Encuentran un animal que sólo tiene ano cuando lo necesita

Imagen del ctenóforo Nuez de Mar. Crédito: Smithsonian Environmental Research Center [CC BY 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0)]
Imagen del ctenóforo Nuez de Mar. Crédito: Smithsonian Environmental Research Center [CC BY 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0)]

Los animales tenemos un problema, del que es difícil darse cuenta hasta que te paras a pensarlo: como tenemos tantas aberturas corporales, necesitamos gastar muchos recursos en asegurarnos de que no generan problemas. Porque claro, no vamos a generar la nariz cuando vayamos a respirar, o la uretra para orinar, y el ano para defecar.

Bueno, esto último sí. Al menos, así lo hace un animal muy particular: la nuez de mar (Mnemiopsis leidyi) tiene ano solo cuando lo necesita. Y cuando no lo está usando, carece de él. Es un caso único en el reino Animal, y que casi pasa desapercibido para los científicos.

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También es mucho más importante de lo que parece, ya que podría tratarse del paso intermedio entre los primitivos sistemas digestivos y los complejos aparatos que tenemos los animales más evolucionados.

Vamos con los detalles. La nuez de mar es el animal más antiguo que conocemos que tiene boca y – a ratos – ano. Que puede parecer algo sin importancia, pero supone un gran éxito evolutivo: te permite capturar otra presa sin haber terminado de digerir el anterior. Mejora notablemente la digestión.

Pero tiene un problema, y es que se van acumulando los desechos. Que es precisamente lo que ocurre en la nuez de mar, que se acumulan hasta hinchar el “intestino”. Y cuando esto ocurre, se acerca mucho a la epidermis – la pared del cuerpo – hasta fusionarlo. En ese momento se expulsan los desechos, creándose el ano. Y cuando se termina el proceso, desaparece la abertura.

Y un problema menos del que preocuparse. Porque aunque no nos demos cuenta, todas las aberturas corporales están protegidas de posibles ataques. Desde objetos extraños entrando por la abertura, hasta colonizaciones por parte de bacterias y otros patógenos. Tener el ano sólo cuando va a usarse te permite no dedicar recursos a protegerlo.

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La solución es bastante elegante. Pero podría tener un problema: que no se pueda hacer tantas veces como se requiera. Vaya, que para que sea útil se necesita que el ano aparezca y desaparezca tantas veces como se requiera… que es precisamente lo que ocurre en la nuez de mar.

Los adultos son capaces de generar y reabsorber el ano cada hora. Y durante las fases juveniles aún más frecuentemente, hasta diez veces por hora si fuese necesario. Vaya, que lo hacen tantas veces como se requiera, sin mayores problemas y sin dejar rastro.

Y si es tan eficaz, ¿por qué no se ha mantenido la estrategia? Las nueces de mar aún tienen cavidad gastrovascular, en contra de los animales más evolucionados que tenemos tubo digestivo. Al aparecer el tubo digestivo, la eficacia de un ano transiente – que sería el término técnico – se reduce. Resulta más apropiado mantenerlo y protegerlo que crearlo cuando se necesita.