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Federación Africana: España no está preparada para una crisis migratoria

Las Palmas de Gran Canaria (España), 14 ene (EFE).- El secretario de la Federación de Asociaciones Africanas de Canarias (FACC), Teodoro Bondyale, considera que España "no está preparada" para un flujo migratorio como los que han recibido estas islas españolas en el último año, "ni quiere estarlo", y que todavía predomina la estrategia "de la recogida, no de la acogida"; porque acoger, subraya, exige respetar.

Activista por la democracia en su país de origen, Guinea Ecuatorial; residente en España desde hace 50 años, los cinco primeros como apátrida bajo tutela de ACNUR; enfermero, sociólogo e histórico representante de la comunidad africana en Canarias (Atlántico), Bondyale (Río Muni, 1951) analiza para Efe la situación que se ha vivido en las islas en un año, 2020, en el que miles de jóvenes volvieron a fiar todas sus esperanzas en el cayuco o la patera.

Y no oculta que le preocupa que "se vuelva a repetir". "Primero", explica, "porque no estamos preparados ni queremos estarlo, ya que prepararse para un acontecimiento de estas dimensiones supondría aceptar cosas que no queremos aceptar, como la desigualdad, la falta de democracia en los países de donde vienen esos jóvenes, aceptar la parte alícuota de responsabilidad que nos corresponde a los europeos sobre lo que está pasando en África".

Y, en segundo lugar, "porque es un drama, además sin un análisis serio". "Habría que preguntarse qué les pasa a unas personas jóvenes para que, en tal nivel de desesperanza, arriesguen sus vidas hasta superar la amenaza de la muerte. Saben que pueden morir, pero están convencidos de que la muerte luchando da sentido a sus vidas (...). Esos jóvenes del África negra están convencidos de que la salida está en Europa y están profundamente equivocados, pero no tenemos argumentos para convencerlos y tampoco los conocemos bien".

Más de 23.000 inmigrantes llegaron en 2020 a Canarias en patera o cayuco, pero otros muchos, cientos, se dejaron la vida en el océano: la Organización Internacional par a las Migraciones de Naciones Unidas (OIM) cifra las víctimas de la Ruta Canaria en un mínimo de 600, si bien desde el reconocimiento expreso de que está segura de que se le escapan numerosos naufragios con más fallecidos.

Teodoro Bondyale dice que en circunstancias como esta, "a veces", le puede el idealismo y piensa "en el discurso de Ubuntu", la regla ética de solidaridad que impera en numerosas culturas africanas.

"Es algo que nos han enseñado: uno no puede crecer en un pueblo solo, porque crecer solo es perderse, hay que crecer con los demás. A nivel global, lo hemos visto con la covid. No nos podemos defender de la pandemia un país solo, tenemos que defendernos todos y los estados que menos pueden han de ser ayudados por el resto", dice.

Pero el idealismo le dura poco, porque teme que si el episodio migratorio de 2020 se repite, "tendremos las mismas respuestas" que en el pasado, a pesar de que "nos han cambiado las preguntas".

"La covid nos ha cambiado. Ahora las fronteras están cerradas, no porque un país las cierre por decisión política, sino porque sanitariamente no nos conviene cruzar fronteras. Ese es un problema añadido para la gente que migra. Con el cierre de las fronteras, la gente quedó como varada; en Arguineguín (isla de Gran Canaria), por ejemplo", reflexiona.

"Y claro", añade, "tener personas encerradas en un muelle... El tema es qué hacer con ellas. Creo que estamos en una estrategia de recogida, no de acogida. Eso es muy importante tenerlo en cuenta. Si yo recojo a las personas, el trato es casi, casi de objetos. ¿Dónde las deposito después, qué hago con ellas? Eso es lo que va a pasar en el nuevo episodio de flujos migratorios".

Bondyale vuelve la mirada hacia la crisis de los cayucos de 2006, el único precedente en el que se superaron las cifras vividas en Canarias el año pasado, con casi 9.000 inmigrantes más (31.678).

Sin embargo, precisa, la situación económica entonces era diferente. "Este fenómeno migratorio coge a España en una situación muy complicada. El sur de Europa está empobrecido, Grecia, Italia, España, Portugal... y la acogida de los migrantes se ha convertido en un elemento que frena el desarrollo, en lugar de ser un elemento que hace crecer al país, como pasó en 2004-2006".

José María Rodríguez

(c) Agencia EFE