Esta es la (muy muy polémica) carne que se come en el país de los Juegos Olímpicos

Pyeongchang. Hace apenas un mes muy pocos hubieran (hubiéramos) sabido situar en el mapa esta ciudad surcoreana. Ahora es uno de los lugares más citados en las noticias debido a los Juegos Olímpicos de Invierno. Además de heroicas hazañas deportivas, de medallas al filo de lo imposible, hay otro tema candente sobre la mesa que a las autoridades de Corea del Sur no les hace tanta gracia: la costumbre de comer carne de perro que tienen en el país. Sí, hablamos de la muy desarrollada Corea del Sur, no de la empobrecida y dictatorial Corea del Norte. Pero así son las costumbres.

El gaegogi, un plato a base de carne de perro.
El gaegogi, un plato a base de carne de perro.

Ante la celebración de los Juegos, las autoridades de Pyeongchang han intentado silenciar lo que es un secreto a voces, pero lo han conseguido a duras penas. Son muchos los atletas que han denunciado esta costumbre y, de nuevo y como ya pasó en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 o en el Mundial de Fútbol de 2002, el asunto ha vuelto a estallar. Meagan Duhamel, medallista canadiense en patinaje y que es vegana, ha sido una de las más combativas y, de hecho, se ha vuelto a casa con un perro adoptado, salvándolo de un destino que estaba escrito: convertirse en materia prima para algún estofado en un restaurante de la zona.

Aunque el consumo de este tipo de carne ha disminuido entre los más jóvenes, se trata de algo tan enraizado en la cultura surcoreana como en la nuestra puede estar comer conejo o cordero, por poner un ejemplo. Además, es algo que se mueve en un limbo legal: no es que la carne de perro se considere oficialmente “alimento”, pero sí que los canes son calificados como “ganado”, situándolos en el mismo nivel que otros animales como las vacas y los cerdos y haciendo que, de hecho, no haya ningún problema en que existan granjas caninas donde se cría a los animales para sacrificarlos para el consumo humano.

La patinadora Meagan Duhamel es una gran amante de los animales.
La patinadora Meagan Duhamel es una gran amante de los animales.

Son los coreanos más mayores los que siguen defendiendo esta costumbre, explicando que juzgarla desde ojos extranjeros es el equivalente a que ellos hicieran lo mismo respecto a otros hábitos occidentales que sí se consideran ‘normales’. De hecho, diez de los doce restaurantes cercanos a la Villa Olímpica que servían carne de perro antes del inicio de los Juegos siguen haciéndolo, en lo que parece un desafío en aras de preservar una cultura que no se entiende desde fuera.

El debate se ha trasladado a los foros de vegetarianos y veganos con una pregunta clara: ¿si está mal comer perros, por qué no lo está comer cerdos? ¿Por qué en las granjas se permite la brutalidad contra los cerdos mientras que contra los perros una crueldad similar levanta ampollas en amplios sectores de la sociedad? Muchos científicos recuerdan que los cerdos también son animales inteligentes, con una amplia capacidad para sentir emociones y que pueden incluso mostrar diferentes estados de ánimo. Quizá simplemente la diferencia radique en que no suelen tenerse como mascotas, lo que reduciría el debate al absurdo.