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La nueva estrategia de Le Pen para atraer votos e intentar gobernar: la defensa del ecologismo

Hasta el momento los partidos de extrema derecha y ultranacionalistas han sido capaces de llegar a las instituciones e influir en la política de la mayoría de países europeos (solo Irlanda, Malta y Luxemburgo resisten). Más difícil, sin embargo, les ha resultado llegar al poder.

Los pactos de otras formaciones para impedirlo a través de un cordón sanitario, el no alcanzar las mayorías suficientes o la movilización ciudadana han impedido que estos partidos tengan aún más influencia de la que ya tienen.

La extrema derecha francesa ahora abraza el ecologismo. (AP Photo/Thibault Camus)
La extrema derecha francesa ahora abraza el ecologismo. (AP Photo/Thibault Camus)

Francia en este sentido es un ejemplo paradigmático. Pese a los excelentes resultados que ha ido cosechando el Frente Nacional, ahora rebautizado como Reagrupamiento Nacional, hasta ahora ha visto negada la posibilidad de gobernar el país. Su programa radical ha movilizado siempre un voto de rechazo muy amplio que ha hecho que ciudadanos de derechas o izquierdas votaran al partido tradicional rival con tal de no ver a Le Pen en el poder.

Por eso, la formación, que en los últimos años ha marcado el camino de la extrema derecha de Italia, Alemania o España, lleva meses suavizando su discurso. El objetivo es llegar al poder y la única manera es que las sociedades no tengan miedo de este tipo de partidos. Por eso, el ecologismo y el movimiento verde se han convertido en uno de los pilares de la formación.

En los últimos años, la ultraderecha se ha caracterizado por el escaso interés mostrado hacia los movimientos ecologistas y el negacionismo climático. Sin embargo, en Francia Le Pen y sus asesores ya se han dado cuenta que este es un tema que genera mucha preocupación y en el que hay un gran consenso social.

Un gran caladero de votos del que tradicionalmente se han visto beneficiados los partidos socialdemócratas, que han defendido frecuentemente el cuidado y la defensa del entorno que nos rodea.

Marion Maréchal, en un acto de campaña de su tía y candidata a la presidencia de Francia, Marine Le Pen (AFP).
Marion Maréchal, en un acto de campaña de su tía y candidata a la presidencia de Francia, Marine Le Pen (AFP).

El patriotismo verde

Así, tanto Marion Maréchal, sobrina de Le Pen y valor en alza del Reagrupamiento Nacional, como la propia Le Pen están incorporando en sus discursos el ecologismo. ¿Y cómo lo están haciendo? A través del patriotismo verde, es decir uniendo la defensa del medio ambiente con el arraigo a la tierra. Reivindicando que hay que proteger el territorio propio frente a esos nómadas “que agotan sus tierras y parten hacia otro lugar” (refiriéndose a la inmigración).

Un discurso efectivo que puede darles resultados y que quizás dentro de muy poco sea imitado por otros partidos de extrema derecha de Europa. Curiosamente, solo hay que remontarse un poco en el pasado para descubrir que hasta hace no demasiado la opinión sobre el tema era la opuesta.

Ya en 1993, el fundador del partido y padre de Marine, Jean-Marie Le Pen, acusó a los ecologistas de “ser peligrosos izquierdistas” y al ecologismo de haberse convertido “en la nueva religión de los bobos”. En el año 2015, ya con su hija al frente de la formación, los grupos ecologistas boicotearon varios actos del Frente.

Así pues el viraje ha sido notable: del rechazo frontal a la indiferencia; de la indiferencia al apoyo. Ahora está por ver si la estrategia da sus frutos y cuántos siguen el ejemplo.

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