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Facciones rivales se lanzan a las calles en Venezuela

CARACAS (AP) — Los simpatizantes del presidente venezolano Nicolás Maduro y del líder opositor Juan Guaidó salieron el sábado a las calles para manifestarse, apenas horas después de una tercera serie de apagones nacionales en 20 días que mantienen colapsado los servicios de agua, transporte y las telecomunicaciones en el país sudamericano.

Guaidó, que se declaró presidente interino en desafío a Maduro y que es reconocido como el mandatario legítimo de Venezuela por Estados Unidos y más de 50 países, habló el sábado ante una multitud en la ciudad de Los Teques, a unos 20 kilómetros al suroeste de Caracas, la primera escala de una gira por varios poblados del vecino estado Miranda.

El líder opositor, que también funge como jefe de la Asamblea Nacional, pidió a los venezolanos mantenerse movilizados a pesar de los apagones que sacuden el país desde el 7 de marzo. Guaidó busca presionar a Maduro para que ponga fin a su mandato, se instale "un gobierno de transición" y se realicen "elecciones libres" lo antes posible.

En Los Teques se rechazan "la burla y las mentiras sobre la crisis eléctrica. ¡Se les fue de las manos el problema que crearon!", dijo Guaidó ante la multitud.

Guaidó instó una vez más a los adversarios del gobierno a salir a las calles para protestar por las fallas eléctricas.

Manifestantes opositores que respondieron previos llamados de Guaidó y que salieron a las calles, pese a que protestaban pacíficamente, acabaron protagonizando escaramuzas en algunos lugares, luego de que agentes de la Policía Nacional con equipos antimotines los forzaron a dispersarse, particularmente en áreas donde los seguidores oficialistas se concentraban a corta distancia.

Estas marchas paralelas se han vuelto un patrón en las últimas semanas a medida que las facciones opositoras de Venezuela luchan por el poder en un país que sufre turbulencias económicas y una crisis humanitaria.

Los partidarios de Maduro, por su parte, participaron en una “marcha antiimperialista por la paz”, partiendo desde varios puntos de Caracas rumbo a una plaza del centro para rechazar la injerencia de Estados Unidos y Europa en los asuntos internos del país y para expresar su solidaridad con los trabajadores de la corporación estatal Corpoelec.

Muchos ven a esta corporación estatal como ineficiente y corrupta. Los expertos señalan a sus administradores y a los gobiernos de Maduro y su predecesor Hugo Chávez como los responsables de que por falta de mantenimiento correctivo y preventivo necesarios el sistema eléctrico nacional tenga instalaciones casi en ruinas.

Diosdado Cabello, presidente de la oficialista Asamblea Constituyente y estrecho colaborador de Maduro, se burló de la esperanza de la oposición de que Maduro ceda pronto y acusó a sus líderes de "pretender ser demócratas".

“Hoy convirtamos la rabia, que ellos nos quieren hacer sentir, en fuerza para seguir luchando. Aquí no se rinde nadie”, indicó Cabello, quien encabezó el mitin oficialista ante la ausencia de Maduro. “Vamos a defender a Nicolás”.

Cabello condenó que algunos de los adversarios del gobierno consideren pedir una intervención militar extranjera.

“En caso de un evento de esa naturaleza deben ser tratado como un enemigo de la patria. Aquí no van a gobernar ni un día”, aseveró.

También rechazó que “quieren echar la culpa” al gobierno de las fallas eléctricas.

Desde el 7 de marzo, cuando se registró el primero y hasta ahora el peor de los apagones de la historia venezolana, el gobierno de Maduro ha denunciado que los cortes de energía son consecuencia de varias causas, desde "ataques electromagnéticos" dirigidos por Estados Unidos hasta un ataque con armas de fuego a una instalación eléctrica.

El apagón más reciente, que afectó a la capital venezolana y al menos 20 de los otros 23 estados, se produjo al final de la tarde del viernes luego de varias fluctuaciones y se extendió hasta la madrugada del sábado.

Miles de personas, muchas de ellas funcionarios públicos, se vieron forzadas a caminar largas distancias en medio de la oscuridad debido a la ausencia endémica de autobuses y la paralización el viernes del servicio de trenes subterráneos, que transporta diariamente a unas tres millones de personas.

El viernes, por decisión de Maduro, el sector público retomó sus labores después de tres días de suspensión por los sucesivos cortes de energía en Caracas, lo que hizo más drástica la situación. La víspera, al menos en las primeras 19 horas del día, la capital venezolana era un oasis de energía, mientras en otras regiones las fallas eléctricas persistían.

Los acueductos en la mayoría de las regiones del país siguen sin operar y el funcionamiento de internet y los teléfonos fijos y móviles es intermitente desde el 25 de marzo.

Los mítines tuvieron lugar un día después que la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se dijera lista para entregar ayuda a Venezuela el mes próximo. El grupo humanitario subrayó que se mantendrá neutral y ha solicitado a ambas partes del conflicto venezolano que no interfieran en la distribución de la ayuda.

Previamente en declaraciones a la prensa, Cabello afirmó que el ingreso de la “ayuda humanitaria” por parte de la Cruz Roja se daría “porque el gobierno lo permite”.

Guaidó, por su parte, ha señalado que la inminente llegada de ayuda a Venezuela “es resultado de nuestra presión e insistencia. La lucha por el bien de todos da frutos".

Guaidó no ofreció detalles sobre la logística prevista ni mencionó si se había logrado un acuerdo con el gobierno para lograr el ingreso de la ayuda.

El 23 de febrero, Guaidó intentó ingresar asistencia proporcionada por Estados Unidos y otros países a través de la frontera de Colombia y Brasil, pero Maduro dijo que la ayuda era parte de un intento de golpe de Estado y las fuerzas de seguridad venezolanas impidieron su acceso.