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Fernández se fue del Flushing Meadows como la campeona moral indiscutible

Flushing Meadows (Nueva York, EE.UU.), 11 sep (EFE).- Nunca antes, en un torneo de Grand Slam, una tenista número 73 del mundo, con apenas 18 años, había sido capaz de alcanzar la final después de haber dejado en el camino a tres de las Top 10 y a dos campeonas como lo hizo la adolescente canadiense Leylah Fernández, que a pesar de perder el partido por el título del Abierto de Estados Unidos, se fue de Flushing Meadows como la campeona moral indiscutible.

Fernández, de padre ecuatoriano y madre filipino canadiense, no pudo superar en la final a la británica Emma Raducanu, de 18 años, que con un recorrido mucho más fácil y sin haber perdido ningún set, todos los partidos los ganó en dos corridos, llegó con más reserva física a la lucha por el título para hacer la diferencia con el triunfo por 6-4 y 6-3.

A pesar de la derrota, durante la entrega de los trofeos, los más de 23.000 aficionados puestos en pie en la pista central Arthur Ashe Stadium se pusieron de pie y le dedicaron más de varios minutos de una ovación permanente.

"Ha sido algo increíble el recorrido que he tenido en el torneo, que a pesar de la derrota, que creo que se dio porque cometí errores no forzados en los momentos decisivos, me voy mucho más convencida de todo lo mucho que puedo mejorar de cara al futuro", declaró Fernández. "Entristece perder el partido de la final, pero a la vez se que he crecido en todo los aspectos y eso es algo fundamental para mi futuro".

Fernández dijo que también estaba preparada para superar la derrota porque su familia siempre le había educado en los revés y en los triunfos que te puede dar la vida y estaba preparado para ello.

"Lo único que tengo que hacer después de esta derrota es crecer mucho más de cara al futuro y volver el próximo año convertida en una tenista más completa", destacó Fernández. "Además he tenido un torneo en el que he disfrutado al máximo de todo lo sucedido en Nueva York junto a mi familia y entrenador".

Fernández, que ganó en la tercera ronda a la campeona del 2020, la japonesa Naomi Osaka, tercera favorita, luego a la alemana Angelique Kerber, campeona en el 2016, además de a la quinta favorita la ucraniana Elina Svitolina y a la segunda, la bielorrusa Aryna Sabalenka, todos los partidos a tres sets, dijo que la experiencia había sido única.

"Creo que de cada partido saque grandes experiencias que van a servir muchísimo de cara al futuro", reconoció Fernández. "Pienso que hice un gran tenis, sobre todo nunca me sentí inferior a nadie y mentalmente estuve muy fuerte cuando el marcador no me era favorable".

Fernández reiteró que el agradecimiento a los seguidores neoyorquinos sería "eterno" porque gracias a ellos siempre se mantuvo en la pelea al igual que hizo su familia, su madre y hermanas que la acompañaron.

"Su apoyo incondicional y maravilloso, al igual que el de mi padre desde casa, ha sido la clave de que pudiese llegar tan lejos en el torneo", subrayó Fernández. "Sin ellos lo que he vivido en Nueva York no hubiese sido posible".

Fernández reiteró que sale mucho más fortalecida del torneo con la confianza que tiene todavía por delante un gran campo para crecer en todos los aspectos y volver el próximo año con el objetivo de hacer mucho mejor las cosas.

Algo que ya había manifestado durante la presentación del trofeo cuando los aficionados neoyorquinos se volcaron por completo con Fernández al vitorearla en todo momento, algo que hizo emocionar a la adolescente canadiense de 19 años que a partir del lunes formará ya parte de las mejores del tenis femenino mundial.

"Espero estar de vuelta aquí en la final y esta vez con un trofeo, el correcto. Con el trofeo adecuado", reiteró Fernández mientras se le llenaban los ojos de lágrimas durante la presentación del trofeo. "Esta derrota no hará más que motivarme de cara a que cada día me supere y pueda alcanzar otras metas importantes en mi carrera".

Esta vez no pudo conseguirlo ni el premio de 2,5 millón de dólares que se llevó Raducanu, se tuvo que conformar con 1,250 millones de dólares, pero si se quedó con el título de campeona moral indiscutible del torneo.

La legendaria Martina Navratilova, una de las decenas de figuras del tenis mundial que expresaron su felicitación a través de las redes sociales por lo visto en la final que protagonizaron ambas jugadoras, dijo que el espectáculo había sido grandioso con dos auténticas campeonas.

"Ha nacido una estrella -Emma Raducanu hace historia- nunca una clasificado ganó un título de Grand Slam, en hombres o mujeres, y ella recién está comenzando. Y nunca más tendrás que calificar", destacó Navratilova. "Leylah Fernandez volverá -ambas son campeonas, pero Emma tiene el trofeo- ¡¡¡bien hecho !!!",

Ese fue el sentir general que se vivió en Flushing Meadows al considerar que por primera vez en la historia del Abierto de Estados Unidos hubo de verdad dos auténticas campeonas, la que se quedó con el trofeo material y la que se llevó el moral.

(c) Agencia EFE