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En qué se parecen las mañaneras de AMLO a los Aló Presidente de Chávez

Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador offers a press conference at the National Palace in Mexico City on May 29, 2019. - President Lopez Obrador is expected to meet IMF chief Christine Lagarde later today. (Photo by Alfredo ESTRELLA / AFP)        (Photo credit should read ALFREDO ESTRELLA/AFP/Getty Images)
Conferencia de prensa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en el Palacio Nacional el 29 de mayo de 2019. (Foto ALFREDO ESTRELLA/AFP/Getty Images)

Las conferencias de prensa diarias de Andrés Manuel López Obrador han revolucionado la comunicación política de México. Pero en países como Venezuela ya sabían lo que era tener al presencia diaria del presidente en casa.

Cada mañana, el presidente mexicano toma el control de la agenda informativa al conversar durante unos 80 minutos ante las cámaras sobre los avances de su gobierno.

Se trata de una práctica inédita en el país. "Nunca jamás un presidente de México se había prestado a un ejercicio de poder dialogar, exponerse a las críticas y exponerse a las preguntas. Es una realidad. Es algo sin precedentes", dijo el comunicador Oscar Tovar en su podcast EpicentroMX.

Tovar explicó que hasta la década de los setenta, los presidentes mexicanos no dialogaban con el pueblo y no aceptaban entrevistas. Del hermetismo total, los jefes de estado pasaron a realizar un par de alocuciones anuales para presentar sus informes de gestión.

El primer acercamiento con los medios ocurrió durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando concedía entrevistas controladas y realizaba eventuales declaraciones públicas. Esa línea informativa fue seguida por los mandatarios Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Todo cambió cuando López Obrador decidió capitalizar el enorme respaldo popular con una estrategia de contacto diario con la gente con las conferencias de prensa diarias que todos conocen como "las mañaneras", transmitidas por plataformas tradicionales como Canal Once, pero que también penetran en los electores jóvenes vía streaming por YouTube y Spotify.

Sus niveles de audiencia son tan elevados que han superado los populares programas matutinos de gigantes como Televisa.

"El pueblo soy yo"

Esa familiaridad con la figura presidencial, que era desconocida en México hasta la llegada de AMLO al poder es bien recordada por los venezolanos. Hugo Chávez, quien asumió la primera magistratura de Venezuela en 1999 con abrumador respaldo electoral, alimentó su popularidad con un maratónico programa semanal que mantuvo durante 13 años y que sólo interrumpió por el cáncer que acabó con su vida.

Lo que comenzó el 23 de mayo de 1999 como un espacio radial terminó siendo un programa televisivo de unas seis horas que acaparaba la pauta informativa, profundizaba su vínculo con las comunidades y que consolidó su imagen a nivel internacional.

La corresponsal de Telesur en México, Adriana Esthela Gómez, reconoció las similitudes de López Obrador y Chávez en el blog Notas sin pauta del periodista mexicano Arturo Rodríguez García.

"Por más que se quiera alejar de la figura del líder socialista venezolano, Hugo Chávez Frías, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene cada vez más coincidencias en las acciones y el discurso con el fallecido comandante", dijo Gómez en un texto titulado Cartas desde México.

En su mañanera del 30 de enero de 2019, López Obrador arremetió contra la multinacional Fitch Ratings luego de que bajó la calificación crediticia de petrolera estatal Pemex. “Es muy hipócrita lo que hacen estos organismos, que permitieron el saqueo, que avalaron la mal llamada reforma energética, que sabían que no llegó la inversión extranjera y que eso fue lo que produjo la caída en la producción petrolera y nunca dijeron nada, guardaron un silencio cómplice y ahora que estamos recuperando a Pemex, salen con sus recomendaciones o tratando de calificar sobre el desempeño de Pemex”, dijo el presidente.

Gómez recordó que Chávez ya se había enfrentado a las firmas calificadoras en “Aló, Presidente” luego de que coincidieran en que Venezuela era uno de los países con más alto riesgo crediticio del continente. "Me río de ellas", exclamó antes de describirlas como "instrumentos del imperialismo y capitalismo mundial” en el minuto 56 de la emisión 339 de su icónico programa.

