Levantarse con dolor en todo el cuerpo puede ser un síntoma de un problema crónico
El desconocimiento y el silencio en torno a esta enfermedad ha causado mucha confusión al respecto durante años. Al principio, quienes sufrían el 'síndrome de fibromialgia' (SFM) casi tuvieron que demostrar que se trataba de una condición médica real en la que el dolor y la fatiga crónica juegan un papel principal pero no exclusivo.
Nos estamos refiriendo a la fibromialgia, una condición crónica y compleja que afecta principalmente a las mujeres causando "dolores generalizados y un agotamiento profundo, y también una variedad de otros síntomas acompañantes. Muchas veces, se describe como un dolor de pies a cabeza", explica el doctor Javier Nicolás García González, del departamento de Medicina Interna de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN).
Los síntomas vagos y la dificultad para diagnosticar o incluso 'creer' en la fibromialgia (de la que todavía sabemos poco) hace que las personas que sufren esta enfermedad pasen por la vida con constantes estados de dolor o agotamiento, y muchas veces, sin el apoyo suficiente. Y es que las personas con fibromialgia pueden ser más sensibles al dolor que aquellas que no la tienen. Esto se conoce como percepción "anormal" del dolor.
El problema central que impide un diagnóstico fácil de la fibromialgia es que los síntomas varían y pueden ser intermitentes. No existe una prueba específica para la fibromialgia ya que no aparece en los análisis de sangre. Los análisis y las radiografías en esta enfermedad son normales y sirven fundamentalmente para descartar otras enfermedades que se puedan asociar a la fibromialgia. En cambio, los pacientes reciben un diagnóstico clínico, a menudo de un reumatólogo.
Los síntomas tampoco son fáciles de manejar. Normalmente incluyen fatiga crónica, dolor musculoesquelético y problemas cognitivos que incluyen problemas de memoria y concentración, conocidos como "niebla mental". Es decir, el síndrome en sí no se limita al dolor, aunque es un factor importante.
En efecto, es probable que las personas que padecen fibromialgia también tengan una mayor sensibilidad al dolor, "lo que significa que un pequeño estímulo da como resultado una respuesta al dolor relativamente mayor".
Sin embargo, a veces es difícil saber cuándo el dolor deja de ser algo normal y se convierte en un indicio preocupante. Y es que solemos pensar que cuantificar y clasificar el dolor es complicado, ya que su percepción es algo abstracto y subjetivo. Pero esto ya no es así.
En concreto, la palabra fibromialgia (FM) significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). Así que simplificando, si sufres dolores de tipo muscular y estás fatigado a menudo (cansancio crónico), no tardes en pedir cita a tu médico.
Normalmente la persona que busca la ayuda del médico suele decir “me duele todo”, pero otras veces define su malestar como un quemazón o dice que siente cierta desazón. Con frecuencia el dolor varía en relación con la hora del día, el nivel de actividad, los cambios climáticos, la falta de sueño o el estrés.
En concreto, existen una serie de puntos sensibles que se sitúan en las siguientes zonas del cuerpo, entre los que destacan:
Los músculos inferiores del cuello.
La zona alta del pecho, justo debajo de la clavícula.
Los músculos en la base del cráneo, en la nuca.
Los músculos trapecio de la espalda hacia los hombros.
La zona de la escápula (entre los omóplatos).
El área interna de las rodillas.
Los glúteos, en el tercio superior de la inserción de los glúteos, cerca de la cresta ilíaca.
Los codos.
La zona exterior de las caderas.
Una de las curiosidades que presentan estos puntos sensibles es que no se detectan alteraciones físicas en ellos, como inflamación o enrojecimiento, pero los cierto es que “la presión con el dedo en estos puntos desencadena un dolor intenso que, en ocasiones, hace que el paciente con fibromialgia retire el miembro de forma brusca y con expresión de dolor intenso”, explica a Webconsultas el doctor Javier Rivera, reumatólogo y portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER). No siempre duelen todos; puede que un día el enfermo sienta más dolor en unos puntos y otros días en otros, y también la intensidad del dolor puede variar, y que haya días "mejores" y días "peores".
En la exploración física, el médico identifica dolor a la presión en estos puntos determinados. Cuando los puntos dolorosos son más de 11 de los 18 señalados en una persona con dolor generalizado, se puede hacer el diagnóstico de fibromialgia.
Además del dolor, la fibromialgia ocasiona muchos otros síntomas: el 90 por ciento de los pacientes tienen cansancio, el 70-80 por ciento trastornos del sueño y hasta un 25 por ciento ansiedad o depresión. También son muy frecuentes síntomas como mala tolerancia al esfuerzo, sensación de rigidez generalizada (sobre todo al levantarse por las mañanas), sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies, hormigueos que afectan de forma difusa sobre a las manos, jaquecas, dolores en la menstruación, colon irritable, sequedad en la boca y los ojos.
Los afectados por la fibromialgia también pueden tener ansiedad, dolores de cabeza y afecciones gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable. Y es que no hay un caso igual. Mientras que en algunas pacientes la fibromialgia se manifiesta con un dolor intenso en la espalda que no se pasa con ibuprofeno u otros medicamentos, otros pueden sufrir un brote en las muñecas tan intenso que "ni siquiera podía sostener el cepillo de dientes", cuenta uno de los afectados en este artículo de Refinery29.
Además del dolor persistente, la fatiga extrema y las alteraciones del sueño, esta enfermedad impacta de forma severa a la calidad de vida, ya que puede ocasionar rigidez generalizada.
No se conoce la causa de esta alteración, pero se piensa que hay muchos factores implicados. Hay personas que desarrollan la enfermedad sin causa aparente y en otras comienza después de procesos identificables como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil, la separación matrimonial, un problema con los hijos… o en otros casos aparece después de que otra enfermedad conocida que limite la calidad de vida (artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc.), apuntan los reumatólogos.
No obstante, estos agentes desencadenantes no parecen causar la enfermedad, sino que lo que probablemente hacen es despertarla en una persona que ya tiene una anomalía oculta en la regulación de su capacidad de respuesta a determinados estímulos. Por ejemplo, tener niveles bajos de algunas sustancias importantes en la regulación del dolor (particularmente la serotonina) pueden también puede tener algo que ver en su aparición.
En resumidas cuentas, la fibromialgia se caracteriza por insomnio, fatiga, aturdimiento mental y rigidez y dolor generalizados en los tejidos blandos, incluidos los músculos, los tendones y los ligamentos.
De confirmarse el diagnóstico, es importante saber que no hay un tratamiento estándar y éste debe adecuarse a las características caso. De todas las medidas que se han empleado en el tratamiento de la fibromialgia, el ejercicio físico y una adecuada fortaleza muscular son, sin duda, las más eficaces. Los masajes, los ejercicios de estiramiento muscular, el calor local y algunos tipos de electroterapia (“corrientes”), también pueden ser muy útiles. Aun así, existen diferentes tratamientos que mejoran los síntomas, como inyecciones, calmantes, analgésicos, anestésicos locales, entre otros muchos.
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