Murieron de Covid-19 sin estar vacunados pero lo peor vino después: crónica de una sociedad totalmente rota

 (Photo by Stephanie Keith/Getty Images)
(Photo by Stephanie Keith/Getty Images)

Al dolor de perder a un ser querido se le une el de leer comentarios en línea en los que desconocidos se alegran del fallecimiento, se burlan e insultan. Es la situación a la que amigos y familiares de algunos fallecidos por Covid no vacunados están teniendo que hacer frente, como recoge un amplio reportaje de The New York Times. Algo que los expertos atribuyen a una sociedad estadounidense polarizada y al propio mecanismo de las redes sociales en el que despuntan los puntos de vista extremos.

Nick Bledsoe y Drew Scott son los nombres de dos residentes en Estado Unidos que decidieron no vacunarse contra el coronavirus, hicieron gala de ello en sus perfiles en redes sociales, contrajeron la enfermedad, fallecieron como consecuencia de complicaciones derivadas del Covid-19 y después sus familiares vieron cómo empezaban a llegar mensajes crueles sobre su muerte a sus perfiles.

Bledsoe, mecánico de Opelika (Alabama), murió en septiembre y antes de eso había hablado abiertamente en Facebook de que no se había puesto la vacuna, se mostró contrario al uso de la mascarilla en los colegios y maldijo a “Biden y su vacuna”, señala The New York Times. En su última publicación compartía un vídeo con dudas sobre la seguridad de las vacunas. Antes de que le conectasen al ventilador prometió vacunarse, pero no sobrevivió. Murió con 41 años y dejó esposa y cuatro hijos.

Su historia, su cambio de opinión sobre la vacuna y su muerte llegaron a foros y webs donde se cuentan casos como el suyo, de personas no vacunas contra el coronavirus que murieron tras contraer la enfermedad. Lugares virtuales en los que vacunados descargan su frustración y su ira contra negacionistas y antivacunas. Tras darse a conocer el caso de Bledsoe, hubo quien acudió a su perfil en Facebook para dejar comentarios de burla e insultos. “Hacían comentarios de que debería haber muerto, que merecía morir. Duele”, ha contado su padre, quien tuvo que pasar por el dolor de leerlos.

En uno de esos portales que recopila información y casos de no vacunados, según apunta el citado diario neoyorquino, se explica que “todos los que figuran en este sitio ayudaron a difundir información errónea sobre el COVID-19 y luego pagaron el precio por sus opiniones. Comparte para evitar que otros cometan el mismo error”. El creador de uno de ellos también ha pedido a sus usuarios que “no aplaudan” estas muertes, aunque hay quien sigue haciéndolo.

En Reddit, señala el reportaje, hay incluso posts con referencias como ‘suicidio por Covid’, ‘premios’ que se otorgan a quienes fallecen, memes, burlas y más insultos.

Esta situación es un reflejo de la polarización existente en Estados Unidos, no solo en lo político. Colin Wayne Leach, profesor de psicología en Barnard College y experto en el estudio de emociones como la frialdad y el regodeo, cree que ambas son las bases que sustentan este tipo de webs. “Cuando se trata de una rivalidad seria, que es la política en estos días, no se trata simplemente de disfrutar un poco de la desgracia de alguien. En muchos sentidos, es ver a tus enemigos sufrir por lo que creen. Esa es la justicia más dulce, y eso es en parte por qué es tan satisfactorio para el otro lado”, apunta.

Molly Crockett, psicóloga de la Universidad de Yale, por su parte, opina que el diseño de las plataformas amplifica la indignación y activa los centros de recompensa del cerebro por el castigo y la vergüenza motivada por la llamada alegría maliciosa. Para Crockett la mecánica de los 'me gusta’ y la tendencia a expresar indignación favorece y refuerza los puntos de vista más extremos.

Drew Scott, una vez se contagió, fue contando su estancia en el hospital de manera regular, hasta que falleció el pasado 10 de septiembre. Su mujer Farrah Scott, que no se ha vacunado porque está embarazada, ha declarado que de alguna manera siente que su marido se ‘sacrificó’ para que el resto de la familia se salvase y vacunase. De hecho, una de las hijas de Scott, de 19 años, se puso la primera dosis tras la muerte de su padre. Aunque parece ser que ha sido la única que decidió inmunizarse.

Sobre los mensajes crueles tras su muerte en redes sociales, Farrah Scott ha contado que “a las pocas horas de su muerte, lo estaban atacando en Facebook. Dijeron: 'Si tu esposo hubiera recibido la vacuna, estarías con él ahora', o '¿Qué tan buen hombre era? Ni siquiera se vacunaría'. Solo golpes muy crueles”.

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