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Esperan una pronta definición del futuro de Claver-Carone en el BID

El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, al borde de la destitución.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, al borde de la destitución.

WASHINGTON.- El futuro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se apresta a dar un giro en las próximas horas, una vez que concluya la votación que definirá la suerte del presidente, Mauricio Claver-Carone, quien quedó a un paso de ser desplazado luego de un escándalo ético que le costó el apoyo político de la Casa Blanca y del resto de la región, y terminó por acelerar su caída.

La Asamblea de Gobernadores del banco, integrada por los 48 países miembros, continuó el fin de semana con una votación virtual para decidir si rescindía el contrato de Claver-Carone y lo sacaba de la presidencia del BID, el principal banco de desarrollo regional. La Argentina votó el sábado a favor de la destitución, y el domingo la votación estaba “avanzada”, indicaron fuentes oficiales a LA NACION. La decisión final podría conocerse este lunes. Las fuentes esperaban un desenlace “contundente”. Estados Unidos y Brasil, los otros dos socios principales del banco, también se mostraron a favor de su salida.

La caída de Mauricio Claver-Carone, un abogado cubano-americano de 47 años, se terminó de gestar la semana pasada en un puñado de días, pero se tejió durante varios meses.

El lunes pasado, el board del BID recibió el informe final de una investigación sobre un escándalo ético que asestó el golpe final al jefe del BID, que había llegado a la silla de la presidencia en una polémica elección: fue el primer norteamericano en quedarse con un puesto que por tradición es de América latina. El informe, de la firma Davis Polk, encontró evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación romántica con su jefa de gabinete –quien trabajana con él en la Casa Blanca y luego la llevó al BID– y le aumentó más de un 40% su salario en su primer año en el banco, en medio de la pandemia, en contra del código de ética del organismo. El board decidió por unanimidad recomendar su desplazamiento a la Asamblea de Gobernadores, que tomará la decisión final.

Estados Unidos jugó un papel decisivo al acompañar –y apuntalar– ese consenso, que terminó en una inusual muestra de unidad para una región que parece dividida en casi todo lo demás.

El gobierno de Joe Biden –donde nunca hubo simpatía por Claver-Carone– avaló su salida ante las evidencias recopiladas en el informe sobre sus “conductas indebidas” al frente del banco, pero también por la enorme preocupación que generó en la administración demócrata el comportamiento del propio Claver-Carone, a quien acusó de crear un clima de intimidación y miedo en el organismo, y de intentar entorpecer y contaminar la investigación que provocó su caída. Pesó, también, el frente unificado que mostró la región a favor de un cambio de liderazgo en el banco.

Un vocero del Departamento del Tesoro dijo que la investigación fue “exhaustiva, independiente y creíble”, y encontró “conductas indebidas” que violaron los principios y valores del BID.

“La negativa del presidente Claver-Carone a cooperar plenamente con la investigación y su creación de un clima de miedo a las represalias entre el personal y los países prestatarios ha perdido la confianza del personal y los accionistas del Banco y requiere un cambio de liderazgo. Estados Unidos apoyará una resolución rápida por parte de la Asamblea de Gobernadores”, indicó el vocero.

Desafiante, Claver-Carone dijo que era “vergonzoso” que el gobierno de Biden no haya defendido a dos funcionarios norteamericanos contra “información fabricada”. Además, acusó a la Casa Blanca de entregarle el banco a China en “bandeja de plata”. El funcionario ha negado todas las acusaciones en su contra. Un vocero del BID declinó hacer comentarios dado que el proceso continúa.

Una fuente familiarizada con los motivos de la decisión dijo que el gobierno de Biden quedó particularmente preocupado por el comportamiento de Claver-Carone durante la investigación, incluida su negativa a poner a disposición su teléfono de trabajo y otras pruebas, como sus correos electrónicos, una movida que constituía una clara violación de los principios y valores que su contrato de trabajo le exigía cumplir.

El gobierno de Biden también sopesó otras conductas, incluida su divulgación selectiva y engañosa de información confidencial con la intención de contaminar la investigación y moldear la opinión pública. Desde la óptica de la administración demócrata, que siempre vio con buenos ojos un eventual desplazamiento del funcionario trumpista, la actitud de Claver-Carone terminó por drenar la confianza en su confiabilidad y su capacidad para liderar una institución de desarrollo multilateral.

En última instancia, el gobierno de Biden consideró que el rechazo categórico de Claver-Carone a los hallazgos de la investigación, en particular su relación con su jefa de gabinete, a quien le dio aumentos por un total de más del 45% de su salario base en menos de un año, en medio de la pandemia del coronavirus, era insostenible.

Otra conducta que la Casa Blanca consideró profundamente preocupante, indicó la fuente familiarizada, incluyó la creación de un entorno de trabajo en el cual el staff del BID temía represalias en contra de las autoridades del banco y el personal que aceptó cooperar con la investigación.