FARC propone acuerdo sobre uso de explosivos mientras negocia la paz

La guerrilla comunista de las FARC propuso este viernes al gobierno colombiano un acuerdo sobre el uso de explosivos en el conflicto armado y pidió a todos los candidatos presidenciales apoyar el proceso de paz de La Habana. "Nosotros estamos dispuestos a pactar un acuerdo en torno a la utilización de explosivos en general", dijo a la prensa el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, al retomar las pláticas con el gobierno tras un receso de cinco días. Márquez pidió, asimismo, que todos los candidatos a las presidenciales del 25 de mayo en Colombia apoyen las negociaciones de La Habana, que buscan poner fin a un conflicto armado de medio siglo. "Si todos los candidatos presidenciales piensan sacar adelante este proceso de paz, Colombia no debe estar muy distante de este propósito y de este gran anhelo nacional", dijo el dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor guerrilla de ese país. "La gran mayoría de candidatos expresa eso", agregó Márquez, en alusión a que el proceso de paz también es apoyado por el centrista Enrique Peñalosa, segundo en la última encuesta con 13% de apoyo detrás del presidente Juan Manuel Santos (23%), quien llevó a las FARC a la mesa de negociaciones en noviembre de 2012. De los cinco candidatos, el principal crítico del proceso de paz es Oscar Iván Zuluaga (11%), del partido del expresidente derechista Alvaro Uribe (2002-2010). Márquez propuso el pacto sobre el uso de explosivos al inicio del vigésimo tercer ciclo de pláticas de paz, al ser consultado si las FARC estarían dispuestas a dejar de usar minas antipersonales, que han matado al menos a 2.167 personas en Colombia desde 1990, según datos oficiales. "Todos estos temas también podrían exigírsele a la fuerza pública, que (también) siembra minas. Esta es una problemática recíproca que involucra al Ejército de Colombia e involucra también a las fuerzas insurgentes", dijo Márquez. En Colombia -el segundo país más afectado por las minas después de Afganistán- se realiza esta semana un encuentro internacional sobre el tema. Márquez afirmó que mientras algunos critican el uso de minas por parte de los rebeldes, "nadie" se interesa en que el Ejército colombiano emplea "grandes bombas de 500 libras (unos 250 kilos) que destruyen la vida y el medio ambiente, destruyen la selva". - "Dinámica positiva" - La guerrilla y el gobierno están discutiendo actualmente el tema de las drogas ilícitas, tercero de los seis puntos de la agenda de paz, tras haber consensuado los puntos de desarrollo rural y participación política. "Estamos en una dinámica positiva de entendimiento con la contraparte (...); si no surgen escollos podríamos decir que se podría evacuar este primer subpunto y emprender la discusión del segundo", sobre consumo de drogas, dijo Márquez. El primer ítem del punto de drogas, sobre cultivos de uso ilícito (marihuana, amapola y hoja de coca), lleva cuatro meses en discusión, lo que conspira contra el anhelo del presidente Santos de cerrar un acuerdo de paz antes de fin de año. Los otros temas por discutir son abandono de las armas, reparación de las víctimas y el mecanismo de refrendación de un eventual acuerdo de paz. Márquez insistió en que se debe crear una comisión de la verdad sobre el conflicto armado, lo que comparte el gobierno aunque exige que ésta se conforme después que se alcance la paz. "Por todos los medios hemos insistido en la urgencia de conformar una comisión de esclarecimiento de las causas y responsabilidades del conflicto, como una condición sin la cual no podría abordarse (en la mesa de diálogo) el decisivo asunto de víctimas y máximos responsables", dijo Márquez. Al cierre del anterior ciclo de pláticas, el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, se manifestó por primera vez en favor de "una comisión de la verdad", pero propuso que ésta sea creada después que se firme la paz y "no antes". De la Calle no formuló declaraciones a la prensa al inicio de la presente ronda de diálogos, que durará ocho días, tres menos que lo habitual, por Semana Santa.