Gómez dijo que, lejos de "demonizarlo", las semejanzas entre López Obrador y el fallecido presidente venezolano son alentadoras y comenzaron la noche del 1 de julio de 2008 cuando dijo en su discurso electoral: “Ya no me pertenezco, soy del pueblo”. Los venezolanos escucharon una frase muy similar de los labios de Chávez en 2009: “Yo no soy Chávez, yo soy un pueblo, yo no me pertenezco, yo le pertenezco al pueblo”, dijo el líder venezolano durante un encuentro con seguidores en 2009".

Para Gómez, "Venezuela es el parámetro directo para medir los pasos del sexenio de López Obrador".

¿Pacto con la gran prensa?

Otra de las similitudes entre el Aló presidente de Chávez y las Mañaneras de López Obrador es su ambigua relación con los medios de comunicación y los periodistas.

El apoyo de las televisoras comerciales y grandes medios impresos fue decisivo para el triunfo electoral de Chávez en 1998. Analistas sugieren que la estrecha relación del revolucionario venezolano con algunos dueños de medios también fue determinante en la prohibición de investigaciones periodistas que señalaban actos de corrupción del chavismo y sus testaferros.

Sin embargo, su relación con los periodistas críticos a su gestión siempre fue conflictiva al punto de descalificar o insultar a reporteros por formular preguntas incómodas.

Dicen que López Obrador habría pactado con la poderosa prensa mexicana una especie de tregua que le permita cimentar la gobernabilidad. Sin embargo, activistas y científicos sociales que apoyan a AMLO aseguran que no se trata de negociaciones turbias sino de una relación de respeto.

El sociólogo John M. Ackerman dijo en una entrevista con la periodista Adela Micha que ver al presidente como un aliado significa un cambio radical para los comunicadores, a diferencia de sexenios como el de Calderón, en el que fue vetado por promover una demanda ante la Corte Penal Internacional por el uso de las Fuerzas Armadas para combatir el narcotráfico.

Ackerman aseguró que López Obrador, de quien es amigo personal, no ha negociado con grandes medios como Televisa. "Lo que veo es un respeto del presidente a una empresa mediática importante...Me consta que no hay un pacto".

Sobre escuálidos y fifís

El presidente mexicano ya había mostrado cierta intolerancia desde su campaña hacia los periodistas críticos con sus propuestas y los calificó desde entonces como “prensa fifí", una versión mexicana de la "prensa escuálida" que desdeñaba Chávez.

En una de sus conferencias de prensa. López Obrador dijo que no se quedará callado ante esta prensa que califica de servil, a quienes responsabilizó de ayudar a golpistas durante la Revolución Mexicana. "...Le hicieron mucho daño a México, fueron los que atizaron el fuego para que se volviese cruenta la revolución mexicana y se perdieran muchas vidas humanas. Entonces, lo del fifí viene de eso, para darle una ubicación histórica, entonces eso sí se los voy a seguir diciendo, porque son herederos de ese pensamiento y desde el proceder”.

Ackerman le parece una posición sana porque no cae en la censura sino en un "intercambio transparente y directo, en un diálogo horizontal" con los periodistas.

En abril, López Obrador se mostró desconcertado ante las interrogantes formuladas en el programa en vivo por el periodista Jorge Ramos de la cadena Univisión. Primero llamó dictador a Nicolás Maduro y luego apuntó: “¿Qué va a hacer a corto plazo para que no maten a tantos mexicanos?”. AMLO rebatió incómodo las incisivas intervenciones del comunicador.

Ackerman disiente del trato de Ramos al presidente, quien piensa que todos los presidentes deben tener el mismo trato, es decir, que hay que criticar igual a Peña Nieto que a Amlo. El intelectual cree que esa posición no es correcta y comentó: "Es el mismo luchador social que antes luchaba desde las calles y ahora lucha desde el palacio nacional".

Ejércitos virtuales

Luego del debate con Ramos, AMLO cuestionó su estatura profesional y sugirió "prudencia" para evitar los ataques de sus seguidores en las redes sociales.

