¿Pudo Estados Unidos haber hecho más para evitar la invasión rusa a Ucrania? | Opinión
El manejo eficaz de las amenazas se ha demostrado que surte efecto, como ha sucedido en innumerables ocasiones.
Por ejemplo, en Cuba cuando ocurrió la “Crisis de los Misiles” en 1962, el presidente John F. Kennedy amenazó con tomar acción si no eran retirados los misiles balísticos que se encontraban en la isla. Para esos fines desplegó barcos y aviones de guerra con objeto de establecer un verdadero bloqueo aéreo-naval.
La URSS, a través de un mensaje de su gobernante Nikita Jrushchov, vió esto como una agresión. Sin embargo, retiró los misiles de Cuba, lo que indica que la respuesta a la amenaza rusa fue eficaz.
En 1983, los misiles nucleares norteamericanos Pershing II comenzaron a ser instalados en Alemania Occidental. Coincidentemente, del 2 al 11 de noviembre de ese año, la OTAN comenzaba con una serie de ejercicios militares en Europa Occidental conocidos como Able Archer 83.
La URSS llegó a creer que se trataba de una auténtica amenaza de guerra y en consecuencia activó su proyecto concebido dos años atrás, Operación Ryan, el cuál es un acrónimo ruso cuyo significado es “ataque con misiles nucleares”.
Como consecuencia, los ejercicios militares Able Archer 83 fueron terminados súbitamente el 11 de noviembre, evidentemente como respuesta a la reacción soviética.
Posteriormente en 2013, Corea del Norte realizó una prueba nuclear como respuesta a las sanciones solicitadas por EEUU al Consejo de Seguridad de la ONU debido al lanzamiento de un satélite. Esto llevó a que EEUU solicitara aún más sanciones. A la misma vez, Corea del Sur anunció maniobras militares conjuntas con EEUU en el área.
Fue así como el 29 de marzo dos bombarderos norteamericanos con capacidad nuclear lanzaron proyectiles frente al mar de Corea, lo que llevó a Corea del Norte a anular el pacto de no-agresión con Corea del Sur y a declarar su entrada en un “estado de guerra”.
Todo terminó cuando Corea del Sur a través de su presidenta Park Geun-hye ordenó a su ejército responder con fuerza en caso de un ataque de Corea del Norte. Como vemos, la enérgica respuesta de la presidenta surcoreana tal vez evitó males mayores.
La palabra “amenaza” se desprende del Latin “minacia” que puede significar promesa de castigo, gesto intimidatorio o preanuncio de un daño o desgracia. Lo curioso del caso es que no es la amenaza en sí la que causa temor, sino quien la profiere.
En el caso que nos compete al momento de escribir esta nota, la amenaza del Kremlin es notoria cuando advierte que la entrega de armamento por parte de la Unión Europea tendrá consecuencias peligrosas.
La Teoría de los Juegos aplicada a las amenazas rusas contra Occidente, cobran vida propia a raíz de la invasión que sufre Ucrania.
En este punto es cuando entran en escena dos científicos que profundizaron con su Teoría de los Juegos en el proceso de amenazas.
El matemático John Von Neumann sostenía en su Teorema Minimax que en el curso de juegos entre dos, siempre existen intereses opuestos, por lo tanto generalmente hay un perdedor.
Por su parte, el matemático y Premio Nobel John F. Nash Jr. desarrolló enormemente la Teoría de los Juegos y los procesos de negociación.
La Teoría de los Juegos es útil cuando hay dos instancias que enfrentan un conflicto de intereses. A grandes rasgos, entre sus conceptos se contemplan los siguientes:
▪ El juego de las amenazas debe sumar cero (0), de manera que quién amenaza recibe un +1 y el otro un -1.
▪ En el juego se puede buscar un equilibrio, siempre que no deje a un jugador en mejor posición que el otro.
▪ En el concepto de “Represalias Ojo por Ojo”, nunca se debe iniciar el conflicto pero tampoco dejar sin castigo una mala conducta. Después del castigo, se debe estar dispuesto a cooperar, si el otro jugador también coopera.
▪ Cualquier estrategia, cuya promesa o amenaza signifique un alto costo para el jugador que la efectúe, se constituye en una pérdida de credibilidad y de esta manera tiene influencia sobre las decisiones del otro.
▪ Si se llega a una negociación, se plantea como repartir los beneficios para ambas partes y se debe considerar lo que puede pasarle a uno, o a la contraparte, si no se llega a un acuerdo.
Como vimos en los tres ejemplos precedentes, una respuesta firme a una amenaza, generalmente surte un efecto positivo.
También vimos como la Teoría de los Juegos puede aplicarse en una forma estudiada a fin de obtener los mejores resultados en la toma de decisiones.
Tomando en cuenta las precauciones que debemos observar en un mundo nuclear, pero basándonos en los preceptos anteriores, nos preguntamos:
¿Hubiera Rusia invadido a Ucrania si en vez de amenazarla con sanciones, nuestra respuesta hubiera sido, por ejemplo, “aténganse a las consecuencias de sus actos, la respuesta de EEUU será abrumadora”?
Benjamín F. DeYurre es un economista y periodista. Twitter: @DeYURRE.