Erik Rubín y su repudiable despliegue de machismo denigrando a las mujeres que han pasado por su vida

Erik Rubín. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
Erik Rubín. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Como un fogonazo se han extendido las declaraciones que el cantante, exintegrante de Timbiriche y marido de la famosa Andrea Legarreta - con quien tiene dos hijas adolescentes - hizo durante una entrevista en el canal del YouTuber "Escorpión Dorado", en las que detalló con pelos y señales (y de la manera más vulgar) de sus supuestas aventuras sexuales con estrellas como Salma Hayek, Thalía, Paulina Rubio o Alejandra Guzmán.

Lo que ha impactado es que Rubín, que usualmente pasa desapercibido, siendo el menos carismático de los Timbiriche, que siempre había permanecido en un relativo segundo plano y que como solista solo tuvo un éxito auténtico -"Cuando mueres por alguien", que se lanzó hace 30 años-, de repente está hasta en la sopa, primero por el asalto que él y una de sus hijas sufrieron hace unas semanas, y ahora por estos comentarios pasados de tueste, que además involucran a terceras personas con quienes habría tenido relaciones sexuales.

En el caso de esta pareja mediática es casi siempre Legarreta quien da la nota, por lo regular por los comentarios que hace al aire en el programa 'Hoy', que lo mismo la han llevado a convertirse en meme de Internet - aquél desafortunado y ridículo comentario sobre los dólares y la economía -, o a tener que ofrecer disculpas y comerse sus palabras - como recientemente ocurrió cuando en redes sociales fue linchada junto con la periodista Martha Figueroa y Arath de la Torre por poner en tela de juicio la denuncia por violación de Nath Campos, lo que se interpretó como una justificación tibia del agresor, aún si esa - según Legarreta - nunca fue la intención.

Erik siempre había dado la sensación - al margen de sus apariciones en teatro musical o los reencuentros de sus compañeros de agrupación, que han tenido más éxito en sus carreras- de ser un hombre callado y de carácter más bien tibio, aunque visto lo visto, resultó ser la muestra del lugar común del "mátalas callando", como se dice en México: alguien con escasa personalidad aparente que resulta ser todo un Casanova.

Y es que así se mostró Rubín en la charla "al volante" -un fusil de las entrevistas en auto que hace James Corden en su programa de TV- con "Escorpión Dorado", el enmascarado que se ha hecho de millones de seguidores por su estilo soez y grosero de entrevistar, que bajo la protección de la libertad de expresión le ha permitido poner a sus invitados algunas veces en aprietos, aunque en el caso de Erik, él no parece en absoluto incómodo mientras le cuenta de todas sus proezas amorosas acontecidas anteriormente. Incluso, parece orgulloso de este despliegue de machismo.

No voy a reproducir aquí los comentarios que hizo el "Nete" -como lo llama Legarreta de cariño, como apócope de "Pelonete" en clara referencia a la calvicie de su consorte - al YouTuber, porque están captados en video y si usted puede aguantar las náuseas, los puede ver perfectamente y formarse una opinión al respecto.

El punto es que, con una frescura tan singular, Rubín habla de otras personas, en este caso mujeres que pasaron por su vida, sin haberles consultado, para exhibirlas como trofeos y en cierta forma dar validación a lo que sería una vida del montón de alguien que no es ni particularmente talentoso ni simpático: ¿a quién le importa si tuvo una aventura de una sola noche con Salma, cuando ella todavía no era famosa? Sus declaraciones gozosas sobre el triángulo amoroso con Alejandra Guzmán y Paulina Rubio, luciendo orgulloso de que dos mujeres se pelearan por él, y sus comentarios poco elegantes acerca de Thalía y Diego Schoening, cuya relación data de 1987 y no fue duradera, parecen una justificación de un complejo de inferioridad que descarta al mostrarse como un "irresistible".

No sé si Rubín está consciente de que lo declarado lo pinta como un hombre inseguro y peor, como un irresponsable (no importa la edad que tenía cuando hizo estas cosas; ya no era un niño) e incluso, como un hombre que manipula a sus parejas o que las objetiviza y las denigra. Este hombre tiene hijas, hijas adolescentes que ya están incursionando en el medio. Y que su padre alegremente presuma de ser un conquistador que trata (o bien, trató) a las mujeres como objetos desechables, no hace ningún bien por ellas.

¿Cómo reaccionaría Rubín (o incluso, la Legarreta), si cualquier fulano en un futuro dijera que tuvo aventuras sexuales con sus hijas, sin responsabilidad alguna? "Escorpión Dorado" le celebró sus "confesiones" y miles de hombres en redes sociales lo aclamaron como si de un héroe se tratara, pero la mayoría lo ha visto con escándalo y ridículo.

¿Vale la pena ganarse esta mala fama, de hablador y de sexista, nada más por la felicitación de unos cuantos? Más le valdría a Erik Rubin volver a ser el tipo gris e irrelevante que siempre ha sido, a la sombra de su exitosa cónyuge, en vez de quedar como ahora: un idiota que pisotea reputaciones ajenas, causando vergüenzas, solo por levantarse un poco más el ego tan enano que tiene.

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