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El problema de organizar un partido en un estadio ubicado en medio de la frontera de dos países con diferentes protocolos de Covid-19

Soccer Football - Chester Football Club during a dispute in regards to the Covid-19 rules of Wales where the stadium is located - Deva Stadium, Chester, Wales, Britain - January 11, 2022 General view inside the Deva stadium during a dispute in regards to the Coronavirus (COVID-19) rules of Wales where the stadium is located Action Images via Reuters/Carl Recine

Chas Sumner ha escuchado esta pregunta de trivia en todas sus versiones. Una vez la formularon así: “¿Qué club tiene una frontera internacional a lo largo de la línea de medio campo de su estadio?”. También fue planteada como: “¿Qué equipo de futbol se pone el uniforme en un país, pero juega en otro?”. O incluso así: “¿Dónde puedes ejecutar un saque de esquina en Inglaterra, pero anotar un gol en Gales?”.

Como bien sabía Sumner, la respuesta a las tres preguntas era el Chester FC, un equipo otrora constante en las categorías del futbol profesional inglés, pero en la actualidad ubicado en la sexta división. Durante treinta años, el Chester, el equipo del cual Sumner era el historiador oficial, había jugado en un estadio que se extiende a ambos lados de la línea que, en la práctica solo de manera simbólica, separa Inglaterra de Gales.

A nadie le parecía especialmente importante. La ubicación del estadio solo era un pequeño motivo de fama para al equipo y, de vez en cuando, un inconveniente: estar en dos países a veces implicaba papeleo para dos autoridades locales. Con excepción de eso, Sumner aclaró: “Nadie siquiera sabía con exactitud dónde estaba la frontera”.

Eso fue cierto hasta el viernes pasado, cuando el Chester FC de manera sorpresiva descubrió que estaba ocupando un territorio en disputa. Los ejecutivos del Chester fueron convocados a una reunión con ambos concejos locales (Flintshire, en Gales, y Cheshire West, en Inglaterra) y la policía de Gales del Norte mediante una carta que los acusaba de no respetar los protocolos galeses contra el coronavirus.

El Chester jugó en dos ocasiones como local durante el periodo de Año Nuevo y atrajo a más de dos mil hinchas. Esto estaba bien conforme a las reglas en Inglaterra, donde los legisladores han optado por no imponer nuevas restricciones a las reuniones públicas aun cuando la variante ómicron se extiende por el país, pero iba en contra de las reglas en Gales, donde el gobierno puso en marcha medidas más estrictas el 26 de diciembre, las cuales limitan el aforo en eventos en exteriores a no más de cincuenta personas.

El Chester no creía que esos cambios aplicaran en su caso. “Es un club inglés que juega en un estadio que cubre tanto Inglaterra como Gales”, precisó Andrew Morris, el presidente voluntario del Chester. “Jugamos en la liga inglesa. Estamos registrados ante la Asociación Inglesa de Futbol. El terreno en el que el estadio está construido es propiedad de un concejo inglés. Estamos sujetos a la gestión inglesa y a las políticas inglesas”.

De hecho, el estadio se diseñó para dejar ese estatus bien claro. “En general, la grada principal de un estadio se construye de espaldas al sol; en el del Chester lo tenemos frente a los ojos, porque el estadio se construyó de manera que la puerta principal estuviera en Inglaterra”, comentó Mark Howell, un exmiembro del consejo de administración y todavía voluntario en el club.

Para las autoridades galesas, eso no hacía ninguna diferencia. “El estadio del Club de Futbol Chester está en Gales. Por lo tanto, aplican las regulaciones galesas”, determinó un representante del gobierno la semana pasada.

En respuesta, el Chester pospuso su partido programado para este fin de semana y ha buscado asesoría legal para encontrar una salida a este impás.

Tuit tomado de Twitter de la cuenta @Chester FC

Resulta que hasta las preguntas de trivia sobre el Chester estaban equivocadas. De hecho, la frontera no se ubica a lo largo de la línea de medio campo del Estadio Deva ni atraviesa el campo. Pasa por el estacionamiento y divide las oficinas del club.

No obstante, en los dos últimos años, las fronteras entre Inglaterra, Gales y Escocia se han vuelto de enorme importancia. Los pueblos que se extienden sobre ellas en ocasiones se han encontrado con reglas diferentes en vigor para distintas partes de sus poblaciones cuando un país entra en confinamiento y el otro sale de él. Los viajes entre las naciones integrantes se han desalentado o prohibido, y la policía ha bloqueado la libertad de movimiento dentro del propio Reino Unido.

También en el futbol, la fluidez que desde hace mucho tiempo ha existido entre las ligas inglesa y galesa ha generado algunos problemas. Los cuatro equipos galeses que son parte del sistema de la liga inglesa (el Cardiff City, el Swansea City, el Newport County y el Wrexham) continúan jugando partidos en casa, pero la ley les prohíbe hacerlo frente a más de cincuenta espectadores. Los hinchas tienen permitido asistir a sus juegos como visitante: por ejemplo, se espera que el Cardiff llegue con varios miles de fanáticos cuando juegue su partido en la Copa FA en Liverpool, Inglaterra, el próximo mes.

El New Saints (un equipo con sede en la ciudad de Oswestry, ubicada a unos cuantos kilómetros de Gales dentro de la frontera inglesa, pero que compite en la Liga Premier galesa) ha estado sujeto también a las restricciones galesas. “Legalmente, tal vez podríamos jugar”, relató Ian Williams, el director de operaciones del club. “Pero estamos afiliados a la Federación Galesa de Futbol, por lo que elegimos cumplir las reglas al igual que todos los demás clubes de nuestra liga”.

Sin embargo, el caso del Chester es tal vez el más complejo. No ha habido señales aún de que el gobierno galés vaya a cambiar su postura, aseveró Morris. “Insisten en que cumplamos con la ley galesa”, indicó.

Gales ha ofrecido pagos al Chester para compensar el dinero perdido por la venta de boletos, pero se le ha advertido al club que aceptarlos podría poner en riesgo su registro con la Asociación Inglesa de Futbol. Morris sigue esperanzado en que las reglas galesas cambien en las siguientes semanas, lo que permitiría que los hinchas asistan y pondría fin al impás. No obstante, señaló que si se mantienen en vigor un mes más podrían “hacer caer al club” en una crisis financiera.

Las consecuencias podrían ser aún más graves. Sumner declaró que le preocupa que “ahora empiezan los cuestionamientos sobre la manera en que el futbol está organizado entre los dos países”.

“Es un problema complicado”, opinó. “A nadie le importaba antes la frontera. Ahora esto abrió la caja de Pandora y podría causar mucho daño”.

Morris también está consciente de eso. Ha tenido la sensación varias veces esta semana de que “el Reino Unido podría comenzar a desintegrarse debido a que un partido de futbol de la sexta división no pudo llevarse a cabo”. En conversaciones con autoridades locales, ha propuesto la idea de mover la frontera para que incluya todo el estadio, lo que pondría punto final a la peculiaridad geográfica del Chester.

“Eso no está en discusión”, reconoció. “Entiendo por qué. La frontera atraviesa poblaciones y campos por todos lados. No quieren meterse en problemas”.

Tiene más esperanza en que se pueda llegar a un acuerdo con el gobierno galés que establezca el estatus del Chester como un equipo inglés que únicamente tiene parte de la “huella de su estadio” en Gales. Esto podría costarle al Chester la razón de su fama, pero sería la solución sensata. El club que ha sido muy feliz viviendo tanto en Inglaterra como en Gales ahora siente que no tiene otra opción más que elegir entre uno u otro país.

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