Farah Alibay, la ingeniera de la NASA que llevará la diversidad cultural a Marte

Tiene 32 años y creció en Joliette, Quebec, y es hija de una familia de migrantes originarios de Madagascar quienes se establecieron en Canadá. Ella es Farah Alibay y como ingeniera aeroespacial forma parte del equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, el cual está integrado en su mayoría por hombres blancos.

El interés de Farah por el espacio surgió luego de ver la película Apollo 13 (1995) con su familia. En aquel momento sintió mucha angustia por lo que había pasado con los astronautas, si estos habían sobrevivido.

“Realmente me fascinó ver a los ingenieros trabajando juntos, a pesar de que todos eran hombres (…) desde entonces fui una amante del espacio”, cuenta al HuffPost Quebec.

“Cuando era pequeña era buena en la escuela, pero me decían que podría convertirme en doctora o maestra. Nunca le decimos a las niñas pequeñas que pueden ser ingenieras o astronautas”.

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El interés de Farah por el espacio vino de esta película y de su hermano, la posibilidad de convertirse en ingeniero viene de su papá. De hecho, ella estudió en la Universidad de Cambridge por el trabajo de su padre ya que, cuando ella tenía 13 años, la familia Alibay tuvo que mudarse a Inglaterra.

A pesar de estar en otro país la brecha de género fue la misma: era la única mujer en el laboratorio.

Estudió en el MIT en 2010, después obtuvo un par de pasantías en la NASA. Cuando vio el aterrizaje del Curiosity en Marte supo que quería formar parte del equipo del Jet Propulsion Laboratory; recibió la invitación para integrarse cuando estaba por terminar la última pasantía.

Actualmente trabaja en el Mars rover que visitará Marte en la misión que arrancará en julio de 2020. La labor de Farah y su equipo es encargarse de todas las operaciones necesarias para que el vehículo transite por la superficie de Marte y siga estudiando el planeta para así iniciar con los preparativo para una futura visita humana en la que, obviamente, Farah quiere participar.

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Los retos a los que ha tenido que enfrentarse estando en la NASA tienen que ver con las pocas mujeres que participan en este tipo de proyectos y con la diversidad cultural.

“Quiero mostrarle a cada uno que un equipo diverso funciona. Quiero cambiar la cultura aeroespacial y la manera en la que integramos a las mujeres ingenieras jóvenes y celebrar las diferencias. Al final de mi carrera, quiero poder decir que yo fui una de las personas que ayudó a cambiar esa cultura (…) si puedo contribuir así, creo que mi misión estará completa”.