Los exiliados cubanos de Miami tienen razón de sospechar las intenciones de los demócratas sobre Cuba | Opinión
No es ningún secreto.
La comunidad de exiliados cubanos de Miami ha albergado durante mucho tiempo una desconfianza hacia el Partido Demócrata, nacida del fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 bajo la administración de John F. Kennedy.
Esa cautela ha sido claramente evidente en las recientes elecciones presidenciales, ya que los exiliados cubanos de Miami han abrazado cada vez más al presidente electo republicano Donald Trump y su postura dura sobre el gobierno cubano, clave para explicar por qué los exiliados fueron fundamentales en la victoria de Trump en Miami-Dade en 2024.
Esta semana, el presidente Joe Biden ayudó a demostrar que su desconfianza estaba bien fundada con su acción de los últimos días para eliminar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, junto con el levantamiento de las sanciones a las empresas cubanas dirigidas por militares y la suspensión de las disposiciones que permiten a los cubanoamericanos solicitar compensación por propiedades confiscadas en Cuba hace décadas. Cuba liberará a 533 presos políticos detenidos en manifestaciones hace dos años en virtud del acuerdo, negociado por la Iglesia Católica.
Para la comunidad de exiliados de Miami, el anuncio de Biden fue un momento asombroso, que les muestra lo que siempre habían sospechado: que los demócratas no entienden la gravedad de la amenaza que representa Cuba para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Además, que las acciones de la administración Biden serán vistas como una debilidad por el inflexible régimen cubano.
El cambio en la política estadounidense hacia Cuba probablemente durará poco. El senador de Florida Marco Rubio, elegido por el presidente electo Donald Trump para secretario de Estado, es cubanoamericano y de Miami. Mucho antes de ahora, ha sido un intransigente con respecto a Cuba.
Rubio debería revertir la orden de Biden tan pronto como asuma el cargo, y hay indicios de que lo hará.
Durante su audiencia de confirmación en el Senado el miércoles, Rubio denunció las acciones de Biden y dijo que Cuba pertenece a la lista de terroristas. Agregó que la administración entrante de Trump no está obligada a honrar el regalo de Biden a Cuba. No debería.
En la audiencia, cuando su compatriota republicano cubanoamericano, el senador Ted Cruz de Texas, le preguntó a Rubio si creía que Cuba era un estado patrocinador del terrorismo, Rubio respondió: “Sin lugar a dudas”. C
itó el apoyo de Cuba a grupos terroristas como la guerrilla colombiana FARC, los vínculos de la isla con Irán, la existencia de “estaciones de espionaje de dos países” (en referencia a China y Rusia) y las relaciones “amistosas” del gobierno cubano con Hamás y Hezbolá.
Nada de esto es una sorpresa, y es por eso que las acciones de Biden son tan desconcertantes. Incluso algunos de los líderes del partido demócrata de Florida y un miembro del Congreso criticaron las acciones del presidente.
La presidenta del Partido Demócrata estatal, Nikki Fried, quien se crió en Miami-Dade, pareció sorprendida. “Condenamos en los términos más enérgicos la eliminación de Cuba de esta lista, así como cualquier posible levantamiento de las sanciones económicas, y pedimos a la Administración Biden que revierta el rumbo de inmediato”, dijo en un comunicado.
Fried sabe que el partido estatal, que ya está tambaleándose, tendrá ahora más dificultades para luchar contra la acusación de tendencia comunista que los republicanos se han apresurado a lanzar contra los demócratas, con cada vez mayor efecto.
La decisión también dificultará atraer a los votantes hispanos de Florida, muchos de los cuales han huido de los regímenes comunistas. Para el partido, este es un duro golpe a las esperanzas de reconstrucción después de la paliza electoral de 2024.
Incluso la representante federal de Broward Debbie Wasserman Schultz (FL-25), una demócrata de pura cepa, rompió filas con Biden. “Estoy totalmente en desacuerdo con la decisión del presidente de eliminar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo”, dijo en un comunicado.
La suspensión de las disposiciones que permiten a los cubanoamericanos reclamar una compensación por las propiedades confiscadas es irritante, aunque todos los presidentes estadounidenses han suspendido la medida desde que Bill Clinton la convirtió en ley en 1996 hasta que Trump la levantó en 2019.
Y levantar las sanciones a las empresas cubanas dirigidas por militares es una medida que puede terminar apoyando a un régimen que ha sido acusado durante mucho tiempo de abusos de los derechos humanos y tácticas opresivas.
Es posible que estas acciones hayan tenido la intención de promover la buena voluntad y facilitar mejoras humanitarias entre los dos países, pero fueron mal concebidas. El intento de descongelar las relaciones con Cuba durante la administración Obama no cambió significativamente las cosas.
¿En qué estaba pensando Biden?
¿Se da cuenta del daño que le ha hecho a su partido en Florida al suavizar la postura estadounidense sobre Cuba? O tal vez no le importó, que es lo que los exiliados cubanos de Miami han sospechado durante los últimos cuatro años.