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En un tranquilo pueblo de montaña, los atacantes pasaban desapercibidos

Por Angus Berwick RIPOLL, España (Reuters) - Los sospechosos de haber realizado el atentado más mortífero en España en más de una década eran todos hombres jóvenes que iban al colegio y jugaban al fútbol juntos, y se saltaban las oraciones en la mezquita local para pasar el rato en el bar. Los vecinos que los vieron crecer en el tranquilo pueblo de montaña de Ripoll, al pie de los Pirineos y rodeado de colinas llenas de árboles, dijeron que los jóvenes no mostraban señales de radicalización. Uno de los más jóvenes, Moussa Oukabir, de 17 años, solía ayudar a uno de sus vecinos a sacar la basura. "Eran chicos normales, venían pocas veces a rezar. No hemos pensado nunca que podría pasar esto", dijo el jefe de la asociación islámica de Ripoll, Ali Yassine. "Si yo noto algo raro, yo soy el primero que llama a la policía", añadió. Incluso antes del ataque de Barcelona, Cataluña ha sido un foco islamista en España, con más detenciones de supuestos yihadistas este año que en cualquier otra región. Pero al menos ocho de los sospechosos en Ripoll, a dos horas en coche desde Barcelona, pasaron desapercibidos y la policía ha dicho que ninguno estaba bajo vigilancia como combatientes en el extranjero. Otro nexo en las vidas de estos jóvenes era el imán local, Abdelbaki Es Satty, cuyo casero dijo que abandonó Ripoll dos días antes del ataque. La policía abatió a Oukabir, junto con otros cuatro, durante el segundo ataque en la localidad costera de Cambrils. La policía ha detenido a tres personas en Ripoll, entre ellos el hermano de Moussa, Driss. Todavía están buscando al menos a un sospechoso, Younes Abouyaaqoub, de 22 años, que se cree que fue el conductor que atropelló a la multitud en Las Ramblas matando a 13 personas, aunque las autoridades todavía no han confirmado este extremo. Los atacantes atropellaron a la gente en el famoso paseo del corazón turístico de Barcelona, dejando centenares de heridos sobre el suelo, antes de lanzar el segundo ataque en Cambrils, que mató a una mujer e hirió a seis personas más. El viernes por la noche, la policía registró un piso de Ripoll ocupado por el imán Es Satty, según una orden de registro vista por Reuters. Los medios españoles citaron a responsables oficiales sin identificar diciendo que sospechaban que Es Satty había radicalizado a los otros sospechosos, la mayoría de los cuales tenía alrededor de 20 años. El casero del piso dijo a periodistas que el martes fue la última vez que vio a Es Satty, quien le dijo que se marchaba a Marruecos. La Audiencia Nacional emitió la orden en relación con el terrorismo y autorizó a la policía a incautarse de posibles explosivos y armas. El pequeño piso, revuelto tras el registro policial, estaba salpicado de trozos de papel llenos de anotaciones garabateadas y números de teléfono. Uno de los números era de una ONG catalana que ayuda a jóvenes necesitados en Senegal. Yassine, el jefe de esta organización, dijo que Es Satty se había trasladado a Ripoll en torno a 2014 y fue el imán de la mezquita un año después. La mezquita destituyó a Es Satty como imán después de que se fuera este verano a Marruecos durante tres meses, dijo, añadiendo que no ha visto a Es Satty desde julio. Yassine dijo que desconocía lo que Es Satty hizo en Marruecos y rechazó comentar sobre si había radicalizado a los sospechosos. Dijo que no había problemas cuando Es Satty era imán de la mezquita. Yassine y otros líderes de la comunidad dijeron que los sospechosos eran chicos normales que iban a los bares del centro de la localidad y sólo iban a la mezquita para rezar "dos o tres veces". Nunca mostraron señales de radicalización, dijo Yassine. "No se sabe lo que tiene la gente en su cabeza", dijo Yassine, que dejó Marruecos para encontrar trabajo en España y ahora es decorador. "TRABAJO POR HACER" La tercera teniente de alcalde de Ripoll, Maria Dolors Vilalta, describe la ciudad de 11.000 habitantes, con sólo cuatro colegios, como un lugar donde todos se conocen. Dijo que había pocas divisiones entre los españoles y los cerca de 700 marroquíes, cuyas familias se trasladaron a la localidad en los últimos 20 años atraídos por la industria del metal. Eso ahora cambiará, dijo. "Ahora queda trabajo que hacer para volver a vivir de manera pacífica, cosa que será muy difícil por el recelo, la desconfianza, la inseguridad", dijo en una entrevista junto al monasterio de Ripoll, de siglo IX. Los marroquíes de la localidad apuntaron a la detención de una persona esta semana como una señal de la posible hostilidad futura. Mientras la policía lo metía en un coche patrulla, una multitud de residentes gritaron "asesino" y tuvo que ser contenida. Algunas de las publicaciones de los sospechosos en las redes sociales apuntan a ideas que contrastan con la opinión de los vecinos de Ripoll sobre ellos. Moussa Oukabir escribió en el sitio web de preguntas y respuestas Kiwi que si fuera el rey del mundo, lo que haría sería "matar a los infieles y solo dejar a musulmanes que sigan la religión". Su hermano Driss se entregó a la policía en Ripoll dos horas después del primer ataque, cuando vio su cara en la televisión, dijo Vilalta. Driss dijo a la policía que Moussa se había llevado su documento de identidad y por ello la policía lo había identificado equivocadamente a él como un atacante, añadió. En el piso de la familia Oukabir en una torre de viviendas junto al río en Ripoll, el precinto policial cubría la entrada, cuya puerta había sido abierta a la fuerza. Desde fuera se veían muebles, ropa y libros en el suelo. Un vecino dijo que nunca había tenido problemas con la familia y que Moussa incluso le ayudaba a sacar la basura. En el piso cercano de Driss, su hermana Fahima dijo que la familia estaba cansada y quería ser tratada con respeto y que la dejaran en paz.