A Ferrari le parecía poco profunda la tumba de Charles Leclerc

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Charles Leclerc ha terminado sexto en Hungría cuando lo tenía ganado por culpa de una estrategia pésimas de Ferrari (Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)
Charles Leclerc ha terminado sexto en Hungría cuando lo tenía ganado por culpa de una estrategia pésimas de Ferrari (Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)

Se puede resumir la carrera del GP de Hungría de Fórmula 1 en una sola frase: exhibición de Verstappen tras el enésimo regalo de Ferrari. Cuando pensábamos que era imposible que los de Maranello regalasen más puntos a Red Bull y al neerlandés, llega una bochornosa ceguera que ha hecho que Leclerc pase de liderar a una misera sexta posición dejando ya la distancia a 80 puntos entre los dos candidatos al título.

Con Verstappen saliendo 10º y Pérez dos posiciones detrás, decíamos tras la clasificación que la oportunidad de Ferrari era prácticamente perfecta y salvo catástrofe tenían oportunidad de empezar a recortar en las luchas por los dos títulos en juego. No ha llegado la lluvia en la carrera de Budapest, pero desde el muro italiano a se han encargado de crear su propia tormenta perfecta.

La estrategia inicial de empezar con los medios no parecía lo mejor pero al menos la victoria de Leclerc y el podio parecía asequible. Pero no se esperaban la remontada de Verstappen y esto les ha provocado una crisis en que no sabían si su rival era el propio neerlandés o seguía siendo George Russell. Por ello, cuando el de Red Bull les ha lanzado un undercut para superar a Sainz se han precipitado con Leclerc. Lo han entrado cuando se estaba escapando en cabeza para poner los duros. Un suicidio que veíamos todos menos los italianos.

Vueltas antes tanto Haas como Alpine han puesto la goma más dura, pero con unas condiciones muy frías y el ritmo era pésimo porque era imposible poner los neumáticos en temperatura con un asfalto tan frío. Pues bien, un stint entero de pilotos como Alonso, Ocon o Schumacher no ha sido suficiente para ver que el neumático era un desastre. Quizás pensaban que con el Ferrari esto no iba a pasar. La cosa es que en cuestión de dos vueltas Verstappen le ha sacado las pegatinas al monegasco cuando la diferencia superaba los siete segundos antes de pasar por boxes.

Ni un trompo de Max ha evitado la masacre. El único que iba con los duros era Leclerc y claro, vueltas más tarde era Russell el que recuperaba la posición. Antes que la sangría fuera a más han entrado a Charles para poner la goma blanda. Ha finalizado sexto y tampoco ha conseguido hacer la vuelta rápida. De ganar con una mano, a perder un título porque tu equipo no es capaz de ver algo que ha visto absolutamente todo el mundo que estaba delante del televisor con la carrera puesta.

Pero es que estos regalos con Leclerc no son nuevos y cuando este se queja en Ferrari se exaltan porque nadie debe estar por encima del equipo. Pero llega un punto que parece que ni adrede se hacen tan mal las cosas. Ya le hicieron una estrategia muy mala en Silverstone y Mónaco cuando iba liderando y en Bakú y Barcelona el coche le dejó tirado yendo primero. Lo de este domingo ha sido el colmo porque lo tenían todo de cara. No estamos diciendo ninguna barbaridad si decimos que Charles está luchando con Max y contra la propia Scuderia.

80 puntos separan a Verstappen y Leclerc con más de la mitad del campeonato disputado. Tan solo Vettel en 2011 le sacaba más ventaja al segundo antes de irse de vacaciones. Y lo peor es que tiene más culpa de esa diferencia los fallos de Ferrari que el acierto de Red Bull. Verstappen lleva 8 victorias, sí, pero la velocidad no es para nada muy superior. Simplemente no falla. El Mundial de pilotos está listo para sentencia prácticamente y el de equipos va para el mismo camino. Si no ruedan cabezas en Maranello, a saber cuándo habrá más motivos.

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