Los estudiantes se darán cuenta que DeSantis usa las mismas estrategias comunistas | Opinión

¿Qué tienen en común Cuba y Florida?

La prohibición de libros, la censura, y el adoctrinamiento escolar con fines políticos ordenado por el estado.

Estas son prácticas distintivas del régimen liderado por el Partido Comunista en Cuba, herramientas utilizadas durante seis décadas para mantener a los cubanos aislados y en la oscuridad sobre información que se sale de lo que la ideología de los gobernantes ordena a la gente creer.

Irónicamente, después de la sesión legislativa dominada por el Partido Republicano de este año, las mismas tácticas de manipulación son ahora pilares del sistema de educación pública del gobernador Ron DeSantis.

Libros de texto de matemáticas y de literatura se están prohibiendo porque un comité a la Cuba —que incluye madres que se hacen llamar “Madres por la libertad” pero no son eso para nada y formado por ciudadanos en un estado de histeria exaltados y empoderados por los republicanos — los consideró inapropiados y sonó la alarma.

A los educadores los están censurando y se les entregan pautas, incorporadas en la ley, sobre lo que se les permite decir y no decir a los estudiantes sobre la raza o la identidad de género. Nada que incomode a los blancos. Nada sobre ser gay o transgénero, desde el jardín de infantes hasta el tercer grado cuando los niños están llenos de preguntas sobre sus compañeros de clase o sobre ellos mismos.

Todo esto me recuerda el ambiente de represión durante mi educación primaria en Cuba.

Pero el mirarse al espejo y desarrollar conciencia de sí mismo no es un atributo republicano de Florida.

Lección de comunismo obligatoria

Y así, DeSantis y la Legislatura de la Florida han dictaminado, a partir del año escolar 2023, que los estudiantes de las escuelas intermedias de Florida se enteren de los horrores del comunismo cada 7 de noviembre, declarado “Día de las Víctimas del Comunismo”.

Se requerirá que los maestros de las escuelas públicas de Florida dediquen al menos 45 minutos de instrucción ese día a Joseph Stalin, Mao Zedong y Fidel Castro. Al igual que a la “pobreza, el hambre, la migración, la violencia letal sistémica y la supresión del discurso” que las gentes soportaron bajo sus regímenes.

Sin embargo, a estos mismos estudiantes no se les puede enseñar sobre la “pobreza, el hambre, la migración, la violencia letal sistémica y la supresión del discurso” a la que los negros han estado, y siguen estando, sometidos en este país.

Pero la ironía no es un concepto que los republicanos de Florida entiendan.

La lección de los “horrores del prejuicio” caería bajo la prohibición de la “teoría crítica de la raza”. Un no-no para las madres como la que prohibió un libro porque decía que Estados Unidos no ha erradicado la pobreza ni el racismo.

Increíblemente, Cuba también hace exactamente eso.

El único punto de vista permitido es que la Revolución Cubana erradicó el racismo y que la pobreza es culpa del embargo estadounidense, no del fallido sistema económico.

Los cubanoamericanos y DeSantis

Uno pensaría que los cubanoamericanos, venezolanos y nicaragüenses huirían tan rápido como pudieran del autoritario DeSantis y se opondrían a las prácticas que deberían recordarles los regímenes represivos de los cuales huyeron ellos o sus padres.

Pero no, los hispanos cada vez más conservadores en el estado tienen las anteojeras puestas porque la derecha es su lado preferido del espectro político. Por lo tanto, está bien que los fascistas prohíban, censuren y adoctrinen.

Que estas prácticas conspiren contra los principios democráticos no tiene importancia.

Que son hipócritas, ¿a quién le importa?

La cultura de cancelación contra la cual estaban tan empeñados los republicanos durante el ajuste de cuentas nacional con la historia racial después del asesinato de George Floyd ahora se ha convertido en su territorio preciado, con Florida como escenario principal para las guerras culturales de la derecha.

Lamentablemente, los cubanoamericanos de primera generación de Miami en cargos estatales son los tontos perfectos en el esfuerzo por silenciar ideas.

Debería preocupar a los hispanos que DeSantis y la Legislatura republicana retrógrada estén prohibiendo libros, censurando escuelas y tomando medidas enérgicas contra empresas que no comparten su opinión política, además de demonizar una sola ideología con fines políticos burdos.

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Si el objetivo fuera aplastar el mal, también dedicarían lecciones al nazismo y al surgimiento de grupos paramilitares y de odio de la derecha en el país, y específicamente en Florida. Pero eso está demasiado cercano a la base electoral para su comodidad, ¿no es así?

La derecha no se complace con enviar a sus hijos a escuelas privadas segregadas, religiosas y charter financiadas con fondos públicos. También quieren moldear a su imagen de los años 50 el arcoíris de niños de otros matriculados en escuelas públicas.

De la misma manera que Fidel Castro intentó crear una nueva generación de ignorantes, desde la cuna hasta la tumba, utilizando el sistema educativo y su aparato de propaganda.

El nuevo hombre”, llamó Castro a la generación de comunistas en formación.

¿Cómo llamaremos a la generación que DeSantis y su Comisionado de Educación cubanoamericano, el exsenador Manny Díaz Jr., están tratando de adoctrinar en la Florida?

Envíenme sugerencias, por favor.

Yo sí sé lo que es comunismo

No hay nada que DeSantis pueda enseñarme sobre el comunismo o cualquier otro tipo de autoritarismo, incluido el suyo. Conozco el comunismo de Cuba de primera mano.

A diferencia de los ignorantes legisladores cubanoamericanos y de la vicegobernadora de 40 y tantos años, nacidos en Miami obedientes al partido GOP y apologistas de DeSantis, fui a la escuela en Cuba hasta el sexto grado. Eso, y 42 años de escribir sobre Cuba y los cubanoamericanos, es por lo que reconozco fácilmente las artimañas políticas.

En Cuba, mi madre maestra se negó a adoctrinar a los niños y tuvo que renunciar. Sería realmente increíble si los jóvenes maestros de mi familia tuvieran que hacer lo mismo aquí, debido a la atmósfera represiva que el Partido Republicano ha establecido en las aulas de Florida.

Pero tal vez hay esperanza.

Un buen día, una niña inteligente e intrépida levantará la mano en medio de la lección de comunismo y preguntará: “¿No es eso mismo lo que hacen los republicanos en la Florida”?