Un escritor canadiense pide que no compren su libro infantil más reciente porque tiene ilustraciones que considera racistas

El escritor canadiense Adam Pottle pidió al público que no compre uno de sus libros, y a las librerías que no lo distribuyan, en protesta por la decisión del editor de incluir ilustraciones, realizadas por una artista argentina que vive en España, que el autor considera racistas.

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El periódico The Globe and Mail publicó que Pottle escribió, en 2017, el libro ilustrado The Most Awesome Character a petición de la editorial estadounidense Reycraft Books, y que finalmente fue publicado el pasado 30 de septiembre.

El libro es protagonizado por Philomena, una niña que es sorda, como Pottle, y que tiene una gran imaginación. Pero en declaraciones al periódico canadiense, el escritor afirmó que cuando vio las ilustraciones, se sintió "mal".

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Las primeras copias del libro fueron enviadas de forma anticipada a críticos literarios y algunas librerías, antes de que Pottle pudiese ver el trabajo. Pero el escritor ya sospechaba que algo no estaba bien cuando dos críticos literarios diferentes mencionaron las ilustraciones de su libro.

Por ejemplo, Kirkus Reviews, una destacada revista estadounidense especializada en reseñas literarias, señaló que en el libro de Pottle "los personajes humanos son diversos racialmente y algunos están en sillas de ruedas, aunque desgraciadamente uno cae en estereotipos sobre personas asiáticas".

Las quejas de Pottle y las reseñas literarias se centran en un personaje, una niña de origen asiático que la ilustradora Ana Sanfelippo representó vestida con un kimono (un vestido tradicional japonés) y con un estilo de pelo también considerado "asiático".

Según el periódico, el resto de las ilustraciones representan personajes vestidos con ropas occidentales. Tras ver las ilustraciones, Pottle solicitó a la editorial que no lanzara el libro hasta que las ilustraciones hubiesen sido modificadas.

Pero la editorial mantuvo la publicación sin cambiar las imágenes, según el relato del autor. "No quería que ningún lector se sintiese marginado leyendo el libro e incluso aunque yo no había realizado las ilustraciones, mi nombre está en la portada, así que tengo que asumir la responsabilidad", explicó el escritor canadiense.

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"Tengo que intentar rescatar mi historia, intentar preservar la visión del mundo que tenía en mente cuando lo escribí", añadió.

Varias librerías canadienses ya han anunciado que seguirán la petición del autor y no distribuirán el libro.