¿Es fácil caer desde un crucero? Los mitos y las fobias de morir en el mar

La trágica muerte de Chloe Wiegand, la bebé de 18 meses que se precipitó once pisos desde lo alto de un crucero en Puerto Rico, alborotó mi terror a caer de un barco y morir ahogada en el mar.

Un viaje familiar por las islas tropicales en el imponente crucero Freedom of the Seas de la empresa Royal Caribbean terminó en horror y luto cuando la pequeña se resbaló de las manos del abuelo luego de que éste la apoyara en el marco de una ventana abierta.

Port Canaveral, FL, USA - May 8, 2011: The Royal Caribbean Cruise ship "Freedom of the of the Seas" headed to sea from Port Canaveral, Florida.. A Bottle-nosed Dolphin leaps from the bow wake.
El crucero "Freedom of the Sea" de la línea The Royal Caribbean Cruise, es uno de los barcos de pasajeros más grandes del mundo. Está diseñado para que los pasajeros disfruten de sus instalaciones mientras disfrutan de la vista al mar. (Foto Getty Images)

En el momento del lamentable suceso el barco no navegaba en altamar sino que permanecía anclado en uno de los sofisticados muelles diseñados para recibir a las enormes estructuras que se parecen más a un hotel 5 estrellas que a un medio de transporte naval.

Los testigos recuerdan los desgarradores gritos de la madre de Chloe, Kimberly Schultz Wiegand, al ver a su hija caer sobre el pavimento puertorriqueño.

Elmer Román, un funcionario del departamento de Seguridad Ciudadana, dijo a la prensa local que la policía está investigando lo que a todas luces parece un accidente. “En momento, uno de los abuelos la expuso jugando al vacío y se le cayó de las manos”.

Ver también: La familia de la bebé que murió tras caer de los brazos de su abuelo culpa al crucero de la tragedia

El abogado de la familia Wiegand asegura que al abuelo de la niña, Salvatore Anello, no se le resbaló la niña sino que la dejó jugando frente a una pared de vidrio y que la niña cayó por una ventana que no debía estar abierta.

Mientras las autoridades boricuas investigan el caso para determinar si fue un accidente o negligencia del desafortunado Salvatore Anello, yo me pregunto si el miedo que siento al asomarme por las ventanas y los pasillos exteriores de un crucero son infundados o si realmente constituye un peligro para los viajeros.

Lo que dicen las estadísticas

La realidad es que ese tipo de siniestros son más comunes de lo que parecen.

Cuando los estadounidenses se preparaban para el despliegue de fuegos artificiales del 4 de julio, un tripulante cayó al agua por razones desconocidas cuando el crucero Carnival Victory regresaba de la costa mexicana de Cozumel hacia el puerto de Miami, a unas 30 millas al noroeste de Cuba.

El tripulante de nacionalidad India, que no aún no ha sido identificado por las autoridades estadounidenses, fue la onceava persona que perdió la vida al caer desde una embarcación de grandes dimensiones en lo que va de 2019.

Desde el 2000, unas 344 personas han fallecido al caer accidentalmente o saltar desde un crucero, con un promedio de unas 18 muertes cada año.

Irresponsabilidad y mucha mala suerte

Pero si examinamos las cifras con cabeza fría, los cruceros son extraordinariamente seguros y hay que tener mucha mala suerte para comenzar el viaje de tus sueños por el Caribe y terminarlo en la morgue.

Y aún si eres imprudente o la fortuna nunca te acompaña, es mucho más fácil que te parta un rayo a que mueras en viaje de placer en el mar.

Los expertos en meteorología calculan que las probabilidades de morir electrocutado por un rayo es de una en tres millones, frente a la probabilidad de una en 6,2 millones de morir en un crucero.

Unos 30 millones de pasajeros navegarán en 2019 por los océanos del planeta, según los pronósticos para de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA , según sus siglas en inglés.

