Se espera que el juez que presidió la causa por fraude fiscal contra la empresa de Trump presida su diligencia de instrucción
El juicio por fraude fiscal contra la empresa inmobiliaria familiar de Donald Trump a finales del año pasado giró en torno a interminables filas de hojas de cálculo y documentos fiscales repletos de cifras indescifrables.
Uno de los participantes en la sala durante ese tiempo estaba inusualmente preparado para digerir esos áridos detalles: el juez que presidía el tribunal, Juan Merchan, que de joven trabajó varios años como auditor interno en una desarrolladora inmobiliaria pequeña.
Como jurista con 16 años en el banquillo, supervisó el único juicio penal de importancia hasta la fecha en el que estaba implicado el expresidente y es probable que las resoluciones de Merchan contribuyeran a que el jurado emitiera su veredicto de culpabilidad. Ahora se espera que presida la diligencia de instrucción de Trump ante la Corte Suprema de Manhattan en el caso relacionado con su participación en el pago del silencio de la estrella porno Stormy Daniels.
Con un mensaje en Truth Social, la red social que fundó, Trump arremetió contra Merchan el viernes cuando afirmó que había “coaccionado” a Allen Weisselberg, exdirector de finanzas de la Organización Trump, quien purga las últimas semanas de una condena de 100 días en el complejo carcelario neoyorquino de Rikers Island tras declararse culpable de cargos de fraude fiscal en el caso.
Refiriéndose a la comparecencia, Trump escribió: “El juez ‘asignado’ a mi caso de cacería de brujas (un ‘caso’ que NUNCA ANTES SE HA JUZGADO) ME ODIA”.
Es poco probable que Merchan se deje intimidar. Durante el juicio de cinco semanas contra la Organización Trump el año pasado, mantuvo un orden que a menudo falta en otros tribunales estatales, en lo que puede ser una práctica áspera y agitada del derecho penal.
Merchan, que nació en Bogotá, Colombia, llegó a Estados Unidos con su familia cuando tenía 6 años y creció en la pobreza en Jackson Heights, Queens, según personas familiarizadas con sus antecedentes.
En Colombia, su padre era un oficial militar que más tarde sirvió en el servicio de inteligencia del país y, después de llegar a Nueva York, Merchan trabajó como lavaplatos nocturno en el antiguo Hotel Americana de Manhattan. Su madre desempeñó diversos trabajos en Nueva York, como empaquetar alimentos para las comidas de las líneas aéreas y trabajar en fábricas de cremalleras y juguetes.
Merchan, quien fue el menor de seis hermanos y el primero de su familia en ir a la universidad, empezó a trabajar a los 9 años, cargando víveres a cambio de propinas, y siguió trabajando mientras estudiaba el bachillerato, lavando platos en un restaurante y haciendo entregas de carne kosher. En la universidad, trabajó como encargado nocturno en un hotel.
Asistió al Baruch College, pero lo abandonó para trabajar como auditor interno en una empresa inmobiliaria, la United Nations Development Corp. Varios años después, regresó para graduarse como administrador de empresas, para luego ingresar a la Facultad de Derecho. Trabajó para pagarse los estudios, pero en consecuencia, según contó más tarde, sus calificaciones no fueron las mejores.
Comenzó su carrera jurídica en 1994 como fiscal de distrito adjunto en Manhattan, cuando terminó sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Hofstra. Después de cinco años dirigiendo juicios y procesando casos de fraude financiero, se trasladó a la oficina del fiscal general estatal, donde supervisó casos civiles en Long Island. En 2006, el entonces alcalde Michael Bloomberg lo nombró juez del Tribunal Familiar del Bronx y, desde 2009, Merchan es magistrado en funciones de la Corte Suprema del estado, donde preside juicios penales por delitos graves.
Merchan está familiarizado con los casos financieros complejos o de alto perfil, pero los procedimientos del juicio por fraude fiscal, en su mayoría discretos, distan mucho de otros casos que han acaparado la atención de los medios de comunicación en su tribunal.
Por ejemplo, en un caso de asesinato, un senegalés intentó llamar a declarar a un perito al que los fiscales identificaron como brujo para que declarara que había matado a su exnovia bajo la influencia de espíritus malignos. También presidió el juicio de una mujer de los suburbios acusada de dirigir un servicio de acompañantes que cobraban 2000 dólares la hora y a la que los tabloides llamaban “La Madame de las Mamás del Fútbol”.
Varios abogados que han comparecido ante él hablaron sobre la ética laboral de Merchan. Además de encargarse de los juicios penales en la Corte Suprema estatal, Merchan también preside el Tribunal de Salud Mental de Manhattan y el Tribunal de Tratamiento de Veteranos, que prestan servicios especiales a acusados no violentos.
“Es alguien que lee cada palabra de cada página de cada expediente y cada nota a pie de página y también los casos que se citan”, dijo José Fanjul, exasistente del fiscal de distrito de Manhattan que conoció a Merchan cuando llevó un juicio de cuatro meses por fraude de cuello blanco en el tribunal del juez. “Su apego a la ley y su dedicación le otorgan esa especie de propósito moral por su labor hace que sea un placer ejercer ante él”.
c.2023 The New York Times Company