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“Escuchar, abrirse y ser creativos”: Francisco dio la primera clase de la Escuela de Formación Política

El papa Francisco durante la clase en la Escuela Política Fratelli Tutti
ANDREAS SOLARO

ROMA.- Abrirse a los demás, a la capacidad de encuentro del otro, escuchar, no fosilizarse, no tapar los sentimientos, ser creativos, intentar cambiar el mundo. Fueron los consejos que el papa Francisco le dio hoy a un centenar de jóvenes de todos los continentes que, gracias a la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes, que trabaja para una cultura del encuentro a través de una red educativa en 190 países, por primera vez pudieron reunirse en Roma después de haberlo hecho en forma remota durante la pandemia.

Junto a ellos también estaban 42 de los 50 jóvenes que integran la primera camada de la Escuela de Formación Política Fratelli Tutti, lanzada en mayo pasado, a quienes el Papa les dio una primera e histórica clase.

“Jóvenes, métanse en política y piensen en sus hermanos, vean qué ejemplo les pueden dar los refugiados, aprendan a escaparse de las presiones, de lo socialmente correcto, que a veces te van aprisionando con conductas que te van almidonando, te van impidiendo los sentimientos”, les dijo a los jóvenes, entre ellos los seleccionados para ser formados para convertirse en una nueva clase dirigente, inspirada en Fratelli Tutti, su última encíclica sobre fraternidad y amistad social. Entre los alumnos hay 6 refugiados, uno de los cuales, Santé, originario de Ruanda, le contó al Papa el drama vivido por su familia, que cuando era pequeño debió escapar del genocidio que hubo en ese país africano.

El papa Francisco durante la clase en la escuela pontificia Maria Mater Ecclesiae
ANDREAS SOLARO


El papa Francisco durante la clase en la escuela pontificia Maria Mater Ecclesiae (ANDREAS SOLARO/)

“La condición de refugiado siempre indica que vos saliste de un lugar que era tuyo y te pusiste en camino, para salir de una tragedia. Los refugiados arriesgan su vida escapando y su vida es muy dura. Son tomados por mafias, los explotan, los torturan, a las mujeres las venden”, denunció el papa Francisco, desde siempre defensor de los migrantes. “Acá hay mujeres: ¿imaginan lo que es que las vendan como mercadería? Eso sucede hoy. Por eso cuando hablamos de refugiados no hablamos de cifras, hablamos de hermanos y hermanas nuestras que tuvieron que escapar”, siguió, al denunciar los “campos de concentración” que hay en las costas de Libia y que el mar Mediterráneo se está convirtiendo “en el cementerio más grande del mundo”.

“Me encontré con muchos refugiados que tardaron años para alcanzar a Europa. Muchos viven en la calle, donde te ignoran, te pisotean, te tratan como la nada. Por eso hay que abrirnos al refugiado, que no es alguien que vino a hacer turismo, es alguien que se escapó de su tierra para sobrevivir”, insistió, al criticar la “psicología de la indiferencia” que reina con respecto a este drama.

La primera clase del papa Francisco ocurrió en el auditorio del Pontificio Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae de esta capital, en un evento al que participó el ministro de Educación de Italia, Patrizio Bianchi. Parte de los jóvenes -llegados de diversas escuelas italianas y de 42 países de lo cinco continentes- sorprendieron al exarzobispo de Buenos Aires con una obra de teatro sobre “los rostros de la pandemia” con la que, con música y actuación, representaron todo el dolor vivido por su generación durante los meses de encierro y soledad. Los chicos llevaban máscaras que ellos mismos habían intervenido dibujando y pintando rostros llenos de sufrimiento. Ese dolor fue metafóricamente abrazado por dos flamantes alumnos de la Escuela Política Fratelli Tutti, porque “la responsabilidad de los dirigentes políticos es escuchar el dolor de las comunidades”.