Mother and daughter traveling on a ferry boat and standing on a ship deck on a sunny day
La industria de los cruceros genera 1,1 millones de empleos en el mundo. El 11 por ciento de los pasajeros son estadounidenses. (Foto Getty Images)

Los peligros aumentan en tierra firme y cerca de casa. En un informe divulgado en enero de 2019 por el Consejo de Seguridad Nacional, la probabilidad de morir en un accidente automovilístico en Estados Unidos es de uno en 103, mientras que las probabilidades de morir de una sobredosis de opioides se eleva a uno en 96.

Así que caer al mar desde un crucero es extremadamente raro porque están diseñados específicamente para que los pasajeros pasen mucho tiempo al descubierto viendo al mar. Las probabilidades son remotas pero tampoco es imposible, como en el caso de Chloe.

Las barandas de las plataformas exteriores son suficientemente elevadas para evitar la caída de un pasajero por un movimiento brusco de la marea o por una ráfaga de viento y también hay cámaras para monitorear la seguridad en los lugares públicos.

Temores irracionales

A pesar de los informes estadísticos sobre la seguridad de los cruceros, yo les sigo temiendo.

Danger, problems concept. Close up of human hand drowning in the lake
Una fobia es un trastorno de salud emocional o psíquico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas​ como, por ejemplo, al océano, a las alturas, a los insectos, a los lugares cerrados, según la Clasificación Internacional de Atención Primaria CIAP. (Foto Getty Images)

Viajé durante dos semanas en un crucero por el Caribe cuando era niña. Disfruté casi toda la travesía pero me daba miedo asomarme por las barandillas y evitaba a toda cosa acercarme a ellas. Al regresar a casa me despertaba asustada con un sueño recurrente: mi hermana menor caía en el agua oscura sin que yo pudiera remediarlo.

Ese temor renació cuando repetí la experiencia de vacacionar en el mar con mi esposo y mi pequeña hija, que para el momento del paseo tenía la edad de Chloe. Sólo respiraba profundo cuando mi niña corría por los pasillos interiores del barco o en el camarote sin ventanas, donde no había posibilidad de salir a ninguna parte.

El resto del tiempo sentía una profunda ansiedad de que tropezara y terminara cayendo al mar, situación impensable para mi esposo, quien jugaba y corría despreocupado por la borda junto a la niña.

La talasofobia es un miedo persistente e irracional al océano. No es un temor al agua en sí misma. En mi caso, soy una buena nadadora en piscina. Se trata de una aversión a la oscuridad que adquieren las masas oceánicas con la profundidad y a la imposibilidad de ver los peligros que podrían emerger de los abismos marinos.

Otro temor que pueden despertar los cruceros es la acrofobia, que es el miedo a las alturas que afecta al menos a un 2% de la población mundial. Es un temor sin fundamento que se dispara al estar en borde de un precipicio, al asomarte por una ventana desde un piso elevado, en los ascensores con cristales y también en las bordas de los barcos enormes, donde hay muchos metros de distancia entre la cubierta y el nivel del mar.

Y a pesar de temer al oscuro océano y a las alturas, nunca he dejado de viajar.

La que sí mata

La muerte de Chloe ha sido estremecedora, sobre todo porque pudo haberse evitado. Sin embargo, la realidad es que los accidentes ocurren en cualquier parte.

Las vacaciones en un crucero en altamar es una de las opciones más populares y también más seguras para pasar los días libres en familia.

Si tienes temores irracionales como yo, al mar, a las alturas o a lo que sea, te recomiendo que busques ayuda profesional para enfrentarlos.

La peor opción es quedarse encerrado en casa. La Organización Mundial de la Salud ha insistido en que el sedentarismo mata. Las personas encerradas ganan peso, pierden masa muscular, retienen líquidos y se les dificulta controlar su presión arterial. Sólo hace falta activarnos para no caer en esta estadística.