Enseñan a las vacas a utilizar el inodoro para luchar contra el cambio climático, y tardan menos que los niños

Una de las vacas del experimento aprendiendo a usar el baño
Crédito: Neele Dirksen, Federal Research Institute for Animal Health and Research Institute for Farm Animal Biology
Una de las vacas del experimento aprendiendo a usar el baño Crédito: Neele Dirksen, Federal Research Institute for Animal Health and Research Institute for Farm Animal Biology

¿Para qué querría nadie enseñar a unas vacas a usar un inodoro? La respuesta es realmente curiosa: para luchar contra el cambio climático. Con la idea de evitar que la orina de las vacas suponga un problema para nuestro planeta, un equipo de científicos ha conseguido entrenar a un grupo de vacas para que usen un baño, para así poder gestionar los residuos de manera más eficaz.

Ah, y las vacas, encima, han tardado menos tiempo en aprender a usar el baño de lo que tardan los niños humanos. En 15 días, y con un total de entre 20 y 25 orines, las vacas aprendían a usar el servicio.

Vamos por partes, y no hay mejor parte por la que empezar que el principio. El problema con la orina de las vacas no es la orina en sí misma. El problema es que, cuando las vacas permanecen mucho tiempo en un mismo espacio, mucho más si están estabuladas, la orina se acumula. Y esta orina contamina los suelos y termina en ríos, lagos y aguas subterráneas.

Aquí es donde empieza el problema ecológico, porque la orina contiene gran cantidad de nitrógeno. Que es el nutriente que suele limitar el crecimiento en los sistemas acuáticos. Así que la orina de las vacas acaba funcionando como un fertilizante para las algas de estos sistemas, transformando su funcionamiento ecológico y llevándolo al punto de la eutrofización.

O peor aún, si permanece en el suelo del establo y se mezcla con las heces. Porque en ese caso se forman óxidos de nitrógeno, que son potentes gases de efecto invernadero. Hasta 300 veces más potentes que el dióxido de carbono.

Ahora que ya entendemos por qué se ha entrenado a las vacas, vayamos con el cómo. Y el cómo es sencillo: igual que a cualquier otro animal. Se seleccionó un grupo pequeño de vacas - la razón la explicamos un poco más adelante - y se les enseñó a usar el baño dándoles un premio cada vez que orinaban donde debían.

Primero las dejaron en su "urinario", y cuando orinaban en el lugar adecuado se les daba un premio. Después pasaron a un entorno de mayor tamaño, pero se les seguía dando un premio cuando orinaban en el lugar correcto.

Y este lugar correcto, en realidad, era una zona ligeramente distinta del terreno, que tenía un sistema para recoger la orina y llevarla a una planta de procesado.

Suena bien, ¿verdad? Y realmente es una noticia interesante. Primero, porque demuestra que las vacas son capaces de aprender, de ser entrenadas en ciertas tareas. Pero también porque demuestra que este sistema se podría usar si se resuelven dos cuestiones.

Lo primero que hay que conseguir es un sistema que permita que la vaca reciba el premio sin que se lo tenga que dar un ser humano. Comentábamos más arriba que se habían elegido pocas vacas por una buena razón. Y es esta: que los premios los tenía que dar un ser humano, y si eran muchas vacas la cosa se complica.

Ahora, que encontrar un sistema que detecte cuándo una vaca orina en un lugar y le de un premio, no es algo técnicamente muy complicado. Esto se podría solucionar con cierta facilidad.

El segundo problema ya es más complejo. En una explotación ganadera que tenga muchas vacas, no bastaría con un único urinario. Habría que colocar varios, y dónde ponerlos y cómo distribuirlos empieza a ser un problema. Pero no sólo eso: los sistemas que recolectan la orina de las vacas tienen que estar preparados para aceptar una gran cantidad de orinas, y ese tipo de depuradoras hay que diseñarlas y dimensionarlas con mucho cuidado.

Pero al menos tenemos una herramienta potencial más para luchar contra el cambio climático: enseñar a las vacas a ir al WC

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