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‘Tenemos que escucharlo’. Este tour explora la terrible historia de violencia racial en la Florida

La casa de John Wright sigue siendo la última reliquia de Rosewood.

Oculta detrás los árboles que salpican la propiedad de 35 acres, está la extensa casa victoriana de tres pisos, con su fachada blanca y sus detalles verdes apagados durante el siglo pasado. El rastro de conchas de almeja que conduce al porche emite un hedor que hace que se arruguen las narices y las manos se cubran la cara. En el último siglo, la casa ha sido testigo de la completa aniquilación de una comunidad que dejó al menos seis floridanos negros, de uno de los huracanes más fuertes que han tocado tierra en Estados Unidos y de cualquier otra cosa que el tiempo haya puesto en su camino.

Pero sigue en pie, al igual que la historia: Wright escondió a mujeres y niños negros en el ático de esta casa del norte de la Florida cuando empezó el derramamiento de sangre de la masacre de Rosewood de 1923, después que una mujer blanca acusó falsamente a un hombre negro de golpearla. Suba hoy la serpenteante escalera de madera que conduce al desván y las emociones presentes hace más de un siglo sigan palpables: horror, confusión, angustia, pesar y pena.

“Cuando llegué al final de la escalera, empecé a llorar”, dijo Marvin Dunn, profesor emérito de la Universidad Internacional de Florida (FIU), sobre su primera visita a la casa en enero, explicando el torrente de emociones. No pudo soportar volver a entrar cuando dirigió un grupo de estudiantes en una soleada tarde de domingo de marzo. “En ese pequeño espacio, toda esa gente sufriendo; no sabían si sus parientes estaban vivos o muertos, dónde estaban sus familias... tuvo que ser una experiencia aterradora y los podían haber matado: estaban matando a todos los negros”.

Estas experiencias son el núcleo del tour de Dunn, Teach the Truth, una excursión de dos días en la que estudiantes y familias viajan a los lugares de la Florida en donde ocurrieron los episodios más horribles de violencia racial. Además de Rosewood, el tour patrocinado por Miami Center for Racial Justice (MCRJ) hizo escalas en las tumbas de Willie James Howard, un joven de 15 años que fue linchado en Live Oak, Florida, por enviar una nota de amor a una chica blanca en 1944, y Julius “July” Perry, que, después de intentar votar, fue uno de los al menos 50 floridanos negros brutalmente asesinados en lo que hoy se conoce como la Masacre de Ocoee. En un tour anterior, en enero, se detuvo en Newberry, Florida, en donde una turba blanca ahorcó a seis negros, uno de ellos una mujer embarazada, y en Mims, Florida, en donde supremacistas blancos atacaron con explosivos la casa de Harry T. Moore y Harriette V.S. Moore el día de Navidad de 1951, matándolos a ambos.

Dunn ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional a desenterrar estas historias. La Florida, después de todo, tuvo más linchamientos per cápita entre 1877 y 1950 que cualquier otro estado, según Equal Justice Initiative (EJI).

Pero, como la cruzada del gobernador Ron DeSantis continúa contra todo lo que considera “progresista” —algo que su abogado definió como “la creencia de que hay injusticias sistémicas en la sociedad estadounidense y la necesidad de abordarlas”—, al profesor universitario le preocupa que esta parte de la historia de la Florida se pierda o, peor aún, que cualquier posibilidad de reconciliación por tales atrocidades también desaparezca.

“Si no reconocemos a estas personas, entonces murieron por nada”, dijo Wendell Owens. Nacido en el noreste de Arkansas, Owens, de 66 años, vive en Newberry con su esposa, Janis, autora del libro Hidden in Plain Sight: A History of the Newberry Mass Lynching of 1916.

Dunn invitó a Owens a la última etapa del viaje para subrayar que “en todos los casos, hubo blancos que dieron la cara e intentaron hacer lo correcto”.

“La única manera de librarnos del racismo es confesarlo, aceptarlo tal y como era y tal y como es ahora”, dijo Owens.

En lo que muchos consideran un claro impulso a la presidencia, DeSantis convirtió en arma el término “progresista” para restringir la enseñanza de la historia afroamericana, lo que ha significado prohibir la teoría crítica de la raza y el proyecto 1619 de The New York Times en las escuelas, al igual que apoyar leyes como la Stop WOKE, una ley amorfa que exige un enfoque “objetivo” de las lecciones basadas en la raza y prohíbe la instrucción “usada para adoctrinar o persuadir a los estudiantes hacia un punto de vista particular” o hacer que los estudiantes “se sientan culpables” de la historia; asimismo, ha supuesto influir en el Departamento de Educación de la Florida, que, entre otras muchas cosas, rechazó recientemente el curso de estudios afroamericanos avanzados del College Board, porque “carece significativamente de valor educativo”. En todo el estado se están retirando libros de las estanterías mientras los profesores intentan tener claridad al respecto.

Los ataques de DeSantis se extienden incluso a la educación superior: un memorando de diciembre de 2022 exigía a los colegios y universidades del estado “proporcionar una lista completa de todo el personal, programas y actividades del campus relacionadas con la diversidad, la equidad, la inclusión y la teoría crítica de la raza”, así como el costo asociado con ello. En noviembre, un juez federal dictó una medida cautelar contra partes de la Ley Stop WOKE relacionadas con la educación superior.

“Este viaje le ha dado vida a la historia”

El mensaje, según muchos de los padres y alumnos presentes en el tour de Dunn, es claro: a DeSantis no le importa la historia de los afroamericanos. Por este motivo, Robyn Haugabook llevó al tour a sus dos hijas —Morgan, de 16 años, y Megan, de 20—, así como a tres sobrinas. El grupo formaba parte de los más de 40 participantes que se amontonaron en un autobús a las 7 de la mañana del sábado en el campus de la Universidad Barry.

