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Dos españoles entre inculpados en EEUU por venta de pinturas falsas

"Número 19", del pintor estadounidense Jackson Pollock, expuesta en la casa de subastas Christie's de Nueva York, el 3 de mayo de 2013 (AFP/Archivos | Emmanuel Dunand)

Tres hombres fueron procesados el lunes en Nueva York, en un caso de tráfico de falsas pinturas atribuidas principalmente a los pintores Mark Rothko y Jackson Pollock, que les había reportado 33 millones de dólares en 14 años, anunciaron las autoridades judiciales. Se trata de un español de 65 años, Jesús Angel Bergantinos Díaz, de Lugo, su hermano José Carlos, 58 años, quien tiene también la nacionalidad estadounidense, y el pintor chino Pei Shen Qian, de 75 años, con doble nacionalidad, quien habría partido a China. Ambos hermanos fueron arrestados la semana pasada en España, precisó el fiscal general de Manhattan, Preet Bharara, en un comunicado. Con la complicidad de una mujer, Glafira Rosales, que ya se declaró culpable, José Carlos Bergantinos Díaz, que se presentaba como un marchand de arte, había vendido entre 1994 y 2009 a dos galerías neoyorquinas unas sesenta telas presentadas como obras de los pintores Mark Rothko, Jackson Pollock, Willem de Kooning, Richard Diebenkorn, o Robert Motherwell, de reputación internacional, por un total de 33 millones de dólares, según documentos judiciales. En realidad las telas habían sido pintadas por Pei Shen Qian, a quien José Carlos Bergantinos había conocido a fines de los años 80, pintando en una calle de Manhattan y al que pagaban unos centenares de dólares por tela, hasta que descubrió el precio que pedía una galería por una de sus pinturas. Dos galerías habrían vendido las obras adquiridas por 33 millones de dólares en más de 80 millones. Otras personas fueron inculpadas el 4 de abril en relación a estas falsas obras de arte, luego de una demanda presentada por un multimillonario de Las Vegas, Frank Fertitta, quien había adquirido en 7,2 millones de dólares una falsificación atribuida a Mark Rothko en abril de 2008. Entre ellas, un curador del Kunsthaus, el museo de bellas artes de Zurich, a quien una galería vendedora pagó 300.000 dólares para que recomendara la obra y un abogado marchand de arte suizo.