Erick Gutiérrez, el jugador que Chivas contrató como figura y sólo ha dado problemas
Chivas apostó por Gutiérrez para ganar jerarquía en mediocampo y el resultado ha sido una decepción total en apenas dos meses.
Erick Gutiérrez llegó a Chivas con la encomienda de convertirse en una solución. Su fichaje fue extraño para los parámetros del Guadalajara, que en los últimos años ha apostado más por nombres discretos. En el pasado ya habían vivido la frustración de hacer grandes inversiones sin tener resultados buenos. Pero después de un largo tiempo de espera, y tras la final perdida ante Tigres, parecía un momento ideal para dar un golpe sobre la mesa y repatriar a uno de los mexicanos que militaban en Europa.
Gutiérrez pasó cinco años agridulces en el futbol de los Países Bajos con el PSV Eindhoven. Cuando se conoció la noticia de su traspaso, en el verano de 2018, lo normal fue pensar que podía seguir los pasos de su colega Hirving Lozano, que se adaptó de inmediato a la Eredivisie —y un año más tarde se marcharía al Napoli—. De hecho, son muy recordadas aquellas postales de ambos canteranos del Pachuca festejando goles con la fusión del animé Dragon Ball Z.
¡Nación!
Encuentren las diferencias... 😍 ⚽
Chucky, Guti, y una fusión. https://t.co/gc4pNi5n1W pic.twitter.com/SknxI06oHS— Ahora o Nunca ESPN (@ahoraonuncaespn) September 15, 2018
Pero pronto Gutiérrez se encontró con su realidad. Si en México le alcanzaba con su toque de balón para marcar diferencia, en Países Bajos tenía que dar el 200% si quería ser titular. Sus primeras tres temporadas fueron una decepción, de acuerdo con lo que se esperaba de él —y en el PSV la vara con los mexicanos siempre es muy alta—. De manera sorprendente, a partir de 2021 Gutiérrez vivió una resurrección que dejó boquiabierto a medio mundo.
Cuando parecía que más cerca estaba de volver al futbol mexicano, fue cuando en realidad mostró su mejor nivel. Y lo hizo fuera de su zona de confort, pues dejó de ser un mediocampista con buen pase, que solía aparecer en la zona intermedia del mediocampo, para convertirse en un contención con capacidad de distribución y recuperación desde la parte baja del mediocampo. Esa insólita capacidad defensiva le llevó a jugar incluso como defensor central, algo que habría resultado risible un par de años atrás.
Gutiérrez así se ganó su lugar en el PSV, en donde por fin vieron retribuida la inversión que se hizo en él. Curiosamente, cuando al fin estaba afianzado en el conjunto neerlandés, se dio su regreso a México. Pareció una decisión sensata, porque con 28 años, Gutiérrez difícilmente podría pegar el salto a un club de mayor jerarquía en Europa. Y el reto era muy evidente: llegar a adueñarse del mediocampo de Chivas, un equipo que con Veljko Paunovic vivía una evolución en todo aspecto.
Al menos así era hasta agosto pasado, cuando todo comenzó a derrumbarse en el entorno rojiblanco. La Leagues Cup, de la que se fueron eliminados en la primera ronda, fue un primer aviso. Ahí Gutiérrez se vio rebasado por el ritmo de Cincinnati FC y Kansas City. Algo andaba mal, pero tenía el beneficio de la duda por el mero hecho de que acababa de llegar. Con la Liga MX reanudada, Gutiérrez demostró que aquello no fue una coincidencia.
Pese a haber jugado en Europa durante cinco años, su falta de energía y errores lo ponen en un nivel de rendimiento incluso inferior al de sus compañeros —y entendiendo también que todo el equipo de Chivas ha bajado su nivel en este torneo—. El peor momento para el Rebaño Sagrado, derrotado 3-1 por Mazatlán en casa este martes, se vio magnificado por la lesión de Gutiérrez, que salió de cambio. Según dijo Paunovic en conferencia de prensa, Gutiérrez padece una lesión en la fascia del pie, y que no sabe cuándo volverá a estar disponible. Chivas lo trajo como figura, con la expectativa de entregarle las llaves del mediocampo y de que su experiencia europea fuera diferencial. Nada más lejos de la realidad a dos meses de distancia.
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