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Estados Unidos ha donado 111 millones de vacunas contra el covid-19 a otros países, ¿es eso suficiente?

Estados Unidos ha donado 111.7 millones de vacunas contra el covid-19 a 65 países, y ha ya aplicado a su población 347.3 millones de dosis. Con todo, ambas cifras, aunque mayúsculas, son aún insuficientes ante la dureza de la pandemia, agravada por el auge de la variante Delta, más infecciosa y agresiva.

Y, de acuerdo al presidente estadounidense Joe Biden, Estados Unidos ha adquirido 500 millones de dosis adicionales de la farmacéutica Pfizer para donarlas próximamente a países de medios y bajos ingresos.

Esos números son desde luego enormes, aunque la meta de contar con 11,000 millones de vacunas para vacunar al 70% de la población mundial que ha planteado la Organización Mundial de la Salud, reportó NPR, aún está distante.

Llegada al aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá de algunas de las 3,5 millones de dosis de la vacuna de Moderna contra el COVID-19 donadas por Estados Unidos a Colombia. (Foto: LEONARDO MUNOZ/AFP via Getty Images)
Llegada al aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá de algunas de las 3,5 millones de dosis de la vacuna de Moderna contra el COVID-19 donadas por Estados Unidos a Colombia. (Foto: LEONARDO MUNOZ/AFP via Getty Images)

Una paradoja: unos no quieren y otros no pueden

Estados Unidos ha logrado ya que el 70% de su población adulta haya recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19, un logro sustantivo, y se relajaron muchas de las restricciones que se impusieron para mitigar la pandemia, pero la variante Delta está azotando a la muy numerosa población no vacunada con aumento sustantivo en el número de casos, hospitalizaciones y muertes.

La ironía es que en Estados Unidos, un país muy rico, hay suficientes vacunas para cubrir a toda la población, y quienes no están vacunados son en gran medida quienes no quieren hacerlo o no se han decidido a ello.

En otros países, sobre todo en los de menores recursos, la pandemia continúa feroz, con enormes proporciones de la población sin acceso a vacunas porque, simplemente, estas no están disponibles, sea por falta de abasto (las naciones desarrolladas han comprado por anticipado gran parte de la producción de vacunas) o porque esos países no cuentan con recursos para adquirirlas.

Donaciones a Latinoamérica

En ese sentido, las donaciones de vacunas hechas por Estados Unidos (y las que han hecho otros países) son meritorias y útiles. A países latinoamericanos y del Caribe, por ejemplo, Estados Unidos ha donado 36 millones de vacunas, según cifras de la Casa Blanca:

  • Colombia 6,000,000

  • Guatemala 4,500,000

  • México 4,049,000

  • Argentina 3,500,000

  • Brasil 3,000,000

  • El Salvador 3,000,000

  • Honduras 3,000,000

  • Ecuador 2,000,000

  • Paraguay 2,000,000

  • Perú 2,000,000

  • Bolivia 1,008,000

  • Panamá 503,000

  • Costa Rica 500,000

  • Haití 500,000

  • Uruguay 500,000

Todas las donaciones son valiosas, si bien algunos de los países beneficiarios han logrado adquirir por su cuenta cantidades importantes y otros han recibido más donaciones de vacunas que las que ya han aplicado. México, por ejemplo, ha aplicado ya 68 millones de dosis mientras que Guatemala ha aplicado 2.3 millones y Honduras 1.9 millones, según cifras compiladas por The New York Times.

No solo es cuestión de vacunas

Esto es relevante porque recibir un embarque de vacunas es solo el primer paso. Tener los recursos necesarios para inyectarlas en los brazos de los pacientes es clave y eso no necesariamente está al alcance de modo suficiente, en cantidad y prontitud, para muchos países.

“Esas donaciones son una parte esencial para asegurar un acceso justo a las vacunas. Pero donar vacunas a los países que las necesitan es solo una parte del recorrido. Acceso equitativo significa apoyar la capacidad de los países para aplicar esas vacunas. Sin financiación adecuada y apoyo para cubrir los costos de distribución dentro de los países, incluidos los recursos humanos, el equipo, los insumos y los procesos necesarios para que las vacunas vayan de los puertos de entrada hasta su aplicación segura, los países que ya sufren una espiral de costos sociales y de salud tendrán problemas para hallar los recursos necesarios para alcanzar a sus poblaciones prioritarias. Es por ello esencial que a los países de bajos recursos se les dé apoyo adicional cuando se necesite para cubrir nuevas actividades relacionadas con la vacunación contra el covid-19 sin que tengan que hacer recortes en otros programas de salud que salvan vidas, como la rutinaria vacunación infantil”, explica claramente la UNICEF.

Por añadidura, las vacunas tienen fecha de caducidad por lo que si un país no cuenta con la capacidad para usar esas dosis a tiempo, la donación y el beneficio se volverán un desperdicio, lo que resultaría de suyo trágico si se considera que cada una de esas vacunas puede evitar que una persona enferme severamente y fallezca de covid-19. Y la reducción de las hospitalizaciones que la vacunación masiva hace posible también reduce sustantivamente la presión sobre los sistemas de salud, y los presupuestos, de los países.

Además, mientras exista infección y transmisión del covid-19, la posibilidad de que surjan nuevas variantes que puedan mermar la efectividad de las vacunas es un riesgo real. Y de surgir una capaz de eludir la inmunidad presente, se perdería mucho de lo logrado y el mundo podría dar marcha atrás en la lucha contra una pandemia fortalecida.

México donó miles de vacunas contra el covid-19 de AstraZeneca a Guatemala. (Reuters)
México donó miles de vacunas contra el covid-19 de AstraZeneca a Guatemala. (Reuters)

Lograr una vacunación muy amplia a escala internacional es por ello del interés de todos los países. Y, en ese sentido, a las loables donaciones (que han de aumentarse) debe añadirse un plan amplio de apoyo para que esas vacunas puedan ser efectivamente aplicadas a la población beneficiaria. Los países desarrollados deben, en ese sentido, hacer aportaciones adicionales por razones humanitarias pero también porque, aunque las prioridades comprensiblemente están puestas en la inmunización de sus poblaciones, los avances que cada nación haga estarán siempre en riesgo mientras las infecciones de covid-19 campeen en otras regiones.

Por ello, reportó la radio pública NPR, y mientras avanza la variante Delta, “actualmente, no parece que el esfuerzo [para responder a la pandemia] esté al nivel de la crisis que se está viendo en algunas partes del mundo”, dijo Jenny Ottenhoff, directora de salud global y educación de la organización internacional ONE.

La urgencia es sustantiva si se considera que, de acuerdo a la Universidad de Washington, podrían registrarse a escala global 800,000 fallecimientos por covid-19 a escala global en los próximos meses. Muertes que pueden ser prevenidas con la vacunación. Las naciones desarrolladas deben y pueden hacer más.

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