Falta de dólares: el cuello de botella de la economía que pone techo al rebote

En la Argentina no hay dólares para la economía. Más precisamente, el sistema tiene los dólares justos para funcionar como lo hace en la pandemia, a media máquina. Incluso así, son varias las empresas que se quejan hoy de la falta de aprobación de importaciones. Las divisas existentes están atesoradas por la desconfianza que aún genera el Gobierno sin un plan claro y por la necesidad proteger ahorros ante la falta de moneda en el país.

Las reservas internacionales netas son escasas y pese al saldo comercial positivo, la reactivación de la economía a través del plan oficial de impulso de la demanda sin dólares extra y en medio de una amplia brecha cambiaria, anticipan economistas, podría generar un cuello de botella en la producciónque pondrá un techo a la recuperación y desincentivos a la exportación. Ese ajuste por cantidad llevaría a un ajuste de precios en un contexto de elevada emisión monetaria. La falta de un programa claro podría enturbiar un horizonte a mediano plazo pese a una la mejora de ingresos.

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Esa foto del futuro podría ser otra. Ls optimistas ven en una estabilización de la economía con un acuerdo por la deuda, un plan oficial que ofrezca credibilidad y un rebote inicial gracias a la capacidad ociosa y los planes oficiales para reconstruir los ingresos la posibilidad de ganar tiempo para acumular reservas -administrando el comercio-, fomentar las exportaciones y la generación de divisas.

La otra imagen que aparece es la que ven hoy los pesimistas. Aumento de la desconfianza, falta de un plan creíble, precios ajustados en base a la brecha cambiaria, reseteo de modelo a través de una devaluación que licue salarios y el enorme déficit fiscal que prometen dejar las medidas para sostener la economía en medio de la pandemia. Estos escenarios suelen ser los clásicos ajustes "desordenados" que exceden la voluntad de los oficialismos y, como creen muchos expertos, no aseguran la solución de los problemas de fondo.

Dos ministros del Gobierno dijeron a LA NACION -en off the récord- que esta última opción no está dentro de las posibilidades que maneja el Gobierno, pese a que admitieron el problema que arrastra, como siempre, el país por la falta de dólares.

"El tema de no poder importar mucho está siempre presente con crisis o sin crisis. Es cierto que es mejor ir hacia una demanda que no implique muchas importaciones", aseguró un ministro, que no ve una expectativa de dólar barato sino volatilidad. "Exportar siempre es la necesidad. Hay que impulsar la demanda y darle incentivos a la oferta", explicó el funcionario, que recordó que en 2002 tampoco había dólares. Ante la posibilidad de devaluaciones bruscas recordó las palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, cada vez que habla acerca de buscar "tranquilizar la economía".

En la provincia de Buenos Aires, los equipos económicos de Axel Kicillof también ven un posible camino. "Salís de la pandemia con todo el sistema productivo funcionando muy por debajo de su capacidad instalada, con necesidad de financiamiento y los ingresos de la población deteriorados. Si armás un esquema de crédito para capital de trabajo, incentivos a la demanda y recuperación del mercado interno con créditos para consumo, programas de ingresos, entre otras cosas, y das señales claras de que no vas a dejar volar al tipo de cambio, por lo que el cierre de la deuda es clave, podrías arrancar con la reactivación simplemente prendiendo las máquinas que están apagadas y abriendo los comercios sin mayores inconvenientes para abastecer de insumos a la producción. No veo mayores problemas por el lado de importación de insumos", afirmó.

"Tampoco veo en estas condiciones presiones inflacionarias demasiado fuertes. Pero todo depende de cómo sea el esquema general de la política económica. Si no sueltan dólares para importar lo mínimo indispensable para no afectar las reservas estamos hablando de otra cosa. Pero no la veo", aseguró el economista cercano al gobernador.

Los economistas privados dudan de esos escenarios. "El Gobierno piensa en una salida al estilo 2003, arreglar la deuda y crecer por dos vías, gasto público y tipo de cambio depreciado. El problema de diagnóstico puede llevar a un desastre en la praxis. La situación es distinta. El gasto no tiene margen para subir en una economía inflacionaria, y con alta carga impositiva que no tiene financiamiento. El tipo de cambio súper competitivo implicaría unificar el mercado cambiario con el costo de un fogonazo inflacionario", afirmó el director de la consultora LCG, Guido Lorenzo. "Es una salida, pero costosa políticamente. Con una ventaja: el Gobierno puede encontrar un chivo expiatorio, léase la pandemia, Blackrock, Ashmore, y la oposición", señaló.

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"Si miras la cuenta corriente en dólares, recesión mediante, no faltan", indicó Gabriel Caamaño Gómez, economista de la consultora Ledesma. "Si mirás el mercado de cambios si. Ergo, diría que el limitante son las políticas que hacen que eso ocurra. La Argentina necesita corregir ese tipo de cuestiones, resolver pendientes y dar un horizonte claro. Esa es la forma de potenciar la recuperación por las buenas", dijo.

"El exceso de pesos alimentará un proceso ondulante", explicó Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral. "En julio, una normalización parcial de la actividad seguramente canalizó compras postergadas. Al principio, las empresas venden más y hay cierto rebote, pero al mismo tiempo aflora la incertidumbre acerca del costo de reposición de los insumos y bienes intermedios. El movimiento ondulatorio seguirá entonces con una suba de precios, y así sucesivamente", afirmó. Esto, dice Vasconcelos, durará entre dos o tres meses. Luego habrá un rumbo a caracterizar según las prioridades que vea el Gobierno", señaló sobre la incertidumbre futura.

"Desde el lado de las empresas, van a aparecer trabas si hay una recuperación de la demanda, y dudas sobre remarcar y subir precios sin saber si se puede o no importar", explica Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina. Pero la pregunta más importante va a pasar por la demanda que va a quedar después de la cuarentena. ¿Los hogares van a consumir como antes? No. Pero va a haber una recuperación gradual y persistente. Ahora, el Gobierno hoy es un generador de incertidumbre a futuro. Sin un plan económico, la recuperación va a tener un techo", agregó el especialista.

"Tienen que mejorar el cepo. Sino olvídate", afirmó un veterano economista consultado sobre la falta de dólares en el país y el impacto de las actuales restricciones. El profesor universitario cree que "algún crecimiento va a haber", pero alerta sobre dos necesidades para sostener ese rebote. "Hay que ver qué hacen con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y tienen que hacer un programa económico".