Desde allí, el autobús hizo un recorrido de unas tres horas hasta el cementerio de Greenwood, en Orlando, en donde está enterrado Perry; a continuación, el recorrido se dirigió hacia el noroeste durante casi tres horas más hasta East Memorial Cemetery de Live Oak, donde está la tumba de Howard, antes de llegar rápidamente al río Suwanee, donde el joven de 15 años dio su último suspiro. Después de pasar la noche en un hotel cercano de Lake City, el autobús se dirigió hacia el sur, hacia Cedar Key, el lugar de descanso final de Wright y su esposa, Mary Jane; la caravana partió entonces hacia Rosewood, en donde Dunn había comprado recientemente un terreno de cinco acres: allí plantaron azaleas en el terreno de Dunn, una oda al Rosewood del pasado; y la casa de los Wright fue la última parada antes del viaje de unas seis horas de regreso a Miami.

Megan, de 20 años, (a la izquierda) y Morgan, de 16, (a la derecha) Everett plantando azaleas en la propiedad del historiador Marvin Dunn en Rosewood, la Florida, el domingo 5 de marzo de 2023. Las hermanas se encontraban entre los más de 40 participantes que viajaron en el tour de Dunn que se detuvo en algunos de los lugares de violencia racial más horribles de la Florida.

“Este viaje le da vida a la historia”, dijo Haugabook. “Quiero que mis hijos lleven lo aprendido a su escuela, a su comunidad, a sus profesores de historia y les hagan saber que lo que DeSantis ha intentado hacer es borrar nuestra historia, pero estamos contraatacando”.

Parte de esa lucha es establecer una conexión física con la historia, dijo Dunn, con la esperanza de que alguno de los estudiantes retome algún día la historia en donde la dejó. El tour siguió un esquema similar: el grupo bajaba del autobús, escuchaba el relato de Dunn, cantaba We Shall Overcome, Amazing Grace o Lift Every Voice, rezaba y, por último, tocaba la lápida.

“No queremos que nadie piense que estamos enfadados o que el tour Teach the Truth quiere que estén enfadados”, dijo Dunn en Greenwood Cemetery, con el monumento a Perry descansando a sus pies. Mientras el sol abrasador del centro de la Florida caía sobre el grupo, Dunn contó la historia del asesinato de Perry, por qué nunca se llevó a nadie ante la justicia e imploró a los estudiantes que votaran cuando fueran mayores de edad. A continuación, hizo una pregunta bastante conmovedora.

“Todos ustedes son demasiado jóvenes como para escuchar esto según nuestro gobernador”, dijo Dunn. “¿Es demasiado para que lo oigan?”.

“¡No!”, gritó Morgan rápidamente. “Tenemos que escucharlo”.

Cuando le preguntaron más tarde por su respuesta, Morgan dijo con seguridad por qué “puede con esta historia”.

“Es nuestra historia y son cosas que les ocurrieron a chicos de nuestra edad, así que creo que deberíamos ser conscientes de las cosas que ocurrieron, para que no se repitan”, dijo la estudiante de tercer año de la preparatoria Barbara Goleman, refiriéndose al linchamiento de Howard.

El asesinato del joven de 15 años, que tuvo lugar más de una década antes que el brutal asesinato de Emmett Till desencadenara el Movimiento por los Derechos Civiles, pesó mucho en todo el grupo. Los alumnos no podían entender cómo alguien podía hacerle algo así a un niño. Uno de los padres contó que había tenido pesadillas el sábado por la noche.

Una lápida de Willie James Howard, de 15 años, en el cementerio East Memorial de Live Oak, la Florida, el sábado 4 de marzo de 2023. El asesinato de Howard, a quien tres hombres blancos mataron en 1944 después de que el adolescente enviara una carta de amor a una chica blanca, se consideró un suicidio durante décadas hasta que un director de funeraria descubrió los registros funerarios del joven de 15 años.

Con todo lujo de detalles, Dunn explicó cómo tres hombres blancos secuestraron a Howard en casa de su madre, recogieron a su padre del trabajo y los llevaron al río Suwanee, en donde obligaron al adolescente a tirarse al agua. Los tres hombres blancos admitieron posteriormente haber llevado al menor Howard al río, pero dijeron que se había tirado sin ser provocado. La familia de Howard huyó de Live Oak poco después y nadie fue acusado. Durante más de 60 años, el asesinato de Howard se consideró un suicidio, hasta que Douglas Udell, comisionado del Condado Suwannee, compró una funeraria y descubrió en sus registros la palabra “linchamiento” grabada junto al nombre del joven de 15 años. Udell encargó entonces una lápida en la que se leía [sic] “Asesinado por tres racistas” e invitó a la comunidad al único funeral celebrado en honor de Howard.

“Fue como si lo hubieran borrado” de los libros de historia, le dijo Douglas Udell Jr. al grupo mientras el sol se ponía sobre los árboles que rodean East Memorial Cemetery.

Vanessa Blaise, de 17 años, no había oído hablar de Howard sino hasta el tour. Aunque su historia fue “extremadamente dura para su conciencia”, la estudiante de último curso de la preparatoria Plantation dijo que fue un bienvenido cambio de ritmo con respecto a la monotonía de sus clases normales de historia que, en su opinión, se habían vuelto “repetitivas” desde que las leyes de DeSantis complicaron las lecciones sobre la raza. El tour de Dunn, sin embargo, proporciona un antídoto necesario.

“Al prohibir la historia de los afroamericanos, nos están prohibiendo en cierto modo, porque pasamos por esto”, dijo Blaise, añadiendo que tours similares “deberían ser obligatorios en todo el país”.

“Pasamos por esto. Es nuestra historia”.