clínica en Washington.

El martes, Lopes volverá a Washington, esta vez acompañando a la diputada Debbie Wasserman Schultz al discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Joe Biden, para poner de relieve los problemas que, de acuerdo con los activistas del derecho al aborto, se están produciendo en todo el país, a medida que los estados aprueban medidas más restrictivas en torno a los procedimientos para interrumpir los embarazos.

“El estado de la Florida ha puesto tantos obstáculos en el camino de las mujeres para que puedan enfrentar sus situaciones de salud únicas y potencialmente peligrosas, que hizo imposible que ella pudiera hacer lo que era mejor para su propia salud” y para su bebé, dijo Wasserman Schultz el lunes durante una conferencia de prensa en Sunrise.

Muchos estados han aprobado leyes más restrictivas sobre el aborto desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló en junio el caso Roe contra Wade, la histórica decisión de 1973 que convirtió el aborto en un derecho constitucional en Estados Unidos. El nuevo fallo del tribunal le dio a cada estado más poder para decidir su propia política sobre el aborto, incluida la prohibición del procedimiento.

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Los opositores al aborto argumentan que el procedimiento equivale al asesinato de un niño no nacido, por lo que al menos 12 estados tienen ahora una prohibición total del aborto, de acuerdo con Planned Parenthood, que envió a un representante a la conferencia de prensa del lunes. Algunos conservadores también han debatido leyes para dificultar el procedimiento fuera del estado.

La ley vigente en la Florida, que prohíbe la mayoría de los abortos después de las 15 semanas, fue aprobada antes de la trascendental sentencia del Tribunal Supremo, pero el estado podría ir más allá: el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, indicó la semana pasada, durante una conferencia de prensa en Tallahassee sobre el presupuesto estatal propuesto para 2023-24, que apoyaría la firma de restricciones más estrictas al aborto.

Una “decisión dolorosa”

En la rueda de prensa del lunes con Wasserman Schultz, Lopes dijo que su embarazo fue considerado de alto riesgo debido a su edad, un aborto espontáneo previo y su historial de trombosis.

Cuando estaba embarazada de 15 semanas, los resultados de las pruebas genéticas confirmaron lo que había indicado un análisis de sangre anterior: su hijo tenía trisomía 18, un trastorno genético que afecta al desarrollo y crecimiento del organismo.

Su médico le explicó que la mayoría de los bebés a los que se diagnostica esta enfermedad mueren antes de nacer o entre cinco y 15 días después de nacer debido a graves defectos, dijo Lopes, quien trabajó como enfermera durante 14 años en Brasil. A los pocos días Lopes y su esposo tomaron una decisión.

“Sentíamos que era nuestro deber proteger a nuestra hija de un sufrimiento negligente si llegaba a término. Tomamos la dolorosa decisión de ponerle fin a un embarazo muy deseado”, dijo entre lágrimas Lopes, quien se declara católica y se siente desgarrada por la decisión.

Sin embargo, Lopes dijo que se encontró con el obstáculo de la recién aprobada ley del aborto de la Florida, que entró en vigor el 1 de julio.

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La ley incluye excepciones para salvar la vida de la mujer, evitar lesiones graves o si el bebé tiene una “anomalía fetal fatal”. Dos médicos deben certificar por escrito que el aborto es médicamente necesario.

Pero sus médicos, de acuerdo con Lopes, tenían miedo de escribir las cartas necesarias. Presentaron los resultados de los exámenes y artículos sobre la trisomía 18, pero no escribieron las cartas confirmando que necesitaba el aborto.

En lugar de someterse al procedimiento en una clínica de Tamarac, Lopes viajó a Washington y se sometió a la intervención el 16 de julio, con 16 semanas y tres días de embarazo.

Fue una hazaña costosa que no todas las mujeres de la Florida pueden permitirse, dijo Wasserman Schultz, quien acusó a los republicanos de poner en peligro a las mujeres al restringir el acceso al aborto.

“Ponen en peligro a médicos que simplemente intentan cuidar de sus pacientes y asegurarse de que pueden darles la mejor atención médica posible; los ponen a ellos, a sus licencias y a su libertad —porque es un proceso penal— en peligro y ponen en peligro a mujeres como Anabely”, dijo Wasserman Schultz.