Federico Villegas Beltrán, el diplomático de carrera que hace equilibrio en la grieta

Federico Villegas, al exponer ante la ONU
Federico Villegas, al exponer ante la ONU

El argentino Federico Villegas Beltrán fue elegido por unanimidad como nuevo presidente del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un organismo que suele abordar temas conflictivos para el Gobierno, como las denuncias por violaciones a derechos y garantías en países cuestionados por Estados Unidos y la Unión Europea, como Venezuela, Nicaragua o Cuba.

Se trata de un diplomático que tiene un extraño privilegio. Desde ambas trincheras, a uno y otro lado de la grieta, destacan la “eficiencia” y el “profesionalismo” de este funcionario de carrera de tinte progresista, que elogió la “determinación política” de Néstor y Cristina Kirchner en materia de derechos humanos, pero es crítico de la situación política y de falta de garantías institucionales mínimos en la Venezuela chavista.

Desde su posición actual, y aún a riesgo de irritar al kirchnerismo duro, Villegas ha criticado duramente las violaciones a los derechos humanos en Venezuela y acompañado resoluciones condenatorias del Consejo de Derechos Humanos contra el régimen de Nicolás Maduro.

Nacido en Santiago del Estero, Villegas llegó en marzo del año pasado a Ginebra como representante permanente ante los organismos internacionales luego de una extensa carrera diplomática, que comenzó en 1993 al egresar del ISEN e incluyó destinos exóticos -fue cabeza de la embajada argentina en Mozambique (2016-2019)- y un extenso paso como representante alterno en la Organización de Estados Americanos (OEA), entre 1995 y 2003, durante los gobiernos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde.

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Pero su perfil se forjó, sobre todo, en su puesto de director general de Derechos Humanos de la Cancillería, cargo que ocupó en dos oportunidades: entre 2005 y 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner, y entre 2012 y 2015, en el segundo período de Cristina Kirchner en la Casa Rosada.

Cercano al excanciller y hoy ministro de Defensa, Jorge Taiana, Villegas supo cultivar amistades en todos los partidos. El exsecretario de Derechos Humanos de Mauricio Macri, Claudio Avruj, valora que durante su gestión en el primer gobierno kirchnerista se aprobó la formación de la Task Force para el estudio del Holocausto. “Fue un trabajo conjunto que hicimos, él en Cancillería y yo desde la DAIA, y en el que él fue fundamental”, afirmó Avruj a LA NACION. “Se apoyó mucho en nosotros y en todas las colectividades y minorías en aquel momento, y luego trabajamos bien durante nuestro gobierno”, agregó el exfuncionario.

Con estudios de posgrado en las universidades de Georgetown (EE.UU) y Oxford (Reino Unido), casado, con dos hijos e hincha de Boca Juniors, Villegas dejó plasmado su pensamiento sobre los derechos humanos en diversos artículos y escritos.

“Pasado el umbral de las tres décadas desde el retorno de la democracia, la Argentina se encuentra en un proceso de fortalecimiento de diferentes aspectos de su política de derechos humanos, que es observado con atención por la comunidad internacional y regional”, escribió en 2014, en un artículo denominado “La proyección de la experiencia argentina en derechos humanos: liderazgo, responsabilidad y oportunidades”, publicado por Infojus. En el mismo artículo, además, destacó “la determinación política de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner” para avanzar en que “los tres poderes del Estado removieran todos los obstáculos legales existentes con el fin de identificar y sancionar a los responsables de violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos”.

No se privó, no obstante, de cuestionar a aquellos países que “utilizan su poder militar o económico para hacer valer sus intereses nacionales afectando directamente la vigencia de los derechos humanos en otros países (…) y raramente se someten o a un mecanismo democrático y equitativo para tomar decisiones que impactan en la paz y seguridad de la humanidad”. Una crítica que podría aplicarse a distintas potencias, incluso a aliados del kirchnerismo como Rusia o China.