“Una sonrisa”

Los chicos también le entregaron al papa Francisco y a los dos directores mundiales de Scholas, José María del Corral y Enrique Palmeyro –con quienes siendo arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio creó las escuelas vecinales, embrión de Scholas-, una máscara blanca, para que la intervinieran con marcadores.

“Yo en la máscara hice una sonrisa”, dijo el Papa, que destacó la importancia de la capacidad de estar abiertos a los demás y de sonreír con el corazón.

“Cuando perdemos la capacidad de encuentro nos vamos fosilizando”, advirtió. “El alma y el corazón se fosilizan y caemos en lo socialmente correcto, en los gestos almidonados”, siguió, al llamar a los jóvenes a ser creativos. Porque “cuando no hay originalidad es como calmar la sed con agua destilada”, indicó.

Asistió por supuesto Juan Ignacio Maquieyra, politólogo pampeano que trabajó en el Gobierno de la Ciudad, enamorado de la encíclica Fratelli Tutti, que está al frente de la Escuela Política homónima. Maquieyra es licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina, tiene un máster en Harvard y es conocido por haberle hecho una pregunta incómoda a Cristina Kirchner en 2012 cuando pasó por esa institución.

En diálogo con La Nación, Maquieyra destacó que entre los 50 jóvenes de hasta 30 años de 34 países que forman la nueva camada, todos becados gracias a donantes anónimos, hay tres argentinos: Esteban Vaca, de 19 años, que nació y creció en la Villa 31 y desde hace años es voluntario de trabajo comunitario con Scholas; Eyal Weintraub, de 20 años y uno de los fundadores de Jóvenes por el Clima Argentina; y Virginia Solís, cordobesa que tiene un emprendimiento con impacto socio-ambiental. Pero también hay seis refugiados, el ya mencionado alumno de Ruanda, dos de Sudán del Sur, dos de la República Democrática del Congo y una chica de Zimbabwe, aspirantes a políticos de varios otros países, un italiano de Salerno, una indígena colombiana y un joven de la India.

“En las grandes escuelas de liderazgo internacional no hay entre los alumnos tanta diversidad de trayectos de vida, de creencias religiosas y de situación económica como la que tenemos en la Escuela Fratelli Tutti. Acá hay jóvenes que han creado empresas y jóvenes refugiados que nunca se subieron a un avión, musulmanes, judíos, católicos, jóvenes de pueblos originarios, todos con culturas y modos de vida totalmente distintos”, subrayó Maquieyra, al destacar la novedad absoluta de esta iniciativa.

El año académico inaugurado hoy por el papa Francisco combinará sesiones virtuales y presenciales. En las presenciales, se estudiarán diversos casos de las problemáticas planteadas por los jóvenes de Mozambique, la Argentina, Haití, Italia y Rumania.

“Queremos que la amistad social no sea un simple discurso y por eso se organizó esta convivencia de varios días acá, toda una semana, para que los jóvenes den tres pasos: escuchen, con el cuerpo, la mente y el corazón, creen y celebren, en el sentido de armar comunidad”, explicó José María del Corral. “No importa si estos chicos algún día llegan a ser presidentes, esto es a largo plazo”, agregó. “Estos 50 chicos de la primera promoción cuando vuelvan a sus comunidades seguramente van a ser semillas de transformación, porque habrán aprendido a escuchar y tendrán herramientas para buscar soluciones creativas”, indicó.

Preguntado por LA NACION qué significa para él integrar esta primera promoción de la Escuela Fratelli Tutti, Esteban Vaca, nacido y criado en Villa 31, no ocultó su entusiasmo: “para mí es un logro poder contribuir para poder encontrar nuevas formas de hacer política para que haya un mundo mejor”, dijo. Ingrid Neuque, colombiana de la comunidad Mhuisqa, fue más allá: “los políticos de hoy han dejado de tener una actitud humana y todos aquí tenemos la intención de que todo esto cambie, es necesario reconectar”.