España, entre los países europeos con más víctimas mortales por calor en 2023
El calor abrasador mató a más de 47.000 personas en Europa el año pasado, según los datos recogidos. 2023 fue el año más caluroso jamás registrado, y el segundo más caluroso en Europa, ya que los combustibles fósiles siguen aumentando las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Un desastre a gran escala, el número de muertes relacionadas con el calor es, sin embargo, menor que en 2022, cuando más de 61.000 personas murieron en Europa, según el mismo análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Obras y adaptaciones redujeron en un 80% las muertes
Los investigadores también descubrieron que la mortalidad relacionada con el calor habría sido un 80% mayor el año pasado sin la introducción de medidas para ayudar a las personas a adaptarse en las últimas dos décadas.
"Nuestros resultados muestran cómo ha habido procesos de adaptación de la sociedad a las altas temperaturas durante el presente siglo, que han reducido drásticamente la vulnerabilidad relacionada con el calor y la carga de mortalidad de los últimos veranos, especialmente entre las personas mayores", afirma Elisa Gallo, investigadora de ISGlobal y autora principal del nuevo estudio publicado en la revista estadounidense mensual 'Nature Medicine'.
¿En qué lugares de Europa hay más riesgo de morir por olas de calor?
En contraste con el persistente estrés térmico del verano de 2022, la temporada europea de 2023 estuvo marcada por dos picos de temperatura a mediados de julio y a finales de agosto. Según el estudio, estos episodios habrían supuesto más del 57% de la mortalidad global estimada el año pasado, es decir, más de 27.000 muertes.
Para llegar a la estimación global de 47.690 muertes relacionadas con el calor en 2023, los investigadores ajustaron modelos epidemiológicos a los datos semanales de mortalidad de Eurostat. Estos modelos se realizaron utilizando registros de temperatura y mortalidad de 823 regiones de 35 países entre 2015-2019.
Al ajustar por el tamaño de la población, los países con las tasas más altas de mortalidad relacionada con el calor el año pasado estaban todos en el sur de Europa.
Grecia fue el país más vulnerable, con 393 muertes por millón, seguido de Bulgaria (229 muertes por millón) e Italia (209 muertes por millón).
Stefano Olmastroni, limpiador de un supermercado, de 61 años, fue uno de los que perdieron la vida por el calor insoportable en la ciudad italiana de Florencia en julio pasado. Su cuerpo estaba a 43ºC tras trabajar en una zona de invernaderos sin aire acondicionado.
"Hay personas que habrían muerto de todos modos, pero esas no se contabilizan con esta metodología", explicó previamente Joan Ballester Claramunt, investigador principal del grupo de adaptación de ISGlobal. "Estamos hablando de personas para las que la aparición de estas temperaturas desencadenó su muerte".
En contra de lo que podría pensarse, sólo una pequeña proporción de las muertes relacionadas con el calor se deben a golpes de calor. Las olas de calor suelen matar a las personas porque impiden que el organismo gestione problemas de salud subyacentes, como enfermedades cardiacas y pulmonares, y el calor actúa como un factor estresante adicional y mortal.
Si se observa el número total de muertes el año pasado, Italia se sitúa considerablemente en cabeza con 12.743 muertes atribuibles al calor, 8.388 de ellas mujeres. Le siguió España, con 8.352 muertes, y en tercer lugar Alemania, con 6.376 fallecimientos relacionados con el calor.
Reino Unido sufrió 1.851 muertes el año pasado, lo que le sitúa en el séptimo puesto de la lista de países europeos. Pero como ISGlobal no dispone de datos desglosados de hombres y mujeres, Gran Bretaña no aparece en el gráfico de barras que figura a continuación.
Esta disparidad de género es evidente en todo el conjunto de datos. Tras tener en cuenta la población, la tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 55% superior en mujeres que en hombres en toda Europa.
En el lanzamiento el mes pasado de un mapa de vulnerabilidad al calor ajustado por edad y sexo, Ballester compartió algunas ideas sobre el porqué de esta situación. Por ejemplo, las mujeres suelen tener sueldos más bajos y, por tanto, disponen de menos recursos, como aire acondicionado, para protegerse. También es más frecuente que enviuden, por lo que es más probable que vivan solas y aisladas de la ayuda.
La edad también marca una gran diferencia. En el caso de las personas mayores de 80 años, la tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 768% superior a la de las personas de entre 65 y 79 años.
El estudio viene acompañado de una advertencia: las cifras de 2023 pueden subestimar la carga real de mortalidad relacionada con el calor. Esto se debe a que el uso de datos semanales de mortalidad puede diluir el efecto de los picos a corto plazo atribuidos al calor.
Los investigadores estiman que la cifra probable de muertes relacionadas con el calor en 2023 podría haberse acercado más a las 58.000 muertes en los 35 países estudiados.
¿Cómo se evitó el 80% de las muertes por calor?
Para calcular el número de vidas salvadas gracias a la adaptación, los investigadores aplicaron su modelo epidemiológico a los periodos 2000-2004, 2005-2009, 2010-2014 y 2015-2019. A continuación, introdujeron las cifras de 2023 en cada uno de estos modelos para calcular el número de muertes que se habrían producido en cada periodo si las temperaturas hubieran sido tan altas como las del año pasado.
Calcularon que si las temperaturas de 2023 hubieran sido las de 2000-2004, la mortalidad por calor habría superado las 85.000 muertes: un 80% más que en el periodo 2015-2019.
Desde 2000, la "temperatura mínima de mortalidad" -la temperatura óptima con menor riesgo de mortalidad- se ha ido calentando gradualmente de media en el continente, explica Gallo. Ha pasado de 15°C en 2000-2004 a 17,7°C en 2015-2019.
Sin embargo, el ser humano sólo puede adaptarse hasta cierto punto al calor
"Debemos tener en cuenta que los límites inherentes a la fisiología humana y a la estructura de la sociedad probablemente pondrán un límite al potencial de adaptación en el futuro", advierte Ballester.
Hay una "necesidad urgente" de nuevas estrategias para salvar vidas, afirma, incluido un seguimiento más preciso de los efectos del cambio climático en los cambios vulnerables. Pero al fin y al cabo, hay que atajar el cambio climático de raíz".
En 2023, casi la mitad de los días superarán el umbral de 1,5 ºC fijado por el Acuerdo de París. "Las proyecciones climáticas indican que es probable que el límite de 1,5°C se supere antes de 2027, lo que nos deja una ventana de oportunidad muy pequeña para actuar", añade Ballester.