"Pienso que ustedes no son solo buenos periodistas, son prudentes porque si ustedes se pasan saben lo que sucede...Pero no soy yo, es la gente. No es conmigo, es con los ciudadanos que no son ciudadanos imaginarios", advirtió López Obrador.

El diario El Economista reseñó un informe del Signa Lab del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) que reveló ataques organizados en Twitter contra periodistas y medios críticos al gobierno.

El estudio “Democracia, libertad de expresión y esfera digital. Análisis de topologías en Twitter: el caso #RedAMLOve” detectó operaciones sofisticadas de "producción de narrativas políticas", basadas en el uso metodológico de etiquetas como #Chayoteros o #PrensaFifí.

En México, un periodista “chayotero” es el que recibe sobornos a cambio de callar información comprometedora para los factores de poder. También si favorece a una personalidad o corriente política por dinero

Para los periodistas como Oscar Tovar es peligroso que López Obrador se deslinde de los ejércitos cibernéticos que defienden su gestión.

"Es el primero en tener descalificativos hacia los periodistas en un país donde hay altos índices de asesinatos de periodistas, solo comparable con países que están en guerra".

El uso de herramientas digitales para crear tendencias con contenidos políticos es de vieja data en Venezuela. Chávez fue el primer líder latinoamericano en aprovechar su carisma en las redes sociales. Su cuenta de Twitter @Chavezcandanga aún permanece activa y cuenta con 4 millones de seguidores seis años después de su muerte.

Durante su gobierno desarrolló un ejército online que denominó "clarines digitales", en alusión a las órdenes de artillería que se comunican con el toque del clarín. Andrés Izarra, el ministro para la Comunicación e Información de Chávez en 2012, dijo que usarían el poder de las redes sociales para impulsar el mensaje con miras a las elecciones del 7 de octubre del 2012, que se empeñó en conquistar aunque estaba gravemente enfermo.

En 2019, el uso de perfiles falsos para crear enfrentamientos y fijar posiciones políticas es una práctica común en Latinoamérica.

Entre la información y la propaganda

Falta mucha tela que cortar para determinar si López Obrador logrará el éxito rotundo que tuvo Chávez detrás de los micrófonos. También falta mucho para saber si un eventual aumento de los niveles de aceptación lo acercará o alejará de las bases que lo llevaron al poder

Más allá del buen ejercicio democrático de aparecer a diario ante las cámaras, algunos periodistas mexicanos han expresado que esperan un ejercicio real de intercambio de ideas y de libertad de expresión, no sólo un guión de los mensajes que a López Obrador le interesa expresar.

A diferencia de Chávez, que apoyaba el periodismo ciudadano y las radioemisoras comunitarias, el equipo de López Obrador exigen una experiencia laboral de 3 años y contar con una nutrida lista de seguidores en las redes sociales para asistir a las mañaneras.

Los críticos han señalado que esa regla no fue cumplida por uno de los pocos comunicadores elogiados en público por AMLO luego de atacar las preguntas de Ramos.

Se trató del Marco Antonio Olvera, quien, según la periodista Ana Paula Ordorica, "es conocido en los medios de comunicación por ser quien gestiona entrevistas con diversos políticos, la mayoría afines al PT, Morena, o bien figuras ligadas a la izquierda mexicana".

En un artículo de opinión publicado en la edición en español del New York Times, Ramos señaló que a pesar de su impaciencia con la prensa, López Obrador no se parece en nada a Donald Trump y ni Nicolás Maduro. El primero lo expulsó de una sala de prensa y el segundo le incautó los equipos y lo echó de Venezuela. AMLO aguantó sus preguntas durante casi 20 minutos.

"Está claro: México no es ni será Venezuela y AMLO no tiene nada que ver con Maduro. Ni con los desplantes racistas y xenófobos de Trump. Pero el presidente de México no tiene por qué descalificar a periodistas que cuestionan su labor; ese es precisamente nuestro trabajo", escribió Ramos.

Otras voces difieren. El escritor peruano Mario Vargas Llosa opinó recientemente que López Obrador "se parece cada vez más a Chávez".

Por ahora, las mañaneras siguen dando de qué hablar a los mexicanos desde temprano. Todos con los ojos puestos sobre AMLO.