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Ernesto de Hannover en serios problemas por no superar su alcoholismo

Prince Ernest and Princess Caroline of Hanover during 20th Anniversary Princess Grace Awards Gala at Waldorf Astoria Hotel in New York City, New York, United States. (Photo by Ron Galella, Ltd./Ron Galella Collection via Getty Images)
Prince Ernest and Princess Caroline of Hanover during 20th Anniversary Princess Grace Awards Gala at Waldorf Astoria Hotel in New York City, New York, United States. (Photo by Ron Galella, Ltd./Ron Galella Collection via Getty Images)

El príncipe alemán ha vuelto a demostrar que no es capaz de luchar contra su adicción al alcohol ni siquiera bajo pena judicial. Según el programa ‘Viva La Vida’, Ernesto de Hannover se ha “escapado” del centro de rehabilitación donde debía desintoxicarse.

Además de salir de la clínica, se ha ido a Ibiza con un grupo de amigos y ha sido visto bebiendo cerveza, cosa que va en contra del dictamen del juez por el cual se libró de ir a prisión. Tras su juicio por amenazar a una pareja y actuar de un modo histriónica, la justicia le condenó a 10 meses de libertad condicional en los cuales le quedaba totalmente prohibido beber alcohol.

No han pasado ni cuatro meses de aquello y ya se le ha visto consumiendo. Este acto de rebeldía (típico de Ernesto, por otra parte) podría significar su ingreso en la cárcel y es que su historial de escándalos ya supera con creces las normas de civismo más básicas.

Amenazas a unos trabajadores de su finca, a la que el juez le ha prohibido volver, de momento. Agresión con bate de béisbol a unos agentes de policía, pelea en una discoteca por la música que sonaba y un sinfín de meteduras de pata que salpican directamente a su todavía esposa, Carolina.

Lo cierto es que, aunque no se divorcia legalmente del príncipe de 67 años quizá por motivos económicos o de título, Carolina de Mónaco no aparece públicamente junto a Ernesto desde el año 2009 y eso deja claro que no guarda relación alguna con él ni con sus problemas.

Sus problemas con el alcohol y su mal temperamento empezaron en 1998 con aquellas imágenes que dieron la vuelta al mundo en la prensa amarilla cuando, “armado” con un paraguas, agredió al cámara Karsten Thuernau y fue condenado a pagar unos 6.000€ por ello.

En el año 2000 llegó la paliza que le propinó al dueño de una discoteca en Kenia porque no le gustaba el tipo de música ni las luces que tenía el local y 4 años después se produjo su sonada ausencia en la boda de los actuales reyes de España.

El paseíllo de la vergüenza que tuvo que hacer Carolina de Mónaco será siempre recordado y es que, mientras cada invitado iba con su pareja, ella fue sola mientras Ernesto dormía pasando la resaca de la borrachera que llevaba del día anterior, un bochorno.

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A todas estas salidas de tono se suman sus problemas familiares con su legítimo heredero y su hijo con quien lleva varios litigios por un castillo y propiedades.

La salud de Ernesto se resiente de su problema y ya le han operado de pancreatitis aguda el año pasado pero, visto lo visto al salir de nuevo de la clínica sin estar curado, parece que sus demonios le están ganando la batalla de la sobriedad.

La oportunidad de empezar de cero que le había dado el juez la acaba de tirar por la borda a cambio de unas cervezas en Ibiza y eso, además de afectar gravemente a su ya tocada salud, da muestra del carácter autodestructivo del príncipe y, peor aún, podría condenarle a vivir entre rejas con todo lo que ello conlleva para una persona con su problema.

En la clínica lo tenía todo, el tratamiento semanal costaba 5.000€ y podía vivir en una suite, un ático o un apartamento. Se levantaba a las 6:30 para iniciar la terapia y la combinaba con tratamientos de salud y bienestar además de sauna, piscina y un chef que cocina sano y con productos orgánicos.

Esta es la tónica de Ernesto de Hannover, un hombre que lo ha tenido todo y que se está consumiendo desde hace más de una década sin que nadie, más que él mismo, pueda ayudarle.

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