¿Harris o Trump? Noche electoral de infarto en Estados Unidos
Estados Unidos contiene la respiración a la espera de saber quién será su próximo presidente -la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump- a medida que cierran los centros de votación.
Es posible que los resultados de las elecciones presidenciales, unas de las más reñidas de la historia contemporánea del país, tarden horas o días en conocerse.
La suerte está echada en Georgia y Carolina del Norte, que junto con Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada decidirán quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca: la vicepresidenta Kamala Harris, de 60 años, o el expresidente Donald Trump, de 78.
El resto suelen dividirse entre los tradicionalmente demócratas o republicanos.
Por el momento no ha habido sorpresas. Trump ha ganado los bastiones republicanos de Florida, Texas, Alabama, Misuri, Oklahoma, Tennessee, Indiana, Kentucky, Virginia Occidental, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Luisiana, Misisipi y Wyoming.
Harris se lleva Nueva York, Illinois, Rhode Island, Vermont, Delaware, Maryland, Massachusetts y la capital, Washington.
Para ser presidente en Estados Unidos no basta con tener más sufragios que el oponente. Hay que conseguir el número mágico de 270 votos en el colegio electoral, integrado por 538 delegados que teóricamente deben respetar la voluntad del pueblo.
Por el momento Trump consigue 168 votos electorales y Harris 81.
Los estadounidenses viven con ansiedad esta velada que tiene en ascuas al resto del mundo, por sus repercusiones en la guerra en Ucrania y en los conflictos en Oriente Medio, así como para el calentamiento global, que Trump considera una falacia.
- Tensión máxima -
Trump declaró por la mañana que reconocerá los resultados "si son unas elecciones justas". "Hasta ahora creo que han sido justas", añadió.
Se teme que el expresidente se niegue a reconocer su derrota si pierde, como sucedió en 2020, y se desate un estallido de violencia similar a cuando sus simpatizantes atacaron el Capitolio en un intento por evitar que se certificara la victoria de Biden.
En la capital Washington, barreras metálicas rodean la Casa Blanca y el Capitolio y un número impresionante de comercios han protegido sus escaparates con tablones de madera.
Esta noche también está en juego el control del Congreso, con la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 sobre 100 en el Senado, así como varios gobernadores.
Los republicanos consiguieron un escaño en el Senado que ocupaba un exdemócrata. Aunque esperada, esta victoria hace que los conservadores estén más cerca de cambiar el equilibrio de poder en la cámara, esencial para aprobar reformas.
Algunos estados también celebran referendos sobre el polémico tema del derecho al aborto. En Florida fracasó una consulta para levantar las restricciones a la interrupción del embarazo.
- "El día más importante" -
Los seguidores de Harris y de Trump están hechos un manojo de nervios.
"Esta elección es muy tensa y puede ser el día más importante en la historia de nuestro país, porque podría ser el día en que nuestro país termine, o en que nuestro país comience a prosperar durante otros 100 años", opinó Will Staten, de 18 años, en el Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, en Florida, donde se espera que hable Trump.
En la Universidad Howard de Washington, de tradición de estudiantes negros, miles de personas se reunieron para escuchar a Harris, que dará un discurso más tarde.
Camille Franklin dice que intenta "contener su ansiedad" pero espera pasar "una muy buena velada".
Gane quien gane, el resultado será histórico. Trump obtendría el segundo mandato no consecutivo de un presidente desde 1893 y sería el más viejo en ser electo, y Harris, negra y de ascendencia surasiática, se convertiría en la primera mujer en el cargo más importante de la nación.
Tuvo solo tres meses para intentar convencer. Entró en campaña después de que el presidente Joe Biden tirara la toalla en julio y la apoyara.
Con un programa electoral vago pero centrista para intentar captar a los republicanos moderados, Harris propone firmeza frente a la inmigración ilegal, mejoras para la clase media y la defensa del derecho al aborto.
Mitin tras mitin, el republicano, que sufrió dos intentos de asesinato durante la campaña, repitió la partitura de 2016 y 2020, presentándose como un antisistema, cercano a la gente y muy crítico con las élites de Washington.
El mismo credo de siempre: la lucha contra los migrantes en situación irregular que, según él, "envenenan la sangre" del país.
Los tacha de "terroristas", "violadores", "salvajes", "animales" salidos de "cárceles y manicomios".
Condenado por un delito penal a finales de mayo y con cuatro inculpaciones pendientes, el septuagenario pintó un panorama sombrío del país durante una campaña dominada por la violencia verbal.
Trump insultó a Harris llamándola "lunática radical de izquierda", "incompetente", "tonta" y persona "con un "coeficiente intelectual bajo", entre otros calificativos.
Ella lo llamó "fascista". Otro tanto hizo él.
Eso sin contar el comentario de un humorista pro-Trump que dijo que Puerto Rico es como una "isla flotante de basura" o un desliz del presidente Joe Biden quien, en reacción, llamó "basura" a los seguidores del conservador.
En un ambiente de máxima tensión política, se han registrado varias alertas de bomba en los centros de votación, que la policía federal estadounidense (FBI) atribuye a Rusia.
También se ha detenido a un hombre que olía a combustible y llevaba un lanzabengalas en el Congreso, pero por lo general la jornada ha transcurrido sin incidentes.
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